jueves, 1 de mayo de 2025

PELIGRO AL COMER

Hace unos días observaba en un restaurante como una mamá le ponía al frente y sobre la mesa un teléfono celular a un niño no mayor de 2 años aproximadamente. Deduje que ella lo hacía para mantenerlo tranquilo y que así pudiera comer sus alimentos, sin darse cuenta en el gran riesgo que corría el infante al estar absorto a la pantalla mientras comía.

¿Por qué digo gran riesgo? ¿Qué peligro puede haber que el niño mientras come vea una pantalla?

Al estar el niño atento a la pantalla, puede no masticar correctamente y atragantarse, situación que condiciona una interrupción de la respiración y en consecuencia asfixia.

Y es que, en la actualidad, es algo común que a los niños se les den pantallas y equipos electrónicos desde muy temprana edad, práctica incorrecta e incluso peligrosa.

La OMS recomienda evitar que niños menores de dos años usen pantallas. Para niños de 2 a 5 años, se sugiere un máximo de una hora de uso de pantalla al día, y cuanto menos, mejor. Es importante que los padres acompañen a sus hijos en el uso de pantallas, eligiendo contenido de calidad y fomentando otras actividades saludables.

Independientemente del retraso en el desarrollo en las habilidades de comunicación, alteraciones en la motricidad fina y daños oculares, el uso de pantallas son un factor de riesgo para accidentes por asfixia, así como ingesta inadecuada de alimentos.

Es muy común qué en mi práctica médica, las mamitas lleguen a consulta porque sus hijos no quieren comer o comen poco y me solicitan vitaminas o medicamentos que les “abra el apetito”. Sin embargo, al indagar en la dinámica de la alimentación, la gran mayoría de las veces refieren que acostumbran darles teléfonos o tablets para mantenerlos tranquilos.

Después de un análisis de cada paciente, la conclusión es: ¿quiere que su hijo coma? ¡Quítele las pantallas electrónicas al momento de las comidas!

Y esto tiene una explicación:

Al estar los niños distraídos mirando las pantallas, comen más lentamente, espaciando el tiempo entre bocado y bocado lo que condiciona que su cerebro reciba una señal incorrecta de saciedad.

Pongo como ejemplo el hecho de estar comiendo y a la mitad de la comida, llega alguna persona a tu casa y en lo que la atiendes o despides, al regresar a comer has perdido el apetito. Es la falta de continuidad en la ingesta de alimentos lo que provoca esa sensación de saciedad.

Así mismo, es importante saber y entender que los niños no pueden comer igual que un adulto. La cantidad es diferente y la manera también.

Es importante que los bocados sean pequeños para que puedan masticarlos correctamente y en consecuencia tragarlos sin riesgo. Un bocado grande tiene mayor riesgo de atragantamiento.

Así mismo, si la comida es seca, es importante que el niño tome sorbos de agua que le permita deglutir más fácilmente los bocados.

De ninguna manera es recomendable dar a los menores de edad refrescos embotellados, ya que tienen un alto contenido calórico, mismo que no es benéfico para la salud. Lo mismo aplica para jugos y néctares envasados.

Con respecto a los alimentos chatarra, los niños menores de 5 años, no deben consumir caramelos o dulces de pequeño tamaño, ovalados o redondos, ante el riesgo de asfixia o broncoaspiración, independientemente del inadecuado aporte nutricional por el alto contenido calórico.

Era el año de 1912 cuando se inventaron los caramelos Life Savers (Salvavidas en español) por Clarence Crane. Él, desarrolló esta marca de dulces como una alternativa práctica a los caramelos duros tradicionales, especialmente durante el verano, ya que resistían mejor el calor que el chocolate.

Sin embargo, este invento tuvo un beneficio adicional inesperado: Al tener un orificio por el centro, se disminuía el riesgo de asfixia, pues al atragantarse, este orificio permite el paso de aire a los pulmones. Caso interesante.

Algo similar sucede con las frutas y verduras. Éstas, crudas o cocidas, deben ser cortadas en tamaño pequeño y de preferencia de manera lineal, a fin de evitar atragantamientos y accidentes por asfixia.

Una de las preguntas más comunes en mi consulta de los papás primerizos es ¿Cuándo debe iniciar la alimentación sólida el bebé?

La respuesta es a los 6 meses, y es la dentición que nos indica que el bebé ya puede alternar la lactancia materna con alimentos sólidos.

Sin embargo, la deglución se considera mejor dominada en los niños entre los 2 y 6 años de edad, cuando la función masticatoria se desarrolla y la deglución se vuelve más consciente y voluntaria. A esta edad, el niño pasa de la deglución visceral (que se desarrolla en bebés) a la deglución somática (similar a la de los adultos) y en consecuencia ya pueden comer solos, aunque siempre será necesaria la vigilancia de un adulto, situación que en ocasiones, no se le da la importancia real al momento de la ingesta de alimentos.

El sentido del gusto comienza a desarrollarse en el útero, desde las primeras semanas de gestación, con la formación de las papilas gustativas. Al nacer, el bebé ya puede distinguir entre sabores dulces, amargos y ácidos, prefiriendo los dulces como los de la leche materna.

A partir de los 6 meses, con la introducción de alimentos sólidos, el sentido del gusto se sigue desarrollando y el bebé comienza a experimentar y aprender sobre una variedad de sabores, por lo que es importante evitar condimentar o endulzar los alimentos que se les otorga.

Lo que para nosotros puede saber desabrido, para el bebé será de buen sabor. Mientras más dulce o salado se le de al niño, más querrá comer de esta manera con el riesgo de adquirir malos hábitos alimenticios, así como una selectividad hacia alimentos muy condimentados que puede causar disminución del apetito cuando se ofrecen alimentos poco condimentados o poco azucarados. Es lo que se conoce como niño melindroso, que se caracteriza por ser muy quisquilloso con la comida, rechazando o siendo reacio a probar alimentos nuevos o diferentes a los que ya consume.

Por todo lo anterior, es importante que al momento de comer y antes de los 2 años de edad en especial, a los niños no se les den pantallas electrónicas como método de distracción para que coma.

De igual manera, no es adecuado obligarlos a comer o regañarlos, ya que se pondrán a llorar, causándose una retroalimentación negativa que asocia el llanto a los momentos de alimentación y que pueden favorecer trastornos alimentarios.

Los niños aprenden lo que los papás les enseñan por eso hay que enseñarlos a comer, masticar y tragar correctamente.

Papás y personas a cargo de niños: Proporcionen hábitos sanos y maneras correctas al momento de comer, sin distractores y con la alimentación adecuada y acorde a la edad para que los niños tengan un buen apetito y un adecuado crecimiento.

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de mayo del 2025

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martes, 1 de abril de 2025

UÑERO

El uñero, cuyo nombre médico es Paroniquia, también conocida como uña enterrada, uña encarnada o panadizo, es una infección de la piel alrededor de las uñas, que puede ser aguda o crónica y suele causar dolor, enrojecimiento, hinchazón y, a veces, pus.

Es una patología por la cual los pacientes habitualmente no acuden al médico, sino hasta que ya ha avanzado la enfermedad y han agotado todos los remedios caseros posibles.

Este problema se origina por la onicocriptosis, que consiste en el crecimiento inadecuado de la uña del dedo gordo del pie (primer ortejo), misma que se incrusta en los tejidos blandos que la rodean, causando lesiones e infecciones secundarias, sumamente dolorosas e incapacitantes.

Es más frecuente en los varones jóvenes; sin embargo, conforme avanza la edad se va haciendo proporcional al sexo femenino.

El 20% de los pacientes que padecen onicocriptosis la pueden tener en ambos pies.

La onicocriptosis se produce por malos hábitos del paciente, como puede ser el uso de calzado inadecuado (zapatos de punta o de horma estrecha), mal corte de las uñas (cortar las uñas muy pequeñas en las esquinas), mala higiene de los pies, golpes directos al dedo, practicar deportes, etc.

De igual manera, ciertas enfermedades pueden provocar este problema, como son las causadas por hongos, bacterias, virus, entre otros agentes etiológicos, así como tumores que aparecen comúnmente en el tejido cercano a la uña, enfermedades sistémicas como insuficiencia pulmonar, renal o hepática; además de trastornos circulatorios.

Este tipo de lesiones se complican porque el paciente empieza con los clásicos remedios caseros, como por ejemplo colocar Tiosalicilato de Etilmercúrico rojo mejor conocido como Merthiolate®, que tiene una acción bacteriostática, es decir que impide que la bacteria se reproduzca, envejeciendo y muriendo, lo que ayuda al control de la infección. Sin embargo, la manipulación de la lesión obstaculiza su mejoría; así mismo, el color de tintura que contiene el Merthiolate® hace que el paciente piense que sea parte del medicamento y éste le impide ver el avance de la enfermedad.

Un error que comúnmente se comete es dar antibióticos sistémicos (tomados o incluso inyectados) sin hacer curetaje de la uña en la cual es necesaria una matricectomía, pues, aunque la infección se puede detener, la uña sigue provocando daño en los tejidos blandos con la persistencia de la inflamación y de la infección.

Los vecinos, la familia, los compañeros de trabajo y los amigos dan opiniones médicas (sin ser médicos) que condicionan la complicación del problema. Incluso en la televisión se anuncian gotas mágicas capaces de desenterrar una uña encarnada. Todo lo anterior sólo retrasa el proceso de curación.

Lo más adecuado es hacer un curetaje bajo anestesia intraarticular, previa asepsia y antisepsia, así como realizarse por personal de salud capacitado.

Una uña encarnada mal tratada puede condicionar infecciones graves como la osteomielitis (infección del hueso) que incluso provocarían la pérdida del dedo.

Los pacientes diabéticos de larga evolución tienen un riesgo mayor de que una uña encarnada se convierta en una infección severa, que al paso del tiempo conlleva a una amputación por una necrobiosis o pie diabético.

La prevención es un punto muy importante. El corte de las uñas debe ser recto. Se sumergen los pies en agua caliente jabonosa a fin de reblandecer las uñas y poder cortarlas de forma fácil y adecuada. No es recomendable arrancar los “pellejos o padrastros”.

Las personas con abdomen prominente como las obesas, las embarazadas o con problemas de columna, deben ser asistidos por otras personas en el corte y aseo de las uñas, esto por la dificultad de flexionar la cintura para cortarse las uñas de forma correcta.

Lo mismo aplica para los adultos mayores, con capacidades diferentes o impedidos por alguna situación.

En caso de presentarse sangrado al momento del corte, lava muy bien la herida, y aplica sustancias bactericidas o microbicidas como lo son la Yodopolividonael (yodo), Cloruro de Benzalconio, Agua oxigenada o una Solución de Súper Oxidación.

Un excelente antiséptico, que además es económico y fácil de encontrar, es el agua oxigenada y puedes aplicarlo de forma inmediata en la herida y te aseguro que ésta no se va a infectar, siempre y cuando realices la higiene correcta.

Una uña encarnada puede ser un gran problema si no se atiende a tiempo. En México la mayoría de las personas que se anuncian como podólogos, no son médicos, son personal técnico capacitado en la atención de problemas simples de los pies. Al no ser médicos, no pueden prescribir antibióticos, pues éstos sólo se surten en las farmacias con receta médica. La mejor forma de saber quién es el que te atiende es revisando su cédula profesional en la página de la Secretaría de Educación.

Recuerda, los pies también son importantes ya que te llevan a donde tú quieras ir.

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de abril del 2025

 

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sábado, 1 de marzo de 2025

HIGADO GRASO

El hígado graso, o esteatosis hepática, es una enfermedad asintomática en sus etapas iniciales, la cual es cada vez más frecuente por su asociación a la obesidad.

Pero antes de hablar de esta enfermedad, conozcamos al hígado.

El hígado es una glándula mixta que tiene funciones tanto endocrinas como exocrinas; es la más grande del cuerpo, la cual se encuentra situada en la parte superior derecha del abdomen, debajo del diafragma y por encima del riñón derecho y los intestinos. Está formado por dos lóbulos, el derecho y el izquierdo, que a su vez están conformados por miles de lobulillos o tubos que se van conectando a otros más grandes para formar el conducto hepático común. Este conducto hepático, transporta la bilis hacia le vesícula biliar y el duodeno.

 El hígado es un órgano de color marrón rojizo que tiene múltiples funciones que permiten el desarrollo armonioso de nuestro organismo preservando la salud.

Dicho órgano se encarga de producir y transportar la bilis, misma que forma parte de los jugos gástricos que se utilizan para digerir los alimentos. La bilis debe su color amarillo a la bilirrubina que es producto de la desintegración de los glóbulos rojos.

También metaboliza los carbohidratos, grasas (lípidos) y proteínas del cuerpo para convertirlos en energía.

Además, tiene funciones de almacenamiento del hierro, glucógeno y vitaminas. De igual forma, sintetiza la urea a partir del amonio.

Como podremos observar, el hígado tiene importantes funciones de desintoxicación, desecho y productor de energía en nuestro cuerpo.

El hígado graso, afectación que sufre este órgano, se presenta por la acumulación de células grasas en el hígado que le causan una inflamación crónica que puede condicionar endurecimiento del mismo y producir enfermedades como la cirrosis, fibrosis o tumores hepáticos.

Puede ser de origen alcohólico (por el consumo en exceso de alcohol), o bien, o no alcohólico.

Cómo ya mencioné, al principio el hígado graso es asintomático, pero con el paso del tiempo puede presentar síntomas sutiles como dolor abdominal leve y cansancio.

Su diagnóstico habitualmente es fortuito y se realiza con ultrasonido abdominal, aunque también, la alteración de las funciones hepáticas por elevación de transaminasas y bilirrubinas nos pueden hacer sospechar de su presencia.

Las transaminasas o aminotrasferasas, son enzimas que se encuentran en el hígado, los músculos, los riñones y el corazón. Su función es transferir un grupo amino de una molécula a otra. El hígado utiliza las transaminasas para sintetizar y descomponer aminoácidos, con la función principal de convertir moléculas para el almacenamiento de energía. Las concentraciones de estas enzimas en sangre son generalmente bajas, pero ante ciertas patologías pueden aumentar y servir como marcador para el diagnóstico temprano.

Existen condiciones de salud que se asocian con la presencia del hígado graso como lo es la obesidad, diabetes mellitus, dislipidemia metabólica relacionada con los lípidos y colesterol, pérdida rápida de peso, el uso de ciertos medicamentos (como los glucocorticoides o cortisonas) y/o la exposición a petroquímicos.

La clasificación de Brunt, es una escala que se utiliza para catalogar el hígado graso en base a la presencia de grasa, la inflamación hepática y la fibrosis hepática.

Tomando como parámetro la presencia de grasa (esteatosis) se clasifica en Grado 0 (no esteatosis), Grado 1 (menos del 33 por ciento), Grado 2 (del 33 al 66 por ciento) y Grado 3 (más del 66 por ciento).

Mientras más alto es el grado, mayor inflamación y en consecuencia mayor riesgo de fibrosis o endurecimiento del hígado, mismo que provoca una disminución de sus funciones.

Hecho el diagnóstico, es de suma importancia modificar el estilo de vida y los hábitos alimenticios a fin de tratar de revertir este problema.

Se recomienda bajar de peso con una dieta balanceada, baja en grasas de origen animal y carbohidratos, ejercicio aeróbico ininterrumpido por 30 minutos como mínimo, todos los días. Mejorar los niveles de colesterol, glucosa y la presión arterial, así como evitar el consumo de bebidas alcohólicas o altas en azúcares, y medicamentos como los esteroides.

Existen sustancias que pueden coadyuvar en el tratamiento del hígado graso como la silimarina, también llamada silibinina o la ademetionina, fármacos que bloquean la captación de sustancias tóxicas (como amatoxina, que es la principal toxina de Amanita phalloides) por las células del hígado, consiguiendo la reducción de la concentración de sustancias tóxicas en las células hepáticas y, por tanto, su toxicidad.

Cabe recalcar que estas sustancias ayudan, pero no son mágicas y es totalmente necesario cambiar hábitos alimenticios y evitar el sedentarismo, pues de lo contrario, aun utilizando estos medicamentos, la enfermedad puede seguir aumentando, provocando inflamación crónica y fibrosis que pueden derivar en las enfermedades hepáticas ya mencionadas previamente (cirrosis, fibrosis o tumores hepáticos), que a su vez derivan en una insuficiencia hepática, la cual es una etapa terminal en la que el hígado falla presentando elevación de la bilirrubina y transaminasas, así como trastornos de coagulación.

También se puede presentar una hipertensión portal (aumento de la presión en la vena porta, que es una vena que pasa por el hígado) y que a su vez condiciona várices esofágicas que al romperse causan sangrado de tubo digestivo alto.

Si tienes sobrepeso u obesidad, malos hábitos alimenticios, enfermedades crónico degenerativas como la diabetes o hipertensión arterial, ingesta de alcohol, es importante acudir a una revisión médica preventiva, que implicará la realización de estudios de laboratorio y ultrasonido abdominal.

 

Recuerda, más vale una detección oportuna que una complicación irreversible ¡Acude a tu médico!

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de marzo del 2025

 

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sábado, 1 de febrero de 2025

APENDICITIS

En este año, la enfermedad que más se ha buscado por la web es la APENDICITIS, urgencia quirúrgica que de no ser atendida a tiempo o al ser mal diagnosticada y en consecuencia mal tratada, puede causar la muerte.

Tenía 18 años de edad y cursaba el 1er año de la carrera de medicina, misma que estudié en la Universidad Autónoma de Yucatán, UADY por sus siglas, cuando una mañana desperté con dolores abdominales intensos que no cedieron a la ingesta de analgésicos (autoprescritos) y que por el contrario iban en incremento, en intensidad y duración. El diagnóstico final: APENDICITIS, de la cual afortunadamente sólo tengo una fea cicatriz.

¿Qué es la APENDICITIS?

Es una inflamación del apéndice cecal o vermiforme el cual es un órgano en forma de dedo que se encuentra en la primera parte del intestino grueso, cerca del final del intestino delgado, localizado la parte inferior derecha del abdomen.

El apéndice es un órgano tubular que se encuentra en el intestino grueso que produce y protege bacterias buenas (microbiota intestinal), además participa en la producción de anticuerpos como parte de la función del sistema inmunitario.

¿Cómo se produce la APENDICITIS?

La APENDICITIS se produce cuando se obstruye la luz apendicular, lo que provoca un aumento de la presión interna del apéndice. Esto se debe a la acumulación de moco y a la poca elasticidad de la serosa. Esta obstrucción también se puede originar por la presencia de fecalitos (fragmentos de heces duras que pueden causar obstrucción), lombrices (como el oxiuro y áscaris) o semillas según refieren estudios de investigación realizados.

¿En quién es más común la APENDICITIS?

La apendicitis es más común en personas entre los 10 y los 30 años de edad. Sin embargo, puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque en niños pequeños es más difícil de diagnosticar clínicamente.

¿Cuáles son los síntomas de la APENDICITIS?

  • Dolor abdominal, que puede ser repentino y comenzar en el ombligo o en el lado derecho del abdomen, siendo éste el síntoma más común de la apendicitis.
  • Dolor que empeora al toser, caminar, realizar otros movimientos bruscos o maniobras de valsalva como lo es pujar.
  • Náuseas y vómitos.
  • Pérdida de apetito.
  • Fiebre baja (febrícula) que puede aumentar a medida que empeora la enfermedad.
  • GasesEstreñimiento o diarrea
  • Distensión o inflamación del estómago y del área abdominal.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de APENDICITIS?

En pacientes que no han tomado medicamentos y con los síntomas arriba descritos, el médico puede establecer un diagnóstico presuntivo con la exploración clínica. Este diagnóstico lo confirma con la realización de estudios de laboratorio (sangre y orina), así como Ultrasonido abdominal o Tomografía computarizada. Este último estudio se realiza en casos complicados o enmascarados.

Debido a la cultura de automedicación y a la disponibilidad de medicamentos de libre venta en nuestro país, el diagnóstico puede ser más complicado ya que el estar tomando analgésicos e incluso antibióticos, se pueden enmascarar o borrar los síntomas iniciales, hasta que llegue el punto de que se presente una complicación que evidencie la enfermedad, pero poniendo en riesgo la vida.

¿Cuáles son las complicaciones de la APENDICITIS?

Entre las más comunes se encuentra la PERITONITIS y el ABCESO APENDICULAR.

La Peritonitis es una infección grave que se propaga en el abdomen y se produce cuando el apéndice se perfora y libera bacterias en la cavidad abdominal.

El Absceso Apendicular es una acumulación de pus que se forma en el abdomen y se trata drenando el absceso con una sonda y aplicando antibióticos en un período de hospitalización. Una vez que la infección haya desaparecido, se extirpa el apéndice.

Mientras más avanzada o complicada se encuentre la APENDICITIS, mayor es el riesgo de complicaciones postquirúrgicas, como la dehiscencia por infección de la herida o incisión quirúrgica, absceso intraperitoneal, hemorragias, obstrucción intestinal, fístulas estercoráceas (conexión anormal entre el intestino grueso y la piel que permite que las heces salgan al exterior) o evisceración o eventración (salida de los intestinos fuera del abdomen por la herida quirúrgica).

¿Cuál es el tratamiento de la APENDICITIS?

El tratamiento es exclusivamente quirúrgico. La APENDICITIS no se cura tomando únicamente antibióticos. El uso de éstos en etapas iniciales o por autoprescripción sólo complicará la enfermedad y retrasará su correcto diagnóstico.

Las apendicectomías (cirugías por apendicitis) en la actualidad se realizan con procedimientos quirúrgicos laparoscópicos, que favorecen una rápida recuperación y una cicatriz mínima. Sin embargo, se debe tener en cuenta que una cirugía laparoscópica puede terminar en cirugía abierta, dependiendo de las complicaciones encontradas.

Cuando la apendicitis se trata adecuada y oportunamente, la recuperación es rápida y se pueden retornar a las actividades en 2 a 4 semanas dependiendo del caso.

Recuerda que el diagnóstico oportuno favorece una cirugía con menos riesgo y una pronta recuperación.

No te automediques y mucho menos le des medicamentos a niños pequeños cuando existe dolor abdominal. Es necesaria la valoración de un médico.

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de febrero del 2025

 

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miércoles, 1 de enero de 2025

HERIDAS

Es muy común hacerse heridas y lesiones durante la cotidianidad de la vida. En el hogar, en el trabajo, en lugares de esparcimiento, en el campo. En todos lados podemos sufrirlas.

Un aliado que nos protege de las lesiones es la piel, órgano vivo, flexible, resistente, impermeable y con capacidad de regenerarse.  

En una persona adulta que se encuentra con un índice de masa corporal adecuado (que no tiene sobrepeso u obesidad), la piel tiene una superficie aproximada de 2 metros cuadrados con un peso variable entre 3.5 a 5 kilogramos dependiendo del género. La piel más gruesa y resistente se encuentra en las palmas de las manos y las plantas de los pies. En estas zonas, la epidermis, la capa más externa de la piel, puede llegar a tener un espesor de 1 a 5 mm, mientras que en el resto del cuerpo es de alrededor de 0,1mm.

La piel de otras zonas, como la cara, los pliegues y las zonas de flexión y extensión, es más fina. La piel que rodea los ojos es especialmente delicada y necesita un cuidado apropiado.

También en nuestro organismo contamos con otra barrera de protección, la cual recubre los órganos internos y los orificios del cuerpo. Este recubrimiento de tejido húmedo se conoce como mucosa, mismo que se encuentra en las cavidades y conductos como la nariz, la boca, los pulmones, el tracto digestivo, las vías urinarias y genitales. Su función es proteger y secretar mucosidad, un líquido espeso y resbaloso que las mantiene húmedas.

Una herida se define como un daño a la piel o mucosa que provoca una solución de continuidad, causada por accidentes, caídas, golpes, quemaduras, armas u otras circunstancias. Las heridas también pueden ser causadas por procedimientos médicos, tumores o crecimientos, presión o compresión en áreas óseas.

Las heridas llegan a considerarse graves dependiendo de su profundidad, extensión, localización, suciedad, cuerpos extraños o signos de infección.

Al ser vulnerada la defensa protectora de nuestro cuerpo, se expone el tejido vivo a la entrada de bacterias y hongos. Estos últimos pueden entrar en la piel de varias maneras: por contacto directo (Al entrar en contacto con personas o mascotas infectadas) o por contacto indirecto (Al entrar en contacto con elementos como por ejemplo máquinas para cortar el cabello, cabello de personas infectadas, duchas o pisos de duchas, zapatos, calcetines, etcétera).

Con respecto a las bacterias, éstas pueden causar infecciones en la piel, ya sea en un plano superficial o bien, afectar capas más profundas.

Las bacterias más comunes que causan infecciones en la piel son los estafilococos y los estreptococos.

La mayoría de las veces, las bacterias que se encuentran en la piel como parte de la microbiota normal, no provocan problemas o causan infecciones relativamente menores. Sin embargo, algunas bacterias pueden provocar infecciones cutáneas, como el impétigo, la foliculitis, la forunculosis, el ántrax, los abscesos cutáneos, la celulitis y la erisipela,  sin necesidad de una herida evidente.

Ya sabiendo todo esto ¿Qué debo hacer si sufro una herida?

Para tratar heridas en la piel, puedes seguir lo siguiente:

Lava las heridas con agua y jabón o un limpiador antibacteriano para evitar infecciones de manera inicial.

Las heridas en úlceras venosas, heridas crónicas como las del pie diabético, quemaduras superficiales de primer y segundo grados, entre otras lesiones graves, no deben limpiarse con jabón, alcohol, agua oxigenada o inyectable, porque retrasan el proceso de cicatrización debido a que provocan daño celular en la piel.

No es recomendable aplicar alcohol directamente a las heridas, pues independientemente del ardor que causa, no elimina las bacterias, únicamente destruye la capa protectora de muchas de éstas. Es mucho más efectiva el agua oxigenada o las sustancias antisépticas que contienen Hipoclorito de sodio, Ácido hipocloroso, Cloro libre, Agua superoxidada y Oxígeno entre otros.

En algunos lugares se suele aplicar el jugo de cítricos, en especial el limón como sustancia antibacterial. Esta práctica puede ser útil como medida emergente ya que la vitamina C presente en los limones, estimula a que el sistema de defensa de nuestro cuerpo cure las heridas más rápido. Además, este importante nutriente es fundamental para proteger los tejidos, desinflamar las lesiones y golpes.

La violeta de genciana es un colorante antiséptico que se usa en las comunidades rurales para tratar heridas, quemaduras, infecciones orales, y algunas lesiones cutáneas. Su uso en la actualidad es poco común, además de que dificulta la vigilancia de la evolución de la lesión, pues su color azul no permite ver uno de los datos de infección inicial en las lesiones como lo es el rubor (enrojecimiento).

El Benzalconio, conocido comercialmente como Merthiolate o Mertodol se usa de manera tópica como antiséptico y desinfectante. Actualmente su uso es en menor porcentaje debido al ardor que causa su aplicación y ha sido reemplazado por las soluciones antisépticas comerciales (con los componentes ya comentados) que no producen ardor.

Por tradición cultural se utilizan cataplasmas (tópico de consistencia blanda que se aplica para efectos medicinales), que en muchas ocasiones son más perjudiciales que benéficos. Entre las sustancias que se encuentran como cataplasmas tenemos el café en polvo, excremento de paloma u otros animales, aloe vera, corteza y hojas de árboles, barro y muchos otros dependiendo del área geográfica. Está práctica no es recomendable.

Después de lavar la herida, se debe detener el sangrado. Esto se realiza haciendo compresión suave con una venda, tela limpia o gasas. Se recomienda aplicar presión directa y constante durante 15 minutos, además de elevar la zona. Es importante resistir la necesidad de mirar la herida después de unos minutos para ver si el sangrado se ha detenido, ya que al hacer esto, el flujo de sangre rompe el coagulo formado y el sangrado se vuelve activo.

Si la sangre emana de la herida de forma continua, hablamos de un sangrado venoso que puede ser controlado con compresión. Por el contrario, si el sangrado se presenta de manera pulsátil, nos habla de un sangrado arterial que amerita compresión con vendaje en lo que se recibe lo más pronto posible atención médica. No es recomendable el uso de torniquetes si no se tiene preparación o experiencia para hacerlo.

Es importante evaluar la longitud y profundidad de la lesión, su tipo de sangrado (arterial o venoso) y la parte del cuerpo lesionada, para determinar si necesita atención médica inmediata o puede tratarse de manera ambulatoria (en el hogar o donde se encuentre la persona).

Dependiendo de su longitud o profundidad puede necesitar puntos de sutura que ayuden a una pronta mejoría. Una herida con más de 6 horas de evolución (tiempo que ha pasado desde que se produjo) NO SE DEBE SUTURAR, pues tiene un gran riesgo de dehiscencia o infección.

Así mismo, durante el proceso de cicatrización, se debe observar el color, la temperatura o el aumento del volumen de la herida (rubor, calor, dolor) como datos de infección para acudir a valoración médica inmediata.

Existe la creencia de que ciertos alimentos retardan la curación de las heridas, como el frijol, huevo, chile, leche entre otros, pero esto no es así.

Los alimentos que pueden retrasar la cicatrización son aquellos que contienen altas cantidades de grasas, azúcar y sal, y que tienen bajo contenido de nutrientes, por lo que se recomienda una alimentación sana y balanceada.

Un aspecto fundamental para la curación o cicatrización de las heridas es el sistema inmunológico.

Por lo general, los pacientes diabéticos, oncológicos, asmáticos, renales, con uso crónico de esteroides o depresores del sistema inmunológico, tienen un riesgo elevado de complicación o retardo en la curación de las heridas. Por eso es necesario informar al médico tratante de las condiciones de salud o medicamentos utilizados, a fin de recibir indicaciones médicas que favorezcan la sanación.

En síntesis, es imprescindible tener en casa un botiquín de primeros auxilios que nos permita atender de manera inmediata las heridas. Así como evaluar una pronta atención médica dependiendo de las características de la lesión y sobre todo ¡No ahorrar en salud!

Más vale una atención oportuna que una complicación que afecte nuestra economía, nuestra capacidad física o incluso nuestra vida.


Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de Enero del 2025

 

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domingo, 1 de diciembre de 2024

SEÑALES DEL CUERPO

 El cuerpo, una máquina maravillosa que tenemos la obligación de mantener en buen estado.

Me resulta increíble recibir en la consulta a pacientes que llevan más de 10 años sin acudir al médico. Y me pregunto: ¿Cómo es posible que te preocupes por llevar tu auto al servicio cada 5 o 10 mil kilómetros y con tu cuerpo no tengas ese cuidado?

Bajo el argumento de que no me siento mal o no estoy enfermo, las personas no acuden a un chequeo anual rutinario. También puede ser por desidia, ahorro mal entendido, temor a enterarse de que está enfermo o por estarse automedicando.

Sea cual sea la causa, no acudir al médico de forma rutinaria o atendiendo las señales del cuerpo, es un gran error.

Desde que nacemos, nuestro cuerpo empieza a envejecer, a presentar cambios a nivel celular, como lo es la Apoptosis que consiste en un proceso natural de muerte celular programada que el cuerpo utiliza para eliminar células innecesarias o anormales. Se trata de un tipo de muerte activa a lo largo de toda la vida que involucra la utilización de energía, actividad metabólica y, en ocasiones, síntesis proteica.

Es por eso que debemos estar vigilantes de los indicios que nuestro cuerpo manifiesta y asumir una actitud preventiva que nos permita gozar de buena salud y, en consecuencia, tener una mejor calidad de vida.

En muchas ocasiones he atendido pacientes que iniciaron con síntomas leves, los cuales no tomaron en cuenta, los minimizaron, se automedicaron, decretaron que no tenían nada, pero simple y sencillamente los dejaron avanzar.

Cuando escucho esas respuestas, les pregunto: Si vas por la carretera y te percatas de un ruido anormal en tu auto, ¿lo solucionas subiendo el volumen al equipo de sonido? Creo que no, porque sabes que ese ruido puede significar una descompostura que te pone en riesgo, o bien, si sigues avanzando el problema se complica y la reparación puede ser más costosa e incluso, en ocasiones, irreparable.

Y es que el cuerpo avisa. Nadie mejor que uno mismo conoce el funcionamiento de su cuerpo y se puede dar cuenta perfectamente que algo no está funcionando bien. sin embargo, al paso de unos días pudiera ocurrir que desaparecen las señales espontáneamente. Ante ello, no te distraigas pensando que ya pasó, que no fue nada y que todo está bien, por el contrario, mantente alerta y encuentra la causa de lo que te sucedió.

Pongo por ejemplo el caso de un paciente masculino que acude a consulta refiriéndome que, al momento de defecar, veía sangre en sus heces fecales, sin presencia de dolor o algún otro síntoma. Al preguntarle cuánto tiempo tenía con esta situación, me responde que hace más de 10 años y que no había acudido a consultar porque pensaba que era normal, además que como no le dolía, pues no dedicaba tiempo para recibir atención médica. Este caso finalizó en un cáncer de colon avanzado que desafortunadamente tuvo un desenlace fatal.

Haciendo un análisis de la enfermedad de este paciente, pensé que cómo podía ser posible creer que un sangrado del tubo digestivo bajo se considere normal. Si él hubiese acudido desde el inicio de los síntomas, probablemente seguiría vivo.

Cabe recordar que el cuerpo nos manda alertas, pero a veces las ignoramos o mal interpretamos, al pensar de manera coloquial que se trata de estrés, cansancio o falta de vitaminas.

El dolor en una de las alarmas más poderosas con las que el cuerpo cuenta y dependiendo de su intensidad es la prioridad con que nos indica acudir al médico.

Es muy común automedicarse con medicamentos para el dolor o en casos peores, incluso usar antibióticos por juzgar que son necesarios, pero esto es peligroso, ya que puede enmascarar síntomas y complicar las enfermedades.

Por eso es importante estar alertas ante la presencia de dolor, sobre todo cuando éste es persistente o poco controlable con analgésicos. Considerar que es normal o que se me va a pasar, es un pensamiento equivocado.

¿Te ha pasado que cuando sufres una herida en alguna parte del cuerpo, es justo ahí donde te golpeas nuevamente?

La explicación es que, al tener un área afectada, el cerebro tiene vigilancia estrecha de ese lugar y por tal motivo experimentas esa sensación de que ahí te vuelves a golpear ante cualquier roce o contacto.

Pero también existen enfermedades que no dan síntomas de ningún tipo y hasta en momentos de gravedad o de forma fortuita es que se hacen evidentes.

Un ejemplo de esto es la Hipertensión Arterial Sistémica, que consiste en la elevación de la presión arterial, la cual puede cursar por mucho tiempo asintomática, pero es en momentos de Crisis Hipertensiva que manifiesta dolor de cabeza, ruidos en los oídos y visión con luces brillantes. Una Crisis Hipertensiva que no se atiende, se convierte en una Urgencia Hipertensiva en donde ya se comprometen órganos como el cerebro, el corazón o los riñones. Esta urgencia puede llegar a ser mortal.

Más común es que, de forma asintomática, se curse con una elevación de la grasa en la sangre, enfermedad conocida como Dislipidemia y que se caracteriza por la elevación del Colesterol, Triglicéridos o ambos.

La Dislipidemia puede padecerse por largo período sin que se presente ningún síntoma, pero con el paso del tiempo, esta elevación de grasa en la sangre produce que dentro de las arterias se formen placas duras llamadas Ateromas que, al crecer gradualmente, aumentan el riesgo de sufrir infartos o embolias.

Los Ateromas reducen el calibre de las arterias, volviéndolas más rígidas y estrechas, lo que hace que cambie la morfología del vaso sanguíneo que, de ser liso, se convierte rugoso e irregular, como un camino pedregoso, que ocasiona que el paso de la sangre por estas arterias sea más complicado.

Si alguna placa de Ateroma se rompe y desprende, viaja a través del torrente sanguíneo hasta arterias más pequeñas, obstruyendo el paso y condicionando embolismos o taponamiento. Al no tenerse flujo de sangre, los músculos o tejidos sufren isquemias o infartos.

Como podemos darnos cuenta, es indispensable estar pendientes de las alertas de nuestro cuerpo y mejor aún, acudir de forma periódica a un chequeo médico, aunque pienses que estás sano.

Esta revisión médica se recomienda en los adultos a partir de los 25 años de edad, una vez al año. Consiste en el examen físico, análisis de laboratorio y estudios de gabinete acordes a tus factores hereditarios o de riesgo.

No ahorres en tu salud, por el contrario, invierte en ella. Tú eres el responsable de tu cuerpo, ¡cuídalo y previene!

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de Diciembre del 2024

 

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viernes, 1 de noviembre de 2024

MASCOTAS Y SALUD

En el tiempo actual, las mascotas se han vuelto una parte fundamental en muchas familias más aún los perros y gatos, al grado tal que se han convertido en sustitutos de los hijos en las personas que no los tienen, asignándoles coloquialmente el término de perrhijos o gathijos.

Cierto es que tener una mascota es disfrutar de muchos momentos de alegría y ratos divertidos, así como una excelente compañía e incluso asistencia en personas con capacidades diferentes.

También sirven como protección en los hogares o un motivo para salir a realizar ejercicio.

Sea cual fuere su función, es innegable que las mascotas se han convertido en un miembro importante en las familias actuales.

De igual manera requieren atención y cuidado como cualquier integrante de la familia. Tanto así que la atención médica de las mascotas puede ser más costosa que la de un ser humano.

Ahora bien, cuando no se cumplen estos cuidados en las mascotas, éstas pueden ser un detonante o propiciar enfermedades en los integrantes de la familia, situación que se denomina zoonosis.

Por ejemplo, los perros pueden ser agentes transmisores de enfermedades víricas, bacterianas, fúngicas, parasitarias e incluso venéreas.

Entre la virales podemos encontrar enfermedades como la rabia (que estaba erradicada en México, pero que después de 20 años, presentó un rebrote en nuestro país), gripe aviar, fiebre amarilla, ébola.

Asimismo, entre las bacterianas hallamos  la leptospirosis, brucelosis, borrielosis o enfermedad de Lyme (causada por garrapatas), salmonelosis, peste bubónica, tuberculosis, psitacosis, rickettsiosis (causadas por pulgas de gatos y ratas).

De las enfermedades parasitarias que se pueden contagiar a los humanos, se pueden encontrar Sarna sarcóptica (que es diferente a la sarna humana o escabiosis), toxoplasmosis, leishmaniosis, hidatidosis, anisakiasis, triquinosis, enfermedades gastrointestinales de tipo protozoarias así como lombrices e incluso una lombriz cutánea que se llama larva migrans muy común en destinos de playa y lugares con climas cálidos y húmedos.

Como podremos observar, las mascotas pueden transmitir una gran cantidad de enfermedades a los humanos. También son detonantes de alergias y crisis de enfermedades como el asma, rinitis, dermatitis.

Es por eso de vital importancia, cuando se tiene una mascota, llevarla a atención veterinaria con la finalidad de mantener vigentes sus esquemas de vacunación, desparasitación y prevención de enfermedades.

Hay casos en los cuales, las mascotas se enferman y los dueños les dan medicinas para humanos, pero esto es incorrecto, ya que las dosis no son las mismas y no causan efecto, complicando a la mascota y exponiendo de contagio a los que cohabitan con ella.

La responsabilidad en su cuidado y atención es primordial.

En varias ocasiones, el lugar en donde salgo a hacer ejercicio, está lleno de personas que sacan a sus mascotas a realizar sus necesidades fisiológicas y ejercicio y existe una cultura de recoger las heces fecales, cultura preventiva que nos protege a todos. Sin embargo, también es común ver heces fecales al aire libre en las vías de hacer ejercicio, heces fecales que permanecen ahí por tiempo y que con el paso de la gente, pueden ser pisadas o entrar en contacto con las ruedas de bicicletas, monopatines, patinetas e incluso sillas de ruedas, impregnándose en las gomas para luego ser llevadas a las casas.

¿Se imaginan como quedan las manos de una persona en silla de ruedas al entrar en contacto con una goma o llanta contaminada con heces fecales? No es justo ni correcto. El dejar las heces fecales de tus mascotas al aire libre, sin recogerlas, es un verdadero atentado a la salud de todos.

No se debe llevar a las mascotas a lugares en donde existen áreas de juego infantil, pues aunque el excremento se recoja, siempre quedan pequeños fragmentos del mismo que pueden contener larva migrans y los niños al jugar, caerse, andar sin zapatos en esos sitios, están sujetos a contagios de esté parásito. Y en está ciudad en donde desarrollo mi ejercicio profesional, he visto gran cantidad de enfermos por larva migrans cutánea que no necesariamente se contagiaron en la playa.

Es importante tener en cuenta, que las mascotas son eso, mascotas, no juguetes, por lo que es inadecuado estar en contacto con la saliva o fluidos de los animales.

Muy común es recibir lamidas de los perros en la cara o manos, pero ¿has visto a un perro lavarse la boca o los dientes?

Con respecto a las niñas, corren más peligro cuando sus mascotas son gatos. Esto es debido a que los gatos reciben menos atención médica que los perros, no siempre son desparasitados y al ser libres, comen lo que se encuentren de manera que su alimentación no es del todo controlada, lo que favorece que tengan un parasito que se llama Toxoplasma Gondii. En la infancia, las niñas puede que no presenten ningún tipo de síntoma de esta enfermedad, pero con el paso de los años, la imposibilidad para embarazarse o tener abortos repetitivos, les hace descubrir que están contagiadas de Toxoplamosis. 

En los casos de asma y rinitis alérgicas de mal control, con crisis repetitivas, es un común denominador la presencia de mascotas con pelo o plumas. Es por tal motivo que se indica que no exista contacto con ellas a fin de mejorar la sintomatología de los enfermos.

Como podemos ver, las mascotas significan una gran alegría, pero también una gran responsabilidad, con ellas y con las personas con las que cohabitamos.

Evitamos enfermedades que son completamente prevenibles. Cuidado correctamente a las mascotas, siendo responsables con ellas, cuidamos de nuestra salud y la salud de las personas que nos rodean

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de Octubre del 2024

 

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