Ante la nueva variante del Covid-19 conocida como OMICRON, nombre tomado del alfabeto griego y que corresponde a la letra O, todos los países del mundo prenden focos de alarma ante la posible llegada de la cuarta ola de infección.
Con preocupación he escuchado el discurso de algunas autoridades quienes
minimizan esta situación. Parece un déjà vu de lo sucedido a finales del 2019 y
principios del 2020, subestimando las medidas que en este momento están tomando
otros países en donde ya se han presentado casos.
Es poco lo que se sabe hasta ahora de esta variación del virus, pero lo que
ya debimos haber aprendido es que la prevención y el autocuidado son las
principales herramientas contra esta enfermedad.
En estos momentos, es común ver reuniones, mítines, manifestaciones,
eventos deportivos, eventos artísticos y otro tipo de actividades con gran
afluencia de participantes, algunos con uso de cubrebocas y la gran mayoría con
un uso inadecuado del mismo. De igual manera, es frecuente llegar a tiendas y
comercios en donde se encuentran un frasco semivacío de gel en la entrada, un
termómetro desconectado, tapetes sanitizantes secos y usuarios que entran a
estos lugares haciendo caso omiso a dichas medidas de prevención en mal estado,
sin importarles el riesgo al contagio.
Pronto se nos ha olvidado que hasta hace unos pocos meses estábamos en
plena tercera ola del repunte de la pandemia, con una gran cantidad de
contagios y un elevado número de fallecimientos.
Todos en algún momento hemos vivido o conocemos de la pérdida de un ser
querido en las familias y tal parece que hasta eso hemos olvidado.
En cuanto a la prevención masiva, las campañas de vacunación han sido
lentas y lo peor aún, es que la gente no participó copiosamente, sino por el
contrario, hubo resistencia a la aplicación de la vacuna al dejarse llevar por
voces malinformadas acerca de los componentes de las vacunas que generaron
temor y dudas en la población. Tal como se observó en nuestra ciudad cuando se
anunció que se aplicaría la vacuna Pfizer a los rezagados y personas en el
rango de edad correspondiente, se hicieron filas kilométricas por la respuesta
interesada que se suscitó; mientras tanto, para la aplicación de otras vacunas
la gente acudió en menor cantidad, menospreciando otras marcas bajo el
argumento de que una es mejor que la otra, aseveración totalmente errónea, pues
hasta el momento ninguna ha demostrado 100 por ciento de efectividad, pero
tampoco han demostrado ser menos eficaces.
Y lo más grave del caso en estos procesos de vacunación, es que antes de
entrar a los lugares en donde se aplican las vacunas, mismos que se
caracterizan por tener todas las medidas de seguridad conocidas, las personas
se encuentran sin tener sana distancia, sin lavado de manos y con un uso del
inadecuado del cubrebocas.
Como podemos apreciar, estamos cayendo en el error de pensar que esta
pandemia ha terminado, que por el hecho de tener una semaforización que permite
mayor aforo en los centros de reunión, el regreso a clases y la apertura de
actividades no esenciales, es factible andar libremente por la calle
olvidándonos de practicar las medidas preventivas observadas durante lo álgido
de la pandemia.
Lo cierto es que esto aún no termina. Y desafortunadamente, todavía es
lejano el día en que pueda terminar. Por tal motivo no debemos bajar la guardia
pensando que no pasa nada y que todo es permitido.
Basta ver las estadísticas para saber que aún hay países con alto número de
contagios y, en consecuencia, muertes en diversas partes del mundo, sin tener
en cuenta los subregistros de los casos atendidos particularmente, que no dan
una realidad de lo que sucede en el día a día.
Es posible afirmar que, efectivamente, el número de contagios ha
disminuido, más no ha desparecido, se siguen presentando casos de covid-19, por
lo que debemos estar atentos.
Dadas las condiciones actuales en el desarrollo de la pandemia, en estos
momentos somos más los que nos
encontramos en las calles retomando el dinamismo de la vida social, por lo que debemos
incrementar las medidas de higiene personal y hacer hábitos que formen parte de
nuestro estilo de vida el usar constante y correctamente el cubrebocas, tener los tapetes para la sanitización de los
zapatos antes de entrar a casa o algún recinto, el lavado frecuente de manos
con agua y jabón o usar gel con alcohol.
Es así como estas prácticas preventivas deben estar presentes en nuestra rutina
cotidiana.
Algo que vale la pena recalcar es que no debemos pensar que porque ya estoy
vacunado o ya he tenido la enfermedad estoy libre de contagio y puedo conducirme
sin temor por la calle. Grave error.
La pandemia está vigente y en un estado de amenaza latente de una cuarta
ola de abundantes contagios por la variante OMICRON. Por tal motivo, ahora que
se acercan las fiestas de fin de año actuemos a conciencia y con
responsabilidad por uno mismo y por los demás, tengamos precaución en las
reuniones que se organicen, tratando que el número de participantes sea
reducido, prefiriendo los lugares abiertos para realizarlas, no acudir si se
tienen enfermedades respiratorias aunque aparente ser un simple resfriado, y
por supuesto, con una observación respetuosa de las medidas preventivas para
evitar el contagio del Covid-19.
Una vida saludable es otra estrategia adecuada que apoya las medidas
preventivas. Evitar el consumo de tabaco y estupefacientes, disminuir o evitar
la ingesta de alcohol, incremento en el consumo de frutas y verduras, disminuir
o evitar el consumo de refrescos y jugos embotellados y preferir lo natural y
fresco, realizar ejercicio, bajar de peso, mantener controladas nuestras
enfermedades crónico degenerativas como son la presión arterial alta y la
diabetes, con un apego estricto al tratamiento médico, son puntos importantes
que ayudan a la prevención de infección o disminuyen la complicación del
Covid-19.
Así mismo, se debe evitar la automedicación en enfermedades respiratorias o
febriles por muy leves que parezcan, pues puede tratarse de Covid-19, poniendo
en riesgo nuestra salud y la salud de los que nos rodean.
Debemos recordar en todo lo vivido, lo que se ha sufrido, para no cometer
los mismos errores. No debemos bajar la guardia, pensando que esto ya pronto
termina o que no pasa nada.
El Covid-19 sigue vivo, sigue atacándonos, no ha desparecido. Aún hay
enfermos y gente muriendo.
En síntesis, es obligación de todos y de cada uno, cuidarnos. Y el mejor medio para lograrlo es prevenir, asumiendo el compromiso de preservar nuestra salud y salvaguardarla como el valioso tesoro que es. Esto aún no termina.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Quintana Roo, México a 01 de Diciembre del 2021