Desde
que nacemos, empezamos un proceso normal de envejecimiento. Nuestras células
experimentan un cambio gradual irreversible de crecimiento y reproducción hasta
que mueren.
En
edad temprana, es mayor la cantidad de células que se producen en nuestro
cuerpo, comparadas con las que desaparecen.
Sin embargo, conforme crecemos en
edad, la producción celular empieza a emparejarse con la pérdida a tal grado que llega un momento en que las células que
mueren son mayores en número a las que se producen.
Estos
cambios no son perceptibles a simple vista, sino hasta que el individuo llegue
a la edad adulta. Aunque cabe recalcar que va a depender de factores genéticos,
ambientales y estilo de vida, el hecho
de que sean más evidentes en unas personas que en otras.
Por
ejemplo, la pérdida de cabello es uno de los signos más visibles en los adultos
varones y en menor intensidad en las mujeres. El ser humano tiene un promedio
de cien mil pelos que forman parte de su cabellera y la pérdida habitual es de 50 a 150 por día. El pelo
tiene un promedio de vida de 2 a 6 años. Cuando la pérdida de cabello es mayor
que la producción de mismo, es el momento que se evidencia la calvicie. Este
proceso no tiene una edad exacta, pero es a partir de la tercera década de la
vida que los cambios son más notorios. Existe una maniobra que se llama Signo
de la Tracción de Sabouraud, que nos
puede dar a saber si estamos perdiendo más cabello de lo normal y consiste en halarse el cabello con la mano y
si quedan más de 2 a 3 cabellos, puede considerarse que la pérdida es mayor de
lo habitual.
Tampoco
debemos confundir la pérdida de cabello natural con la presencia de
enfermedades o signos de éstas. Enfermedades como la alopecia areata, las tiñas
o micosis, anemia, hipotiroidismo, situaciones como el estrés, estados de
desgaste físico como una etapa postparto o postquirúrgico, la aplicación de
medicamentos tipo quimioterapia, una dieta baja o pobre en proteínas,
situaciones hormonales como las que se presentan durante el embarazo, cambio o
suspensión de las hormonas anticonceptivas y la menopausia, pueden ser causales de la pérdida de cabello.
Las
canas por lo general se asocian con vejez. Sin embargo, podemos observar que existen
muchas personas jóvenes e incluso adolescentes, con canas. Entonces, ¿por qué
nos salen? Las canas o el cabello gris son
consecuencia de una acumulación de peróxido de hidrogeno, lo cual bloquea la síntesis de melanina, que es la sustancia
que le da color al cabello. Por consiguiente, ante la disminución de
melanina, el pelo queda decolorado. Inicialmente, nuestro cabello es blanco, pero
la melanina es la encargada de producir dos pigmentos: la eumelanina que
produce una pigmentación marrón oscuro y negro y la feomelanina que genera una
coloración entre rubios y rojizos. Las diferentes tonalidades del cabello van a
depender de la mezcla de estos dos pigmentos. Por lo tanto, las canas no son
sinónimo de vejez, pero si aparecen más rápidamente conforme más edad se tiene
y acorde a los factores genéticos agregados.
Las
arrugas son una muestra inequívoca de que el cuerpo está avanzando en su
proceso de envejecimiento. La piel se deteriora gradualmente y de forma más
rápida conforme aumenta la edad. Aunque existen factores predisponentes que
favorecen su aparición a temprana edad, como
son la exposición prolongada al sol o de manera repetitiva, el
tabaquismo, el uso de estupefacientes, la falta de descanso, la presencia de
enfermedades crónicodegenerativas. Conforme el deterioro de la piel avanza,
ésta va perdiendo poco a poco su elasticidad, tonicidad y atrofia en sus
diferentes capas, para dar lugar a colgajos o excedentes de piel. Como se dice
coloquialmente: El que fuma, no duerme o desmadruga, pronto se le forma la
arruga.
De
igual manera, con el paso del tiempo, la piel va cambiando de pigmentación. Tal
como ocurre con las arrugas, los factores predisponentes previamente descritos
intervienen también en la aparición antes de tiempo de la hiperpigmentación de
la piel. Dichas lesiones o manchas se conocen como pecas. En la mayoría de los
casos se desarrollan en las personas mayores de cuarenta años. Las pecas por vejez, también llamadas manchas de la edad,
por lo general aparecen en el dorso de las manos de las personas que han estado
expuestas al sol durante muchos años. Cuando se envejece, la piel es menos
capaz de regenerar las células de la piel. Esto es lo que lleva a la formación
de pecas. A pesar de que la gente asocia estos cambios en la coloración de la
piel con un daño hepático, las manchas por la edad no están en modo alguno
relacionadas con problemas del hígado.
Otro
cambio que se presenta como proceso propio del envejecimiento se percibe en la
dentadura. Con el paso del tiempo, las enfermedades dentobucales como por
ejemplo las caries, la gingivitis, la periodontitis entre otras, acompañadas de
una mala higiene bucal condicionan que las piezas dentales se deterioren hasta
perderse. Una práctica necesaria es acudir al dentista de forma regular una vez
al año para una atención preventiva, la
cual puede salvarte muchos dientes.
Uno
de los problemas de salud que con más frecuencia se presenta con el avance de
los años son los dolores articulares.
Los
dolores articulares son debidos a diferentes causas: sobrecarga articular
(cuando el paciente permanece con
obesidad por muchos años),
desgaste o degeneración de la articulación, lesiones traumáticas antiguas que persisten en
la actualidad. También existen enfermedades autoinmunes que pueden aparecer a
cualquier edad como la Artritis Reumatoide o el Lupus que condicionan dolor
articular. La diferencia que existe entre la osteartritis y la artritis
reumatoide es que la segunda causa deformidad progresiva de la articulación
hasta el grado que es totalmente incapacitante. Otra enfermedad que puede
causar dolores intensos en las articulaciones es la Gota o Artritis Gotosa que
es causada por una elevación importante de ácido úrico en la sangre.
Las
articulaciones que más duelen son las llamadas articulaciones mayores
localizadas en rodillas, cadera y hombros.
Así
como el sol, cuando amanece, en el cenit y al atardecer, los huesos de nuestro
cuerpo van envejeciendo.
Al
inicio de la vida, los huesos tienen más osteoblastos, que son las células
encargadas de la producción, mantenimiento y crecimiento de la masa ósea y una menor
cantidad de osteoclastos que son los encargados de degradar, reabsorber y
remodelar el hueso. Cuando el ser humano llega a la edad adulta (en el cenit
del sol) existe un equilibrio entre los osteoblastos y los osteoclastos.
Irremediablemente sucede que al avanzar la edad la cantidad de osteoclastos
aumenta y la de osteoblastos disminuye (situación que es más evidente en la
mujer después de la menopausia). El adulto mayor percibe que empieza a
disminuir en estatura, esto causado por el aumento de la resorción ósea, lo que
condiciona osteoporosis en diferentes grados.
Cierto
es que desde que nacemos empezamos a envejecer. Esto es inevitable. Ante
esta realidad nos corresponde actuar con responsabilidad hacia nuestro propio
cuerpo, pues en las etapas tempranas de la vida podemos incidir de manera directa y
determinante en la disminución o retardo de la aparición de los cambios
degenerativos previamente descritos ¿Cómo podremos lograrlo? De cada uno
depende el trato que le quiera dar a su cuerpo, que no es una máquina, sino un
organismo vivo que sufre y se degenera. Es fundamental tener hábitos de vida saludable como una alimentación
balanceada, practicar ejercicio, evitar el consumo de drogas, disminuir el
consumo de alcohol, higiene del sueño (dormir cuando menos 6 horas continuas) y
desarrollar una cultura de la prevención al seguir la indicaciones del sector
salud respecto a cuidados personales y del ambiente, así como acudir al médico como
parte de un chequeo rutinario.
Dice
un dicho: Como te ves, me vi. Como me ves, te verás. A esto agrego una pregunta
¿Cómo te quieres ver? Es por ello que como padres tenemos la obligación de dar
a nuestros hijos las condiciones idóneas para llevar una vida saludable,
concientizar en ellos la importancia de cuidar su salud y visualizar la calidad
de vida que quieren tener más adelante.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina
Familiar
Cancún, Q.Roo, México.
Noviembre del 2017