Decía el difunto de mi padre: Todo exceso es malo y todo se puede hacer, pero no todo es correcto.
Sin darnos cuenta, llega un momento en la vida en que los excesos
sobrepasan nuestra capacidad de marcar el límite a lo que nos puede hacer daño.
Y no estoy hablando únicamente de los vicios, también existen situaciones
aparentemente sanas que pueden dañarnos.
Por ejemplo, si te pusieras a beber agua durante el día y tomaras una
cantidad mayor a 5 litros en una hora, se produce un efecto de orinar en exceso
que a su vez condiciona que los electrolitos del cuerpo, en especial el sodio,
sean perdidos a través de la orina produciendo una baja en el mismo, algo
conocido como hiponatremia y se disminuye así la producción de hormona
antidiurética. Esto puede causar edemas cerebrales, comas y paros respiratorios
por afección del bulbo raquídeo.
En el ámbito social, hay bares o restaurantes que ofrecen la atractiva
promoción de la barra libre, en la que no existe límite en el consumo de
determinadas bebidas con y sin alcohol, por cierta cantidad de dinero. Ante tal
sugestiva invitación, surge el deseo de gozar de la libertad de ingerir lo que se
desee, sin preocuparse por la cuenta y mucho menos por la salud. Es así como se
comete el error de beber grandes cantidades de alcohol con la finalidad de
sacar provecho a lo pagado, pero el exceso de alcohol en el cuerpo es dañino,
independientemente de consumir alcohol adulterado que puede expedirse en algunos
lugares.
El consumo excesivo y rápido de alcohol, causa un deterioro significativo
de la capacidad motora, lo que condiciona incoordinación de nuestros
movimientos lo que deriva en un riesgo mayor de sufrir accidentes.
En la congestión alcohólica que se presenta cuando se beben grandes
cantidades de alcohol de manera rápida y prolongada, el hígado no puede
desdoblar el alcohol del torrente sanguíneo y eliminar sus toxinas.
Una sobredosis de alcohol en la sangre intoxica al cerebro afectando las
funciones vitales que éste controla, como lo es la respiración, el ritmo
cardíaco, la temperatura de nuestro cuerpo. Se pueden sufrir alteraciones del
estado de conciencia presentando confusiones, vómitos que conlleven a una
broncoaspiración por irse el líquido a los pulmones, convulsiones, problemas
para respirar, ritmo cardiaco lento (bradicardia) hasta llegar a un paro del
corazón. El daño cerebral puede ser permanente.
Es importante decir que, para sufrir esta complicación por exceso de alcohol,
en el individuo deben existir también otros factores que influyan como la edad,
tabaquismo, sedentarismo, obesidad o la presencia de enfermedades crónico
degenerativas. Es así como un festejo lleno de alegría puede terminar en
tragedia.
Asimismo, el consumo de alcohol de una forma frecuente o consuetudinaria,
condiciona un daño hepático irreversible que se conoce como cirrosis.
De igual manera, el consumo de alcohol en adolescentes y adultos jóvenes
provoca daño en las células cerebrales, lo que puede condicionar alteraciones
de la conducta, daño permanente de la memoria y el raciocinio. Mientras más
joven es el individuo que consume alcohol, más fuerte es el daño neurológico
que sufre.
Otra conducta social que resulta común observar es cuando se acude a un
buffet de comidas donde se puede comer sin límite toda la cantidad de alimento
que se desee, y así la conducta alimenticia queda fuera de control y comes aún
cuando estás lleno o no tienes hambre. Por lo que comer cantidades inusualmente
grandes de comida en un tiempo determinado provoca problemas digestivos
mediatos como colitis, gastritis, dispepsia, nauseas o vómitos.
El comer en exceso, no es para nada una práctica saludable, sino por el
contrario, es una verdadera agresión al cuerpo que condiciona daño. El exceso
de alimentos ingeridos produce acumulación de grasa no solo debajo de la piel,
sino rodeando nuestros órganos más importantes como el corazón, hígado,
páncreas, riñones e intestinos. Todo esto se conoce como grasa visceral,
condición mucho más dañina que la grasa que se acumule de forma subcutánea.
La grasa visceral está relacionada con serias complicaciones de salud como las
cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus, cirrosis e incluso
alteraciones hormonales. De hecho, la mayoría de las mujeres que tiene
obesidad, presentan alteraciones menstruales o dificultad para la concepción.
Pero no sólo en comer o beber se presentan excesos, también lo podemos ver
en condiciones laborales, sociales, deportivas, redes sociales, videojuegos y
un sin número de actividades que pueden ser tan absorbentes que incluso se
vuelven adictivas.
El dormir menos de 6 horas diarias por estar inmerso en actividades que nos
absorben (sean o no necesarias de realizar), nos condicionan un deterioro
importante en nuestro estado de salud, disminuyendo nuestras defensas y
volviéndonos susceptibles de enfermarnos fácilmente. Así mismo, nuestra
capacidad cognitiva y sensorial se ven disminuida, lo que nos vuelve
vulnerables y propensos a sufrir accidentes. El no dormir adecuadamente nos vuelve
irascibles y conflictivos.
Así mismo, el exceso de ejercicio condiciona cansancio, sobrecarga muscular
y articular, lesiones por fatiga muscular, bajo rendimiento, sentirse deprimido
o desmotivado, cambios en el humor o irritabilidad, dificultad para conciliar
el sueño, pérdida de peso, resfriados frecuentes por disminución de las
defensas (sistema inmunológico deprimido).
Después de reflexionar sobre estas situaciones cotidianas que vivimos en el
ámbito social y familiar, poner límites debe ser un sello en toda conducta
disciplinada para que podamos hacer uso adecuado del valioso tesoro de la
libertad y de nuestra voluntad. Como podemos darnos cuenta en los ejemplos
planteados, todos los excesos son malos, ya sean conductas sanas o peor aún las
nocivas. Lo importante es buscar el sano equilibrio en todo lo que realizamos y
tratar de evitar lo que definitivamente sabemos que nos hace daño.
Nuestro cuerpo es una maquinaria perfecta la cual merece atención y cuidado
para tener una vida sana, una vejez autosuficiente y un final digno. Todo lo
que hagamos o dejemos de hacer con nuestro cuerpo, al final pasará una factura
que se tendrá que pagar.
Que razón tenías papá…. todo exceso es malo.
Dr.
Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún, Q, Roo, México a 01
de Julio del 2022