Hace unos días veía noticias relacionadas con el nuevo modelo de educación que se implementa en nuestro país como parte de la contingencia sanitaria provocada por el Covid-19 y llamó mi atención el reportaje de cómo una familia de clase media vivía esta situación, en la que un niño en la sala de su casa seguía por la televisión un programa educativo como parte de la clase del día.
La escena fue la siguiente: un
estudiante no mayor de 10 años, sentado en el sofá de la estancia, con la
libreta sobre las piernas, los pies colgando, sin poder recargar la espalda al
respaldo del mueble y con un televisor colgado de la pared cercano al techo de
la vivienda, lo que hacía que el estudiante tuviera que levantar la cabeza para
poder mirar la pantalla que distaba de él a escasos 3 metros. En síntesis, desde
el punto de vista médico, en tales circunstancias la posición anatómica de ese
alumno es totalmente incómoda, por lo que al final de la jornada seguramente experimentará
cansancio, contractura muscular o incluso dolor. En estas condiciones lo más
probable es que el niño no centre su atención en el contenido de los temas
educativos.La escena fue la siguiente: un
estudiante no mayor de 10 años, sentado en el sofá de la estancia, con la
libreta sobre las piernas, los pies colgando, sin poder recargar la espalda al
respaldo del mueble y con un televisor colgado de la pared cercano al techo de
la vivienda, lo que hacía que el estudiante tuviera que levantar la cabeza para
poder mirar la pantalla que distaba de él a escasos 3 metros. En síntesis, desde
el punto de vista médico, en tales circunstancias la posición anatómica de ese
alumno es totalmente incómoda, por lo que al final de la jornada seguramente experimentará
cansancio, contractura muscular o incluso dolor. En estas condiciones lo más
probable es que el niño no centre su atención en el contenido de los temas
educativos.
Y es que esta nueva modalidad
educativa ha propiciado que los hogares se transformen en improvisadas escuelas.
Es así como los comedores, salas, habitaciones o cocinas se han convertido en aulas
para los estudiantes, sin percatarse los padres de familia que en este afán de
continuar el proceso educativo de sus hijos bajo las restricciones que nos
obliga la pandemia, pueden presentarse daños en la salud de los niños.
Se define como ERGONOMÍA al estudio
de las condiciones de adaptación de un lugar de trabajo, una máquina, un
vehículo, etc., a las características físicas y psicológicas del trabajador o
el usuario, y el objetivo de la misma es que los sitios y postura de los
involucrados sean de comodidad absoluta evitando daños a la salud.
Hagamos un análisis de cómo deben
ser las condiciones adecuadas para que los niños sigan sus clases a distancia.
La posición correcta es estar
sentado, no acostado ni de pie. Utilizar una silla escolar o de escritorio, o
la más parecida que le permita tener una flexión de la cintura pélvica de 90
grados, con la espalda pegada al respaldo. Los pies no deben quedar colgando,
debe tocar el piso con la planta del pie completamente asentada. En caso de que
la silla sea muy alta se puede poner un cajón debajo de los pies para
asentarlos.
También deben disponer de una
mesa para escribir que esté a la altura de los codos de manera tal que, al
ponerlos sobre la mesa, los hombros no se eleven evitando así contracturas de
la región dorsal. Por el contrario, si la mesa queda baja, el estudiante tiene
que flexionar el tronco para escribir, lo que condiciona contractura y dolor de
espalda baja. De no contar con una mesa, es necesario tener una superficie
plana y rígida que no sea pesada y que le dé estabilidad en la mano con la que
escribe.
El monitor de la computadora o la
pantalla del televisor deben quedar de frente y a la altura de los ojos para que el estudiante no tenga que inclinar o
levantar la cabeza. De esta manera protegemos los músculos del cuello y de la
región dorsal. Así mismo, las pantallas deben tener una adecuada luminosidad
para evitar deslumbramientos y dolores de cabeza.
No es recomendable el uso
prolongado de audífonos, pues tener el volumen alto puede condicionar a mediano
plazo, trauma acústico que se manifiesta con disminución de la agudeza
auditiva, zumbidos o grillos (tinnitus), así como acumulamiento de cerumen que
forma tapones que provocan baja audición o que, al estar en contacto con el
agua durante el baño, se hidratan y causan dolores de oído.
La iluminación es punto esencial
en el área que se habilita para las clases a distancia. El lugar debe estar
bien iluminado, de preferencia con luz natural, pero cuidando que esta
luminosidad no pegue directamente en las pantallas y obliguen a los estudiantes
a estar enfocando para distinguir las imágenes. De igual manera, el tomar
clases a oscuras o con luz muy tenue, obteniendo como único medio de
iluminación la luz emitida por las pantallas, es una situación que provoca
daños en la agudeza visual y que puede condicionar cefalea.
Es necesario que los estudiantes
se levanten cuando menos 1 hora antes de sus clases, que estén perfectamente
desayunados y que tengan agua para hidratarse. Recordemos que los jugos son
altos en calorías, por lo que no se deben consumir como medio de hidratación,
al igual que se debe evitar la ingesta de alimentos chatarra durante las
clases.
Se deben evitar distractores al
momento de las clases, sobre todo de los más pequeños, pues es muy fácil una
pérdida de concentración cuando esto sucede. Estos distractores pueden ser
mascotas dentro de la estancia que se utilice para estudiar, visitas de
personas, uso de aparatos electrónicos o de audio por otros miembros de la
casa, lugares ruidosos o incluso realizar el aseo del lugar al momento de las
clases.
Tampoco es recomendable que los
estudiantes pasen mucho tiempo sentados. El tiempo correcto de estar así es de
45 minutos por 15 minutos de descanso. Aunque habitualmente los programas
educativos tienen establecidos sus tiempos de descanso, debemos estar
vigilantes de que esto se cumpla, propiciando que los estudiantes hagan
ejercicios de estiramiento y relajación.
En la actualidad, el uso del
Smartphone es algo indispensable para muchas actividades de la vida diaria, peo
considerando que los chicos pasan mucho tiempo frente a pantallas de cómputo o
televisión, es necesario que en sus tiempos libres, no estén por periodos
prolongados usando los teléfonos, pues existe un deterior de la agudeza visual,
cefalea u otras alteraciones neurológicas ante el uso prolongado de los mismos.
El problema del uso es el abuso.
Por
último, otra de las actividades educativas a distancia son las deportivas. Con
respecto a esto, es importante que se realicen con tenis de suela antiderrapante,
nunca en calcetines y con adecuada ventilación de la vivienda. Los pisos de las
casas, junto con el sudor, se convierten en superficies resbalosas que pueden
condicionar accidentes.
En
síntesis, la necesidad que genera esta epidemia de educación a distancia debe
ir acompañada de las medidas necesarias que permitan a los educandos
realizarlas sin perjuicios a su salud, por lo que es necesario estar vigilantes
de que sea en las mejores condiciones ergonómicas, identificar riesgos y
corregirlos.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar
Cancún, Q. Roo, México. Octubre del 2020