¡Pórtate
bien o te llevo con el doctor para que te inyecte! ¡No escupas la medicina o le
voy a decir al médico que te dé inyecciones! ¡No andes sin zapatos o te vas a
enfermar y seguramente te van a recetar inyecciones! ¿Les recuerda algo esto?
No
puedo evitar una sonrisa al recordar las muchas veces en que he escuchado estas
amenazas de los padres a sus hijos. Incluso en mi infancia, mi mamá me
sentenció con alguna de estas expresiones.
Luego
entonces, si desde pequeños nos amenazan con inyectarnos como una forma de
limitarnos nuestras travesuras infantiles, es inevitable tener miedo a las
temidas inyecciones.
Cuando
nacemos, entre las primeras cosas que recibimos como regalo por llegar este
mundo, se encuentra la vacuna de la BCG (Bacillus de Calmette y Guérin, más
conocida por su sigla BCG, que es la vacuna contra la
tuberculosis), la cual se administra por medio de una inyección y muchas veces,
nos despedimos de esta vida con inyecciones.
Es
importante saber, como parte del conocimiento general, que existen diferentes
tipos de inyecciones, mismas que a
continuación les describo:
Intramuscular:
Se conocen como IM y se llaman así porque las agujas hipodérmicas tienen un
largo especial que atraviesa piel, tejido celular subcutáneo hasta llegar al
musculo en donde se deposita el medicamento. Un ejemplo de este tipo de
inyecciones, son las penicilinas procainicas, las benzatínicas, las
cefalosporinas intramusculares, los aminoglucósidos y las vitaminas. El hierro
es una de las sustancias que se deben aplicar de manera IM PROFUNDA utilizando
la técnica ZETA al momento de la aplicación, con la finalidad de evitar que se
manche la piel. Las inyecciones intramusculares se pueden aplicar en los
glúteos o nalgas en el cuadrante superior externo y en la región del hombro a
nivel del músculo Deltoides. Es importante que antes de aplicar la inyección, lavarse
las manos, usar una torunda con alcohol o toallita alcoholada para limpiar el
sitio de la inyección de arriba hacia abajo, levantando la mano antes de
repetir el movimiento. No se debe frotar con la torunda. Inmediatamente que se
retire la aguja, se debe presionar con firmeza el punto de la inyección por
unos segundos utilizando la torunda o toallita alcoholada. Cabe hacer énfasis que no es correcto aplicar
una inyección intramuscular de pie, pues se puede producir una reacción vagal
que condicione un desmayo y que se provoque una lesión grave por la caída. Las
inyecciones intramusculares, en especial las del glúteo, se aplican en decúbito
prono (acostados boca abajo) y preferentemente por otra persona. No se debe
autoaplicar.
Una
inyección intramuscular mal aplicada puede provocar lesiones del nervio
ciático, abscesos o induraciones dolorosas.
Intravenosas:
Conocidas como IV. Se llaman así porque las sustancias se administran
directamente en las venas a través de
una aguja hipodérmica. Se deben aplicar de forma muy lenta para evitar
que la vena se colapse o rompa, así como es necesario diluirlas para evitar ardor al momento de la
aplicación o que las venas se inflamen posteriormente, situación conocida como
flebitis. También se pueden presentar reacciones vagales que provocan desmayos
o hipotensión arterial. Este tipo de inyecciones, deben ser aplicadas
únicamente por personal capacitado.
Subcutáneas:
Las inyecciones subcutáneas (por sus siglas SC), son inyección que se aplican
por debajo de la piel. Son poco dolorosas y esto va a depender del líquido que
se administre. Su utilización es común por el uso de insulina en los pacientes
diabéticos.
Intra-articular:
Este tipo de inyecciones son usadas para llegar directamente a las
articulaciones inflamadas o dolorosas, con una técnica muy estricta en su
aplicación, por lo que sólo deben ser aplicadas por médicos especialistas.
Existen
también otro tipo de inyecciones que se administran de manera específica en
determinadas partes del organismo como son: la intraarterial, intracardiaca,
intraósea, intratecal (columna vertebral), intraperitoneal (peritoneo el cual
se encuentra ubicado en la cavidad abdominal), intravesical (vejiga urinaria).
Al
introducirse la aguja en el cuerpo humano, se presenta un discreto dolor al
cortarse la piel con el bisel de la aguja hipodérmica (siempre y cuando no esté
despuntada), dolor que se incrementa cuando el líquido penetra en el espacio
entre las células. Este dolor va a depender del tipo de líquido que se aplique.
Por lo general, las sustancias oleosas son las que más duelen.
Durante
el desarrollo de mis consultas, en las pocas ocasiones que he recetado
inyecciones, ya que no me gusta recetar ámpulas inyectables y mucho menos a
niños, es común que los adultos soliciten inyecciones para obtener mejores
resultados, bajo el argumento de que son más rápidas. Esto no es del todo
cierto, pues cuando un medicamento se receta de forma oral a las dosis
adecuadas, produce el efecto esperado para lo que fue creado, sólo se debe
tener apego al tratamiento.
En
algunos casos, los papás insisten en que el tratamiento sea inyectado. La causa
de dicha insistencia, radica en que para ellos es mucho más fácil llevar al
niño a que se le aplique una inyección, que estar batallando en dar un
medicamento oral, que el niño rechaza, escupe o llora durante su administración
dificultando que lo tome. Luego entonces, ¿son mejores las inyecciones que los
medicamentos orales? La respuesta es simple: cada medicamento tiene su
indicación y va a depender del criterio médico de quién lo que se prescriba.
Y
aunque es cierto que las inyecciones son dolorosas, en muchas ocasiones son
necesarias, por tal motivo no es correcto usar las jeringas y agujas como
métodos intimidatorios o de educación, para no crear el temor infundado en los
niños de que las inyecciones son algo malo.
Por
último, termino el presente escrito, recomendando que las inyecciones sean
aplicadas de preferencia en instituciones de salud, por personal capacitado,
evitar la autoaplicación y mucho menos estando el paciente parado.
Las
inyecciones no son castigo o venganza, son simplemente una más de las armas con
las que cuentan los médicos en su arsenal terapéutico.
Dr.
Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Q. Roo, México. Julio del 2018