domingo, 30 de enero de 2011

LOS PROPOSITOS DE AÑO NUEVO

Es muy común que con el inicio de un nuevo año, se aproveche la ocasión para plantearse propósitos que con mucha ilusión y poca eficiencia se pretenden cumplir.

Entre estas intenciones se encuentran los que están relacionados con la salud. Pues bien, enfoquémonos a este tema.

Los propósitos más comunes son:

-Bajar de peso
-Hacer ejercicio
-Dejar de fumar
-Dejar de beber

Analicemos cada uno de ellos:

Bajar de peso:

Definitivamente que bajar de peso es uno de las principales metas de las personas en la actualidad. Tristemente el propósito se establece por la necesidad que la mercadotecnia ha creado de verse bien, como estereotipo de belleza. Sin embargo, la necesidad real es que la obesidad es una enfermedad, de la cual se van a derivar otras enfermedades que son igual de graves o peor.

Bajar de peso es todo un arte. Muy difícil en verdad. Existen mil dietas, aparatos de ejercicio, medicamentos, cosméticos mágicos y hasta zapatos que te hacen bajar de peso, etc. La mayoría de estos productos sin sustento científico y son solo un engaño. La verdadera forma de bajar de peso es comiendo adecuadamente, de hecho se recomienda una dieta balanceada en quintos. ¿Qué es esto? Dividir la comida del día en 5 porciones, no se trata de aumentar la cantidad de alimento, sino de consumirlos con menos intervalo de tiempo. Un error muy grande es omitir algún horario alimenticio. Si no desayunas, estarás falto de energía por la mañana. Sin omites la comida o la cena, tendrás horas de ayuno prolongado y el cuerpo en respuesta se vuelve más lento en su metabolismo y entonces, contrariamente a lo que se desea, en lugar de bajar de peso, ganas más. Una buena alimentación, balanceada y en quintos va a favorecer que no subas de peso, pero no es suficiente para bajar de peso. Para lograr esto es necesario e indispensable realizar ejercicio aeróbico, diario, como mínimo de 30 minutos al día, de forma ininterrumpida. El ejercicio más fácil de realizar y menos costoso es la caminata. Caminar a un buen ritmo, sin parar y sin agitarse va a lograr la magia de bajar de peso.

Algo muy importante de recalcar es que la pérdida de peso de la forma anteriormente descrita es gradual, se baja un promedio de 1 a 2kg de peso por mes, pero se garantiza que no existe rebote. Si en un año mantienes este ritmo, vas a conseguir bajar de 12 a 24 kilogramos en un año, ¿cómo ves? Fantástico ¿no? Hay dietas que en un mes te logran bajar hasta 10 kilogramos en un mes, pero los rebotes y las consecuencias no son buenos.

Si estás pasado de peso, no te agobies pensando que tienes que bajar 20kg. Es más fácil que te pongas una meta de 2kg por mes y si eres constante podrás bajar mucho más.

Si después de hacer lo anteriormente descrito no bajas de peso (siempre y cuando seas honesto y en realidad te estés disciplinando), pues acude al médico, ya que muy probablemente tu obesidad sea consecuencia de alguna alteración que se deberá investigar, poniendo como ejemplo el hipotiroidismo.

Hacer ejercicio

Este punto va muy unido con el primero. ¿Por qué dejamos de hacer ejercicio? Recuerda cuando eras niño o adolescente, comías como si te pagaran por hacerlo y no subías mucho de peso, ¿verdad? Pues claro, esto es debido a que no parabas de hacer ejercicio, claro que también tu metabolismo estaba más acelerado. En ese tiempo no tenías los recursos económicos suficientes y caminabas en lugar de usar el auto, andabas en bici, bailabas, hacías deporte por diversión, etc. Conforme fuiste creciendo, te llenaste de obligaciones y por supuesto ingresaste a la vida productiva, por lo que te dedicaste a crecer económicamente, aunque esto significara trabajar todo el día, y en consecuencia, dejaste de hacer ejercicio, perdiendo el hábito y la costumbre. Y es que efectivamente, de eso se trata, de un hábito. Por eso hacer ejercicio es sumamente difícil para el adulto.

Te propongo lo siguiente: Inicia haciendo ejercicio de forma gradual. Salte a caminar durante 30 minutos 3 días a la semana, después de 2 semanas incrementa los días de ejercicio de hasta que logres hacerlo a diario.

La recomendación es que el ejercicio se realiza por las mañanas. Es más difícil que lo hagas por las tardes o noches, debido a que llegas cansado y muchas veces agobiado del trabajo. Roba 30 minutos a tu sueño y levántate para hacer ejercicio. Si es factible, no lo hagas solo, siempre será más divertido hacerlo acompañado. Disfruta hacerlo, te vas a dar cuenta que conforme pasen los días te sentirás mejor. Preferentemente haz el ejercicio al aire libre, si no es factible, apóyate en algún tipo de aparato de ejercicio casero que no sea eléctrico. Bailar puede ser otra alternativa. Incluso hay videos que te pueden servir de guía para realizar tus rutinas.

Dejar de fumar

Increíblemente, a pesar de lo caro que resulta fumar, el tabaquismo es una adicción sumamente difícil de dejar. Por lo general, este hábito se adquiere a muy temprana edad por imitación o como parte de una búsqueda de identidad, pero conforme se va consumiendo el tabaco, cada vez es más fuerte la adicción y en consecuencia, más difícil de erradicar. Sin embargo, dejar de fumar es posible.

Existen muchos métodos para lograrlo, cualquiera puede ser efectivo y debe estar acompañado de redes de apoyo ¿Qué es esto? Bueno, las redes de apoyo son aquellas que se conforman con la familia y amigos. Y es que el principal problema que tiene el adicto es su entorno social fumador.

Lo cierto es que dejar de fumar es una excelente decisión, pues el cigarro es una de las adicciones que más enfermedades mortales puede ocasionar. Si ese es tu propósito, cúmplelo a como dé lugar. Te aseguro que si se puede dejar de fumar, solo te hago una observación: La mayoría de las personas que dejan de fumar, corren un gran riesgo de subir de peso, así que no te descuides.


Dejar de beber

“Todo exceso es malo”, decía mi papá, “cosa más cierta caballero”, diría un amigo cubano. El problema del alcohol es el abuso.

Está descrito en la literatura médica que una copa de vino al día puede prevenir enfermedades cardíacas o cancerígenas. Sin embargo, la ingesta en exceso de alcohol puede causar severos e irreversibles daños al hígado, al sistema digestivo, etc.

El principal problema del alcohólico es que no sabe que está enfermo de alcoholismo, y ve su consumo de alcohol cotidiano, como algo normal.

El alcohólico vive pensando que él puede dominar y moderar su consumo de alcohol cuando así lo desee, pero esto es totalmente falso. El alcohólico es un enfermo que necesita ayuda profesional. Es muy difícil dejar de beber por sí mismo. Todo va a depender de su nivel de adicción y de sus redes de apoyo. Si el enfermo cuenta con ayuda de sus familiares y amigos, es más fácil que lo logre.

En síntesis, el inicio de un nuevo año representa una gran oportunidad para reflexionar sobre nuestra conducta y plantearnos metas que no queden en simples propósitos o buenas intenciones. Por muy difícil que parezcan, con compromiso y decisión se pueden lograr. Se necesita fuerza de voluntad, apoyo y muchas ganas de sentirse bien. Y una vez que lo logres, no bajes la guardia pues es muy fácil tener una recaída.

Por lo que a mí respecta, sólo me queda decirte que espero tengas un próspero y feliz año, que todos tus deseos y sueños se cumplan y que tengas 365 días de salud plena.

Recibe un cordial saludo.



Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Cancún, Q. Roo, México. Enero del 2011

www.cbaquedano.com.mx



lunes, 10 de enero de 2011

ESTRES

¿ESTÁS ESTRESADO?

¿Recuerdas la última vez que saliste con tu familia de paseo sin hacer ningún tipo de plan?

¿Cuándo fue la postrera ocasión que reíste a carcajadas en una plática en la cual no hubiera alcohol de por medio?

¿Te has levantado muy cansado por las mañanas a pesar de haber dormido por largo tiempo?

¿Has tenido ganas de mandar todo a volar y salir corriendo de tu casa o de tu trabajo?

Las anteriores situaciones pueden ser sugestivas de estar padeciendo estrés. El estrés, de acuerdo a la OMS se define como el “conjunto de acciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción”, es la respuesta de nuestro cuerpo a su interacción con el ambiente exterior.

Los síntomas más comunes del estrés son:
· Ansiedad
· Irritabilidad
· Miedo
· Cambios radicales en el estado de animo
· Confusión
· Turbación
· Excesiva autocritica
· Dificultad para tomar decisiones
· Falta de concentración
· Distracción
· Preocupación por el futuro
· Pensamientos repetitivos
· Excesivo temor al fracaso
· Tartamudez y otros trastornos del lenguaje
· Reacciones impulsivas
· Risa nerviosa
· Trato brusco a los demás
· Rechinido de dientes (Bruxismo)
· Contracción de las mandíbulas
· Incremento en el consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias
· Incremento en el riesgo de padecer accidentes
· Incremento o disminución del apetito y en consecuencia del peso
· Contracturas musculares
· Manos frías, sudorosas o temblorosas
· Dolores de cuello o espalda
· Alteraciones en el sueño
· Dolores abdominales de tipo cólico y alteraciones del tránsito intestinal
· Cuadros gripales frecuentes
· Boca seca
· Alteraciones en la respiración
· Dolores de pecho o palpitaciones
· Temblores

Claro está que dependiendo de la personalidad del paciente, de su interacción con el medio ambiente y de la situación de vida es como se presentarán estos (o incluso otros) síntomas.

En muchas ocasiones se escuchan las siguientes expresiones: “Estoy estresado”, “tengo mucho estrés” etc., sin embargo, la utilización estas aseveraciones de forma indiscriminada frecuentemente resulta errónea.

También se da el caso de que el paciente tiene estrés y no lo sabe, pensando que está cansado o incluso enfermo de otro tipo de afecciones.

El estrés está presente desde el momento mismo de nuestro nacimiento. El cambio brusco del medio interno en el cual el feto se desarrolla hacia el mundo exterior va a condicionar estrés en algún tipo de grado.

Cuando el niño va desarrollándose, de acuerdo a sus diferentes etapas presenta estrés, pero la diferencia entre un adulto y un niño es que estos primeros saben (no siempre) identificar el estrés.

De igual forma existe un tipo de estrés laboral que se conoce como Síndrome de Burnout o de estar “quemado” en el cual el paciente acusa un cansancio crónico que condiciona una baja productividad y es condicionado por jornadas laborales largas, sobrecarga de trabajo, descanso inadecuado, falta de vacaciones, hastío laboral, etc.

Si tienes estrés, pues no te estreses, lo importante es identificar el estrés y no creer que tengas alguna enfermedad grave.


Dr. Carlos Baquedano Villegas