Es una práctica adecuada
desparasitarse cada 6 meses tal como lo recomienda la Organización Mundial de
la Salud. Sin embargo, me sorprende
cuando en el desarrollo de mi labor médica interrogo a pacientes y me responden
que llevan años sin desparasitarse.
Los parásitos son una clase
de biota que causan grandes problemas de salud a los seres humanos. Se
adquieren, la mayoría de las veces, a través de la ingesta de alimentos
contaminados, por condiciones de insalubridad en el entorno o bien por contagio
directo. Y las acciones negativas o malas costumbres que nos hacen susceptibles
a ellos son: no lavarse las manos adecuadamente; comer alimentos preparados en
la calle o elaborados en condiciones inadecuadas de higiene; ingerir comidas
crudas, descompuestas o servidos por personas enfermas; exponerse a la inadecuada
disposición de excretas por defecar al aire libre o no contar con drenaje
sanitario; convivir con animales sin
tener las condiciones pertinentes (zoonosis); consumir agua no potable ya sea de
ríos, lagos, pozos, cenotes, aguadas, depósitos naturales, de lluvia o
cualquier otra fuente que no haya sido tratada para desinfectar.
Entre los parásitos más
comunes tenemos a las lombrices, las cuales se subdividen en Nemátodos (por su
forma redonda) o Céstodos (por su forma aplanada).
Entre los Nemátodos se
encuentran los Enterebios Vernicularis u
Oxiuros (como se les conoce de forma común) y la Ascaris Lumbricoides.
En el grupo de los Céstodos
podemos encontrar a las Tenias como la Saginata (la cual puede medir varios
metros de largo) y a la Solium mejor conocida como Solitaria. También existe un
pequeño cestodo muy común en los niños que recibe el nombre de Hymenolepis
Nana.
Existen otro tipo de
lombrices en los animales (larvas de nemátodos) como el Ancylostoma caninum (en
perros) y el Ancylostoma brasiliense (en perros y gatos), los cuales
son expulsados en las heces fecales de estos animales y entran al ser humano a
través de la piel causando el síndrome de Larva Migrans Cutánea. Este síndrome
tiene la característica de que la lombriz al penetrar la piel empieza a formar
surcos por debajo de ella, mismos que se localizan con más frecuencia en los
pies y nalgas de los pacientes.
Entre los síntomas que las
personas pueden experimentar cuando tienen parasitosis se encuentran:
-Dolor abdominal: Es más
común después de comer alimentos irritantes, grasosos, que producen gases o muy
condimentados.
-Hiporexia: Es la pérdida de
apetito y es más frecuente en niños, siendo éste el principal motivo por el
cual los padres llevan a sus hijos a consulta.
-Distensión abdominal: El
vientre inflamado es común en la mayoría de las parasitosis, pues los parásitos
se encuentran habitualmente en el colon (intestino grueso) causando la
inflamación del mismo.
-Diarrea: Los cuadros
diarreicos pueden tener diferentes características como evacuaciones líquidas o
semilíquidas, abundantes o de escasa cantidad, con mucosidad y/o presencia
sangre, fetidez sobre todo las de predominio diurno. De igual manera, la
flatulencia (gases) es muy fétida y frecuente en este tipo de problemas.
-Náuseas: Pueden ir
acompañadas de vómitos y son más comunes un tiempo después de comer.
-Pérdida de peso: El
paciente inicia con pérdida de peso, pero en contraparte el apetito se
incrementa o sigue comiendo como siempre.
-Llanto nocturno: Es
característico que los niños pequeños que padecen oxiuriásis se despierten
llorando a media noche. Estas lombrices
tienen costumbres nocturnas, descendiendo en las noches a las periferias del
ano a desovar, causando un prurito (comezón) intenso y ardor rectal que
despiertan al paciente. Habitualmente, los padres confunden este síntoma con
terrores nocturnos. De igual manera, se puede observar directamente a la
lombriz la cual es blanca, de pequeño tamaño y del grosor de un alfiler.
-Síntomas respiratorios. El
Síndrome de Loeffler, es una neumonitis
eosinofílica la cual se produce cuando las lombrices pasan de la vía digestiva
al sistema respiratorio introduciéndose a los pulmones. Es causada por Ascaris
lumbricoides, Stronguloydes Stercoralis, Ancylostoma Duodenale y Necator
Americanus. Es común que se confundan los síntomas del Síndrome de Loeffler con
Asma o Bronquitis.
-Síndrome asténico: La fatiga
o cansancio, el dolor muscular y/o articular, la pereza, son comunes en las
parasitosis intestinales y pueden deberse a un sistema inmunológico bajo o a la
presencia de anemia.
La amiba es uno de los
protozoarios más antiguo. Sin ser un parásito o una bacteria, la amiba causa
severos problemas gastrointestinales, por lo que habitualmente se realiza un
tratamiento profiláctico para erradicarla de forma semestral, junto con los
desparasitantes. El paciente puede permanecer mucho tiempo asintomático o
presentar síntomas vagos y muy parecidos a los de las parasitosis. Cuando
existe abundancia de este protozoario, se presenta un Síndrome Disentérico
Amibiano que se caracteriza por la presencia de evacuaciones semidiarreicas de
escasa cantidad, con presencia de moco
y/o sangre, cólico abdominal, pujo para defecar, tenesmo rectal (sensación de
no terminar de defecar), fiebre, síndrome asténico y ataque al estado general.
Cuando el Síndrome
Disentérico se hace presente, es recomendable acudir a un médico y no
automedicarse, pues existen enfermedades diarreicas disentéricas que se pueden
confundir con la amibiasis.
Existen muchas fórmulas
médicas en el mercado para desparasitarse de lombrices y amibas. Es
recomendable que el médico, en base a las características clínicas del
paciente, elija la más adecuada para su tratamiento.
Como ya he mencionado
previamente, la OMS recomienda realizar la desparasitación cada 6 meses. Es
importante que el desparasitarse se haga por las mañanas, pues existen
medicamentos como el Albendazol que pueden condicionar la salida de las
lombrices por la nariz, lo cual si
ocurre en la noche, suscitará otros problemas.
De igual manera, los
pacientes con epilepsia que toman anticonvulsivantes, deben tener especial
cuidado al desparasitarse de forma automedicada.
Los desparasitantes no se
deben dar a mujeres embarazadas, pues se ha demostrado que tienen efectos
teratogénicos en los bebés en formación. Así también, a los menores de 1 año no
se les debe desparasitar de forma profiláctica. Es recomendable que esta
práctica se realice a partir de los 2 años de edad.
El lavado de manos, es una
de las medidas más eficaces para la prevención de las parasitosis.
La OMS recomienda la
siguiente técnica para el correcto lavado de manos:
-Mójese las manos con agua.
-Deposite en la palma de la
mano una cantidad de jabón suficiente para cubrir la superficie de las manos.
-Frótese las palmas de las
manos entre sí.
-Frótese la palma de la mano
derecha contra el dorso de la mano izquierda, entrelazando los dedos y
viceversa.
-Frótese las palmas de las
manos entre sí, con los dedos entrelazados.
-Frótese el dorso de los
dedos de una mano con la palma de la mano opuesta, agarrándose los dedos.
-Frótese con un movimiento
de rotación el pulgar izquierdo, atrapándolo con la palma de la mano derecha y
viceversa.
-Frótese la punta de los
dedos de la mano derecha contra la mano izquierda, haciendo un movimiento de
rotación y viceversa.
-Enjuáguese las manos con
agua.
-Séquese las manos con una
toalla de un solo uso.
-Utilice la toalla para
cerrar el grifo o llave.
En resumen, la Parasitosis
Intestinal es una condición que todos podemos padecer en algún momento no
importando la condición económica, de vivienda o de salud. De ahí la importancia
de incrementar nuestras medidas de higiene y desparasitarnos cada 6 meses, pero
recuerda hacerlo con un profesional de la salud. La automedicación no es
adecuada.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Quintana Roo, México. Septiembre del 201