Mientras
me dirigía al trabajo, escuché en la radio la opinión de un periodista sobre
una manifestación pacífica que un grupo de médicos realizó como apoyo a otros
médicos que están en problemas legales, acusados de negligencia médica, movimiento
nacional conocido como YO SOY MÉDICO # 17. El periodista habló muy mal de los
manifestantes como si fuera un erudito en el tema.
Estas
palabras expresadas ante su público me hicieron pensar en lo fácil que es
acusar generalizando un caso, emitiendo juicios de opinión mirando desde fuera
la problemática, sin saber la realidad de lo que acontece en el quehacer médico
día con día.
Lo que estas marchas pretenden es que se respete el actuar médico
y en caso de negligencia se trate como tal y no como conducta criminal. Que el
caso se someta a juicio de iguales y no por personas que desconocen los actos
médicos. No se trata de solapar, sino de dar un justo valor a las cosas.
En Medicina una mala praxis es un término empleado para indicar una mala gestión (por acción o por omisión) en la prescripción de medicación o en una manipulación en el cuerpo del paciente (de acuerdo a lo definido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española), lo que se conoce comúnmente como negligencia médica.
En Medicina una mala praxis es un término empleado para indicar una mala gestión (por acción o por omisión) en la prescripción de medicación o en una manipulación en el cuerpo del paciente (de acuerdo a lo definido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española), lo que se conoce comúnmente como negligencia médica.
En
mi juicio personal, considero que no se puede homologar a la mala praxis que
desencadena un fallecimiento como homicidio. Hasta ahora (y espero seguir así)
no conozco a ningún médico que se despierte pensando: HOY TENGO QUE MATAR A UN
PACIENTE.
Para ser médico se necesita estar 5 años encerrado en un aula de
la facultad de medicina, 1 año de internado de Pregrado recluido en un hospital
con guardias cada 3er día, 1 año de servicio social en una población rural, la
mayoría de las veces alejada de la ciudad de origen, 3 a 5 años de especialidad
y en algunas ocasiones 2 a 3 años más de subespecialidad, diplomados,
maestrías, cursos de educación médica continua que han significado perderse de
fiestas, cumpleaños, aniversarios, estar lejos de familia, guardias en días
festivos, malas noches cansancio, en fin muchos sacrificios. ¿Crees que todo lo
anterior lo hace una persona con la intención de un día matar a otro ser humano?
Sin
embargo, actualmente las autoridades al momento de ejercer la acción de la
justicia, tratan a los médicos que han tenido la mala suerte o desgracia de
estar relacionados (directa o indirectamente) en un caso de negligencia médica,
como los más peligrosos criminales.
No puedo cerrar los ojos a la realidad y negar que existen
personas dañadas en su interior que se han distorsionado a lo largo del camino,
pero afortunadamente son los menos.
Les
comparto que cuando muchacho, mi ilusión por estudiar medicina era motivada por
el deseo de ayudar a mi prójimo. Después de casi dos décadas, el deseo de
servicio se ha incrementado. Por mis palabras hablan mis actos y pongo a
evaluación de mis pacientes institucionales y privados mi desempeño.
En la universidad me enseñaron una frase que aún es premisa en mi
actuar médico: PRIMUN NON NOCERE (primero no dañar). Esa es una máxima que me
ha dado excelentes resultados. El reconocer mis limitaciones, pero mejor aún
superarlas, propician que el paciente reciba una atención profesional. Ese es
el reto diario.
Yo les puedo asegurar que ser médico significa hacer muchos
sacrificios personales y familiares. Significa estar estudiando de forma
constante hasta el último día de tu ejercicio laboral. No pido de ninguna forma
que se nos justifiquen nuestras fallas, pero sí que de acuerdo a la ley, se nos
trate como seres humanos que en el afán de servicio, estamos sujetos a cometer
errores o ser partícipes de un accidente profesional y no como a los más
aberrantes criminales como en los tiempos actuales se pretende calificar.
En la actualidad, las condiciones económicas han hecho que el
desempeño profesional en la medicina se vea afectado. En la salud pública por
los escasos presupuestos y las grandes deficiencias que los médicos subsanan
con pericia, inteligencia, capacidad, improvisación y experiencia, aun con el
riesgo de cometer una mala praxis por no seguir los procedimientos adecuados
ante las carencias. En la medicina particular, el desarrollo profesional se ve
afectado por el alto costo de los medicamentos de patente, la carestía de los
estudios diagnósticos en contraste con medicina que presume de ser privada y de
asistencia social en donde se otorga atención a bajo costo, con medicamentos de
dudosa calidad y en la cual se privilegia la medicación excesiva para favorecer
a la cadena comercial que auspicia la atención. El negocio real es vender
muchas medicinas, aunque no sean necesarias.
Considero
que los pacientes (junto con los Colegios Médicos) deben vigilar el actuar médico en cualquier instancia. Hagamos un ejercicio:
¿Acostumbras revisar la cédula profesional del médico que te atiende en la
página oficial de la secretaría de educación? ¿Tiene tu médico en realidad la
especialidad que dice su receta? ¿Cuenta con Certificación o Recertificación
ante los diferentes consejos o academias reconocidas en nuestro país? ¿Es
médico de verdad?
Penosamente he podido percatarme que existen colegas que ponen en
práctica procedimientos para los cuales no están preparados académicamente (o
no tienen la cédula profesional para realizarlos), arriesgando de esta manera
su prestigio profesional, y peor aún, la vida del paciente. Y ante la sociedad,
cuando el integrante de un grupo falla, se tiende a generalizar el error en el
actuar hacia todos los demás.
El ejercicio médico es una responsabilidad compartida del profesional
de salud que debe prepararse día con día a través de la educación médico
continua y del paciente haciendo lo que se le pide y externando sus dudas o si
no está de acuerdo, solicitar una segunda opinión.
Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas
Médico Especialista en Medicina Familiar
Presidente del Colegio de Médicos Familiares del Estado de
Quintana Roo en el período 2010 al 2012
Coordinador Nacional de la Región Centro Sureste del Colegio
Mexicano de Medicina Familiar A.C. en el período 2011-2013.
Perito en Medicina General de la PJE del Gobierno del Estado de
Quintana Roo en el período 2013.
Cancún, Q. Roo, México. Julio del 2014