miércoles, 1 de junio de 2016

CUANDO LOS HIJOS NO SE VAN

La naturaleza nos pone ejemplos de cómo deben ser nuestras conductas como padres.

¿Has visto el comportamiento de los pájaros? Al inicio, ambos inician construyendo su nido, rama con rama hasta tener un nido sólido y seguro para sus futuros críos. Llegado el momento de la incubación, uno empolla los huevos día y noche mientras el otro se encarga de proveer el alimento. También se da el caso de que en forma alterna empollen los huevos para que el otro descanse o salga a comer. Al brotar los pajarillos, éstos nacen desvalidos, frágiles, sin plumas y los padres inician un cuidado extremo para  alejar las amenazas alrededor del nido e incluso darles de comer directamente al pico. Posterior a esta primera etapa, las crías empiezan a hacerse fuertes y a cubrirse de plumas. Cuando el plumaje es total, los papás pájaros empujan a sus hijos fuera del nido para que puedan volar. Logrado el objetivo de que los pájaros vuelen, la misión de los padres  se ha cumplido. O,  acaso  ¿has visto algún nido en el que permanecen los pájaros hijos adultos junto con los padres?

En muchas ocasiones, les he comentado a mis pacientes  que no existe un libro o manual que nos enseñe a ser padres; así como tampoco es garantía haber criado a un hijo para saber cómo criar al otro, ya que son como los dedos de la mano: tienen el  mismo origen pero no se parecen entre sí. Y aunque reciban la misma educación y hayan vivido bajo un mismo estilo de crianza, no todos los hijos reaccionan igual ante la vida.

Entonces, la pregunta es: ¿por qué algunos hijos no se van del núcleo familiar para formar su propio hogar?

A lo largo de mi vida profesional, han venido conmigo a consulta padres y madres que se encuentran desesperados porque no saben qué hacer cuando tienen hijos adultos que se niegan a abandonar la casa paterna. A esta situación se le llama  Síndrome del Nido Lleno.
Esta circunstancia genera conflicto entre los esposos, pues la mayoría de las veces no se ponen de acuerdo respecto a cómo deben proceder con el hijo que se perpetúa en el hogar. Y es que para que un hijo no se independice, necesita de la complicidad incondicional de algunos de los padres a lo largo de las todas las etapas de su vida.

Reza en un poema Khalil Gibran:

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Darles todo a manos llenas, sin establecer obligaciones, vuelve a nuestros hijos irresponsables, dependientes y egoístas. Por consiguiente, desconocen el justo valor de las cosas, lo cual hace que no valoren lo que reciben, que se acostumbren a esa vida fácil y en consecuencia que no aprendan a ser independientes para valerse por sí mismos.  Al no enseñarles a volar (como los pájaros lo hacen con sus crías), es difícil que se atrevan a dejar el hogar por decisión propia. Tal parece que los educamos como si fueran a permanecer siempre dependientes de nosotros.

El ser padres es una de las experiencias más sublimes que existe en la vida. Siendo algo tan maravilloso, queremos como papás que nuestros hijos tengan un futuro mejor que nuestro presente, que no pasen las carencias por las que hemos pasado, que no sufran lo que nosotros hemos sufrido, que sean en la vida lo que nosotros no pudimos ser. ¿Saben? Esto es un error. Nuestros hijos no tienen que ser lo que nosotros soñamos ser algún día. Ellos deben construir sus propios sueños y perseguirlos, pero es necesario que esos sueños los construyan con enseñanza de vida y obra de los padres.

De igual manera, al nacer los hijos, los padres dedican su esfuerzo en sacarlos adelante. En consecuencia, su vida gira alrededor de ellos y en muchas ocasiones desatienden su relación de pareja. Cuando esto sucede, los padres no quieren que los hijos se vayan, pues se han convertido en el único vínculo que los mantiene juntos como esposos, y la independencia de los hijos puede resultar en la separación de la pareja.

En cierta ocasión escuché de una mamá que decía: por mis hijos lo que sea, pues mientras tengan madre, hasta la muerte si es necesario. Y esto es literal, pues el hijo adulto que vive en casa de sus padres, por lo general no aporta económicamente y empieza a consumir los recursos que ellos deben utilizar en la vejez o retiro, tiempo en el cual la vitalidad y los ingresos disminuyen.

¿Qué debo hacer con un hijo que no se va de la casa? ¿Correrlo? Literalmente debe ser así. No debemos hablar con él como un hijo. La conversación debe ser entre adultos y plantearles el porqué de la importancia de su independencia, que lo beneficiará a él y a ustedes como padres.

Desprenderse de los hijos (sobre todo si son únicos) es un proceso sumamente doloroso, pero después del dolor viene el alivio. Muchas veces hay que cortar de tajo las ramas para que el árbol sea más frondoso.

También se debe hacer entender a los hijos que la relación padre-hijos no es solamente convivir juntos bajo el mismo techo. Que la relación va más allá de los muros y que aunque estén lejos, siempre estarán unidos por el amor.

De igual forma, aconsejo que se enseñe a los hijos a dar. Que no pregunten ¿Te hace falta algo mamá? ¿Te hace falta algo papá? Sino que den sin preguntar y sin condicionar. Es común que digan: Mamá, te doy tal cantidad de dinero, pero no para que se lo des a mi hermano(a). Enseñarles que si ya lo dieron, no condicionar su uso y que pueden hacer con ello lo que se desee.

He visto, como adultos mayores viven en una precariedad económica mientras los hijos están en bonanza y no ayudan a sus padres. Los padres no les piden por dignidad, pues si lo han pedido y se les ha negado y ya no la vuelven a hacer.

Dice un dicho común: Querido hijo, en mi vejez no te pido que me des, pero sí te pido que no me quites.

La familia es el ciclo sin fin de la vida. Hacer de nuestros hijos hombres o mujeres  independientes, los convertirá en adultos responsables que pueden formar familias funcionales en su momento.

Les recomiendo estos artículos: CUANDO LOS HIJOS NO SE VAN DE CASA y AMOR QUE DAÑA

Así que carguemos pilas y no permitamos que nuestros hijos se conviertan en jóvenes NINI (Ni estudian, ni trabajan).

Finalizo este escrito con un texto  que leí en la redes sociales (y cuyo autor desconozco): Si quieres criar adultos fuertes, deja de respirar por tus hijos, deja de hacerles la tarea, deja de comprarles todo lo que quieren, diles que NO de vez en cuando y enséñalos a cooperar en casa. Suelta el miedo al trauma y ayúdalos a crecer.

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas
Médico Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Junio del 2016

Visita mi sitio: www.cbaquedano.com.mx 




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