miércoles, 1 de abril de 2020

CUIDARNOS TODOS: COVID-19


Con la pandemia (enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región) que existe en la actualidad por la aparición del COVID-19, las redes sociales y los medios de comunicación digitales se han visto inundados de falsos especialistas en epidemiología, médicos infectólogos, farmacólogos, economistas, comunicólogos, investigadores de conspiración mundial, entre otros que, sin haber realizado algún tipo de estudio académico al respecto difunden con autoridad su libre opinión, lo cual crea confusión entre la población debido a que la mayoría de sus comentarios son erróneos, verdades a medias o simplemente conclusiones que obtienen al escuchar de todo un poco. En resumen, TODOS SE VUELVEN EXPERTOS EN EL TEMA sin tener la noción más elemental de medicina.

Como consecuencia de esta avalancha de información distorsionada que se suscita de manera alterna a la información verídica y confiable, mucha gente no está siguiendo las indicaciones emitidas por las autoridades sanitarias mundiales y locales al juzgar (después de leer o escuchar opiniones de gente que no es experta), que las recomendaciones son innecesarias o exageradas para prevenir el peligro ante el rápido contagio del COVID-19.

El COVID-19, enfermedad causada por el SARS-CoV-2, tiene un índice de contagio de 1.5 a 3.5, lo cual significa que un individuo infectado es capaz de contagiar entre 1.5 a 3.5 personas.

Cierto es que la enfermedad del COVID-19  es menos mortal comparada con otras enfermedades, de acuerdo a los datos otorgados por la OMS en las últimas semanas de marzo del 2020,  quién indica que la tasa de mortalidad es de 3 a 4% en base al comportamiento de la enfermedad observado hasta el momento. En número duros, esto significa que 3 a 4 de 100 personas enfermas de COVID-19 tienen el riesgo de morir, tasa de mortalidad nada baja si la comparamos con una gripe común que tiene una tasa de mortalidad de 0.1% pero la MALARIA tiene una tasa de mortalidad del 20% o el DENGUE HEMORRAGICO el cual tiene índice de mortalidad mayor al 20%.

Entonces ¿por qué es importante cuidarnos?

El problema real es la pandemia, pues al presentarse los casos de enfermedad del COVID-19 de una forma tan rápida, los servicios de salud se saturan y colapsan, provocando que los casos graves no reciban atención inmediata.

Te lo explico de la siguiente manera: Si existiese la pandemia que actualmente azota al mundo y yo fuera en esta ciudad la única persona que se enferma y complica de neumonía por el COVID-19, acudiría a un hospital y sería atendido de forma oportuna por el personal médico, ingresando si fuera necesario a una sala de terapia intensiva, en donde me darían apoyo mecánico respiratorio a través de un ventilador, siendo atendido por varios médicos quienes propiciarían que yo superara la enfermedad y así poder salvar mi vida. Cuando existe una pandemia, los casos complicados llegan en grandes cantidades al hospital, lo cual condicona que los servicios de hospitalización  y terapia sean rebasados en su capacidad de funcionalidad por la excesiva demanda que se requiere,  de tal manera que los ventiladores respiratorios resultan insuficientes en número para cubrir esas necesidades. Esto conlleva a que se haga una lista de espera para ocupar terapia intensiva, siendo el tiempo de esa espera un factor de riesgo para salvar la vida, pues los pacientes hospitalizados pueden tardar varios días hasta su sanación o defunción para liberar el espacio que ocupará otro enfermo.

Es por eso, que a pesar de que esta enfermedad por sí misma es menos letal que otras, su fácil contagio y rápida propagación la vuelve tan peligrosa.

Por lo anterior descrito, es molesto ver como hasta el momento, muchas personas hacen caso omiso del aislamiento social solicitado por las autoridades y continúan sus actividades sin el menor cuidado, en hacinamiento y conglomeración, sin pensar que llegaran a casa con un virus con el que pueden contagiar a toda su familia y poniendo en peligro de vida a las personas más vulnerables como lo son adultos mayores, personas inmunodeprimidas o menores que habitan en su hogar o comunidad.

Cierto es que no existe la cultura de higiene adecuada en muchos lugares del mundo, cuando recordamos esos puestos de comida en el cual el que prepara los alimentos es el mismo que cobra, que el área es insalubre o peor aún, que no existe el cuidado del lavado de manos con la técnica correcta o también, como sucede en la actualidad, sentarse a la mesa con el smartphone o equipos de cómputo. Es por ese motivo, que la propagación de las enfermedades es tan rápido por la falta de higiene y cuidados preventivos.

El cuidarnos de padecer el COVID-19 es tarea de todos, pero  también es una responsabilidad compartida, haciendo caso de las indicaciones de la autoridades sanitarias y del Gobierno, asimismo obtener información únicamente de fuentes oficiales como la OMS, la Secretaría de Salud o las diferentes instituciones de salud gubernamentales. De igual forma se debe evitar reenviar noticias cuya veracidad no sea comprobada  que, más que informar,  creen desinformación y que pongan en peligro a la población.

También es sumamente importante no acudir a centros de salud, clínicas u hospitales SI NO ES NECESARIO, como por ejemplo a un chequeo rutinario, dolores leves, piojos, hongos en las uñas (no complicados), acné o alguna otra molestia que no requiera necesariamente atención médica.

Sin embargo, si no existe otra alternativa y tienen la necesidad de acudir a consulta, se recomienda asistan solos o máximo con un familiar si se requiere apoyo, usar cubrebocas y lavarse las manos en cuanto sea posible y de forma frecuente con agua y jabón o con alcohol en gel.

Es momento de ser solidarios con aquellos ancianos que viven solos y que no deben estar saliendo a la calle y apoyarlos en su compra de víveres, siempre extremando medidas de higiene a fin  de no llevarles enfermedades.

Cierto es que en nuestro país es el gobierno el responsable de la salud de los conciudadanos, pero esta es una responsabilidad compartida.

Ante la situación mundial que vivimos en la contingencia sanitaria, unámonos como sociedad para hacer un frente común en estos momentos de adversidad y que cada quien haga lo que le corresponde hacer, ya sea trabajar o quedarse en su domicilio.

Si disminuimos la velocidad de contagio del COVID-19, la expectativa de vida de los pacientes que presenten complicaciones puede ser mayor a la que dictan las estadísticas actuales.

La salud y el cuidado de la misma es tarea y responsabilidad de todos.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Q. Roo, México. Abril del 2020