El día 05 de mayo del 2023, el mundo recibió con alegría la noticia del fin de la Pandemia del Covid-19, enfermedad que desde el 2020 apareció y se propagó con gran rapidez por todos los confines de la tierra.
Definitivamente, el Covid-19 transformó nuestras vidas, cambió nuestros
hábitos y la perspectiva de las enfermedades.
Sin embargo, la declaratoria del fin de la pandemia, ¿nos hace entender que
estamos libres de esta enfermedad? De ninguna manera. El Covid-19 llegó para
quedarse y como enfermedad viral que es, tiene la capacidad de transformarse, siendo
así un peligro latente para el brote de una nueva epidemia.
Las diferentes olas de contagios que vivimos surgieron en base a las
variantes víricas que desarrolló la enfermedad, unas muy contagiosas, otras con
mayor riesgo de muerte o con secuelas incapacitantes. Es por eso que resulta de
suma importancia enfatizar en no perder de vista que aun cuando la epidemia se
ha declarado por terminada, dicha enfermedad sigue vigente y latente.
Las implicaciones del término de la pandemia pueden significar un gran
riesgo si caemos en el error de dar por entendido que la enfermedad se ha
erradicado y no seguimos vigilantes del Covid-19.
¿A qué me refiero?
La declaratoria realizada por la OMS acerca del fin de la pandemia se
refiere a que ha finalizado la emergencia de salud pública de importancia
internacional, es decir, que la emergencia sanitaria a nivel internacional ya
no existe. Por consiguiente, esto no significa que Covid-19 haya dejado de ser
una amenaza para la salud mundial.
He aquí la confusión y el peligro latente.
Pues resulta que al levantarse la pandemia existe una mayor libertad de
movilidad poblacional sin tener como prioridad el uso de cubrebocas, el lavado
de manos y la sana distancia, lo cual potencializa un mayor riesgo de
contagios.
Como profesional de la salud veo con preocupación que esta situación se
vuelve cada vez más habitual y en la vida cotidiana podemos observar un
relajamiento en las medidas preventivas básicas. Por ejemplo, les puedo
comentar que en la institución de salud pública donde realizo mi ejercicio
profesional, se ha dejado de hacer el filtro de enfermedades respiratorias, de
forma tal que los pacientes se encuentran todos juntos en la sala de espera,
muchas veces en hacinamiento, conviviendo niños, mujeres embarazadas, adultos
mayores, con la posibilidad de que se encuentre entre ellos algún paciente con
Covid-19 que los pueda contagiar.
Tristemente, me ha tocado ver pacientes enfermos de enfermedades
respiratorias, que no tienen el adecuado cuidado preventivo, con cubrebocas mal
colocados, en mal estado, de tela común, con la manipulación de fluidos nasales,
estornudando sin utilizar el antebrazo para cubrirse e incluso tosiendo con el
cubrebocas mal puesto. También me he percatado que, en lugares públicos,
incluso instituciones de salud, no cuentan con dispensadores de alcohol en gel
y que un gran número de personas ya no lleva consigo el mencionado gel.
No caigamos en la equivocación de pensar que la enfermedad ha desaparecido
o que ya no causa la muerte, esto es no es así.
Aún tenemos en la consulta pacientes que sufren las secuelas del Covid-19,
que presentan limitaciones que les impiden realizar sus actividades como era
antes de enfermarse. La enfermedad está vigente.
El paciente que se sabe enfermo de las vías respiratorias, debe acudir al
médico, pero también debe tener la responsabilidad social de usar las medidas
de protección pertinentes a fin de no contagiar a los que están a su alrededor.
Automedicarse porque se piensa que es una simple gripe lo que se padece,
sigue siendo un gran error que conlleva a un riesgo mayor de complicaciones o
incluso a la muerte.
Así como la enfermedad ha evolucionado, también el tratamiento ha cambiado
y en la actualidad existen medicamentos como el compuesto Nirmatrelvir + Ritonavir
que se utilizan en los pacientes de riesgo. Por eso la importancia de acudir a
consulta y romper la fuente de contagios.
Todos hemos sufrido alguna perdida en esta pandemia. Pérdidas por la muerte
de alguien cercano, pérdidas económicas, laborales, afectivas. De una u otra
forma, todos fuimos afectados, por eso, es de suma importancia poner en
práctica lo aprendido en este tiempo y evitar que vuelva a surgir una nueva
contingencia sanitaria.
La enfermedad NO HA DESAPARECIDO, sigue entre nosotros y nos puede atacar
en cualquier momento.
No bajemos la guardia, cuidémonos y cuidemos a los que nos rodean. El
autocuidado es una responsabilidad que tenemos como habitantes de este planeta.
No permitamos que la enfermedad vuelva a tomar fuerza y a convertirse en una
nueva pandemia.
Recordemos lo que hemos sufrido y preguntémonos ¿quiero vivir esto
nuevamente? Es tarea de cada uno de nosotros el cuidarnos y cuidar a los demás.
Recuerda: no minimices una enfermedad respiratoria pensando que es un
simple resfriado. Acude al médico y observa las medidas preventivas de
contagio.
El Covid-19 aún sigue cobrando vidas. Ponte atento y no bajes la guardia.
Colorín, colorado este cuento…. ¿se ha acabado?
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar
Cancún, Quintana Roo, México a 01 de junio del 2023
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