sábado, 1 de octubre de 2022

ME VA A REGAÑAR EL DOCTOR

En muchas ocasiones experimento frustración al ver cómo los pacientes con enfermedades crónico-degenerativas no siguen un adecuado cuidado en el control de su salud, e incluso intentan engañarme respecto al apego de su tratamiento farmacológico y no farmacológico, sin darse cuenta que se engañan a sí mismos y que son ellos mismos quienes sufrirán las consecuencias de su proceder.

Pudiera parecer algo exagerado, pero por experiencia propia a lo largo de tantos años de ejercicio profesional, les aseguro que no es así. En la práctica médica he podido observar durante el interrogatorio de la consulta que hay personas que en sus respuestas omiten, olvidan o no quieren decir información precisa de lo que realmente viven, y peor aún, responden lo contrario a la realidad. Y esto lo puedo constatar porque no coincide con la evaluación física que en ese momento realizo, ni con los resultados de laboratorio.

Ejemplo de esto me sucede cuando le preguntó al paciente diabético ¿comió sus alimentos como debe ser? ¿Evitó consumir alimentos chatarra incluidos refrescos embotellados? ¿Tomó sus medicamentos como se los indiqué? ¿Hizo ejercicio? Y me responde afirmativamente. Sin embargo, sus análisis clínicos refieren todo lo contrario. Una falsa creencia de tienen algunas personas es que para evitar ser descubiertos de su falta de cuidado en su salud, hacen ayunos prolongados antes de realizarse una prueba de glucosa en ayuno y mostrar así niveles normales de azúcar en sangre. Pero lo que desconocen es que la hemoglobina glucosilada que mide el promedio de glucemia demuestra una elevación importante de la glucosa, la cual no concuerda con la glucosa en ayuno. De esta manera, queda en evidencia el paciente y se descartan sus respuestas.

¿Qué sucede entonces? Pueden ser varias situaciones.

La primera situación es que el paciente no diga la verdad por temor a ser reprendido por el médico, lo cual es un gran error, pues los médicos no somos sargentos sino más bien facilitadores en preservar la salud de las personas. Siendo así que el regaño no es la manera más adecuada de educar en salud. Además, mentir o decir verdades a medias, no le permite al médico tener un panorama real del comportamiento de la enfermedad y hacer los ajustes necesarios para lograr el control de la misma. El médico al no tener toda la realidad concerniente al padecimiento, puede deducir que el medicamento prescrito no está funcionando, cuando lo cierto es que no se cumplen las indicaciones pertinentes en el tratamiento no farmacológico (dieta y ejercicio). Por consiguiente, la mejoría en el paciente se hace más retardada, al tener quizá que modificar el medicamento cuando no era necesario.

A mis pacientes acostumbro decirles que les puedo recetar la medicina más efectiva, la más cara, la más novedosa. Asimismo, les recalco que ni el mejor medicamento funcionará si no se siguen al pie de la letra las indicaciones tanto en el tratamiento no farmacológico como en la dosificación correcta.

La segunda situación es que el paciente sabe que está cometiendo errores en su plan alimenticio o tiene hábitos alimenticios inadecuados, mismos que acrecientan su padecimiento. Entre éstos se pueden citar por ejemplo, comer muchas frutas cuando tiene diabetes pensando que eso es sano, o bien, no procurar horarios específicos para ingerir alimentos, así como tener ayunos prolongados que sólo alteran el metabolismo.  Un error común es no cenar para bajar de peso, práctica incorrecta pues no se logra bajar de peso y sí se sufre descontrol metabólico o incluso aumento de peso. Lo más adecuado es tener la asesoría de un nutriólogo o del mismo médico en relación a la alimentación.

Una tercera situación es tomar el medicamento al libre albedrío sin respetar lo prescrito por su médico. Y lo peor es pensar que no pasa nada, lo cual es una total equivocación. Cada medicamento tiene una composición, propiedades y acción terapéutica específicas, que para lograr una acción eficiente en el combate de la enfermedad debe administrarse apropiadamente, según la prescripción del médico.

Sucede también que hay medicamentos que tienen indicaciones adicionales en su uso, que el médico toma en cuenta al valorar el contexto integral de la enfermedad. Tal es el caso de las estatinas que se utilizan en colesterol y triglicéridos elevados. Este medicamento se debe tomar de noche ya que utilizarlo de día o de tarde no tiene efecto por la función de nuestro cuerpo.

Otro ejemplo son las hormonas utilizadas en el hipotiroidismo que se deben tomar en total ayuno y no comer nada en 1 hora de forma posterior para que funcionen.

También tomar medicamentos para gastritis junto con medicamentos para enfermedades crónicas puede limitar la absorción de éstos últimos. Lo indicado es leer las recetas para entender las indicaciones y en caso de dudas, preguntar al médico recetante que explique cómo usar el medicamento. 

Vale comentar que, en algunas ocasiones, la limitación de la visión, el no saber leer e incluso la mala letra del médico pueden ser factores que contribuyan al mal uso de los medicamentos.  Con respecto a esto, las redes de apoyo (familia o personas a cargo de los enfermos) ayuden en la correcta utilización de los medicamentos acorde a lo que dice la receta, haciendo especial énfasis en esto en los adultos mayores.

Una cuarta situación es aquella que se presenta cuando el paciente subdosifica sus medicamentos. ¿Qué es esto? En algunas ocasiones, por el costo elevado de los medicamentos o citas prolongadas institucionales, el paciente disminuye la cantidad de medicamento a tomar o aumenta los tiempos entre toma y toma con la finalidad que le alcance hasta la próxima visita al médico. Práctica incorrecta pues al disminuir la dosis o espaciar su toma es muy probable que los medicamentos no surtan el efecto debido.

Una quinta situación es que el paciente no tome su medicamento. En ocasiones al sentirse bien, sin síntomas, suspende su medicamento pensando que así deja descansar su cuerpo, por el miedo a que se le daño el hígado o los riñones, o  simplemente decidir  que no necesita tomarlo porque ya se siente bien. Sin embargo, enfermedades como la Hipertensión Arterial cursa asintomática de forma peligrosa lo que nos hace pensar que no hay problema y no se requiere de ninguna medicina. También se presenta el escenario de que cuando se logra un control de la enfermedad al tomar los medicamentos, las automediciones dan resultados estables o dentro de parámetros aceptables, por lo que se opta por dejar los medicamentos, cuando la realidad es que no se deben suspender para continuar con ese buen control. Me ha tocado ver ocasiones pacientes institucionales con cita prolongadas a los cuales se les acaba el medicamento antes de consultar (la mayoría de las instituciones otorga medicamento mensual) y dejan de tomar la medicina, ya sea por no querer o no poder comprarla.

El cuidado de la salud no es únicamente obligación del médico.  Es una responsabilidad compartida y los beneficios o consecuencias del adecuado control, son para el paciente.

Como mencioné anteriormente, los médicos no somos crueles verdugos, somos facilitadores en el cuidado de la salud, donde aportamos los conocimientos adquiridos y el paciente debe cumplir a pie cabal las indicaciones otorgadas. 

En México, el 23 de octubre se conmemora el día del médico, así que aprovecho este espacio para felicitar a mis colegas de esta noble profesión.

 

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Q, Roo, México a 01 de Octubre del 2022

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