Recuerdo
que un punto muy difícil para mí como adolescente, fui mi despertar sexual, ya que
crecí un una comunidad rural en la cual no se obtenía mucha información en la
escuela y en casa papá no se dio a la tarea de explicarme nada de sexualidad,
así que lo que aprendí con respecto a esto, fueron los usos y costumbres
propios del pueblo que se transmitían de adolescentes mayores a los menores, en
el cual a los 15 años tenías que demostrar o probar tu hombría, por lo que tu
padrino o un hermano mayor te llevaba a un burdel o casa de citas para tal
situación, sin pensar en las consecuencias que esto pudiera ocasionar con
respecto a la salud, pues el contagio de enfermedades de transmisión sexual era
muy alto. Enfermedades como la gonorrea, sífilis, VIH, virus del papiloma
humano, herpes genital, clamidia, tricomoniasis, entre las más comunes, pueden
cambiar la vida de una persona de forma inmediata o a largo plazo, ya que son
sumamente dolorosas, caras o incluso incurables.
El
Virus del Papiloma Humano o VPH, tiene la particularidad en los varones de que
en ocasiones no presenta síntomas al contagiarse, pero está latente, por lo que
con el paso de los años se puede transmitir a la pareja, enfermedad que al avanzar
tiene el riesgo de convertirse en un cáncer
cervicouterino.
En
su despertar a la vida, los adolescentes y jóvenes son una población vulnerable
por su alta actividad sexual, acompañada de inexperiencia, información
incompleta o inadecuada sobre los riesgos que existen de no ejercela con
responsabilidad.
Así
mismo, el uso inadecuado de preservativos o que estén en malas condiciones
(como ese condón que se guarda en la cartera por mucho tiempo), son un factor
de riesgo para enfermarse.
Durante
mi práctica profesional, he tenido la tristeza de hacer diagnósticos de
VIH/SIDA en hombres y mujeres menores de 20 años, algunos de ellos sin que
hayan llevado una vida sexual promiscua (que no hayan tenido muchas parejas),
en los cuales el denominador común es la falta de protección, por confianza en
la pareja, por inexperiencia o desconocimiento. Hago mención de un comentario
recurrente entre mis colegas sin que
exista la base científica para ello, en el que coincidimos por experiencia
profesional que los preservativos ultra delgados
o de alta sensibilidad, pueden proteger de embarazos pero no de VIH, así que
ante la duda, lo más adecuado es no utilizarlos, y mejor aun sería, la
abstinencia sexual hasta tener una pareja estable.
Y
es que además de las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos en
adolescentes son situaciones que vienen a dificultarles la vida, a cambiar sus planes, sueños y
crecimiento.
Al
formalizar una relación, la actividad sexual de las parejas en un inicio es
intensa y vigorosa, pero es importante hablar abiertamente de esto, no
considerar las relaciones sexuales como un tabú en el cual no se
expresen dudas o incomodidades, sobre lo que se puede hacer para mejorarlas y
preguntar si la satisfacción ha sido mutua, intentando así que sea un goce pleno
en cada encuentro.
Las parejas, deben recibir información
amplia con respecto a esto, conocer su cuerpo, conocer el cuerpo del otro, sus
reacciones, pero sobre todo, sus sentimientos.
El
conocerse, brinda la posibilidad de identificar esas señales que se emiten para
propiciar un acercamiento, una entrega en cuerpo y alma, con una plenitud total
que permita enamorarse más cada día y fortalecer esa unión. Así mismo, el
conocer al otro, conlleva a entender ese rechazo físico que se genera cuando
existe alguna situación de salud, emocional u hormonal y comprender que no se
trata de una falta de amor. Y es así como, hablando y conociendo lo que sucede,
se pueden evitar conflictos y malos entendidos de pareja.
Con
respecto a lo anterior, pongo como ejemplo el período de climaterio y
menopausia que se presenta en la mujer alrededor de los 50 años de edad, tiempo
en el cual su apetito sexual disminuye, lo que propicia un rechazo, situación
que hace pensar al hombre que ya no es amado, que no provoca deseo sexual en su
pareja o esposa o incluso que ella tiene otra relación (esto es lo más común
que he escuchado en consulta). Todo lo anterior condiciona una serie de
reclamos, enojos y malos entendidos que friccionan e incluso fracturan la
relación.
Esta
crisis se puede evitar si la pareja acude a consulta para saber que sucede con
respecto a la disminución de la actividad sexual y buscar en conjunto
alternativas que les permitan corregirlas.
Es
necesario que la parejas sepan que la actividad sexual es dinámica, un proceso
en el cual se debe crecer juntos, conociendo, aceptando y mitigando los
cambios propios de la edad o de cada
etapa de vida.
El
cuidado de nuestra salud sexual es una ardua tarea que se construye día con día
cuando se pone en práctica la educación recibida, cuando se pregunta a
profesionales sobres las dudas que existen, cuando se ejerce con libertad
responsable, cuando se practica la fidelidad con la finalidad de no adquirir de
forma externa, enfermedades de transmisión sexual que luego se lleven a casa.
La
relación sexual tiene como requisito indispensable el ser placentera para ambos
y no tratarse únicamente de un deshago físico. Uno de los regalos más hermosos
que tiene el ser humano es la sexualidad, medio por el cual se puede demostrar
el amor que se siente por la pareja y que además tiene la particularidad de
generar nuevas vidas que permiten consolidar familias ejerciendo una maternidad
o paternidad responsable.
En
la actualidad, nuestros jóvenes se enferman e incluso mueren por tener
información insuficiente o inexacta.
El
ejercicio de la intimidad sexual en la pareja debe tener 4 aspectos para
alcanzar la plenitud de su amor y consolidación de la familia:
Libre:
Nadie te presiona ni te debe forzar para amar.
Total:
Entregas todo de ti sin reservas.
Fiel:
Exclusivo para tu pareja para su protección y cuidado.
Fecundo:
Dador de vida con el nacimiento de hijos y el crecimiento como personas de la
propia pareja.
Así que celebremos
la vida con amor, respeto y cuidado. Aprendamos y enseñemos a nuestros hijos.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina
Familiar
Cancún, Q. Roo, México. Febrero del 2020
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