Una de las experiencias más hermosas que una mujer puede vivir es la
maternidad. El proceso de gestar una nueva vida en su vientre, de alimentarla
desde su interior, de percibir sus movimientos y crecimiento, es un gran
regalo.
Sin embargo, el embarazo tiene muchas incógnitas en las mujeres
que por primera vez viven este proceso, incluso también para aquellas que ya
han tenido embarazos previos, pues cada gestación es diferente.
Es importante que las mujeres sepan que la anatomía de su cuerpo se va
modificando desde el primer momento de la gestación, ya que al crecer
este nuevo ser en su interior poco a poco se van desplazando los órganos de su cuerpo, debido
al mismo crecimiento del embrión. Ejemplo de ello sucede con la vejiga que se
desplaza hacia abajo e incluso es comprimida, lo que condiciona que la
futura mamá tenga una necesidad frecuente de orinar en los últimos meses de
embarazo, Asimismo, se desplazan el diafragma y los pulmones hacia arriba, lo que causa dificultad para respirar al
acostarse cuando el embarazo ya sea avanzado. De igual forma, el estómago
se comprime y disminuye la capacidad de almacenamiento, comiendo poco y
llenándose rápido, pero por aumento en el gasto energético se tiene necesidad
de comer más seguido.
Con respecto a la alimentación, las náuseas al inicio del embarazo, son
síntomas que tienden a desaparecer conforme el embarazo avance. Si las náuseas
persisten después de los 3 primeros meses, se debe medicar a la paciente,
condición que se conoce como HIPEREMESIS GRAVIDICA y puede condicionar que la
paciente tenga un estado de deshidratación e incluso desnutrición.
Durante el embarazo se sube un promedio de 8 a 12 kilos en total. Los
primeros 3 meses se sube un promedio de 300 gramos, en el segundo trimestre se
sube 1 kilo por mes y por último, en el tercer trimestre se suben 2 kilos por
mes. Así que haciendo la suma de todo este incremento, tenemos 900 gramos (1
kilo) del 1er trimestre, 3 kilos del 2do trimestre y 6 kilos del 3er teniéndose
un promedio de incremento de peso de 10 kilos.
Cuando una mujer sube menos 8 kilos en el embarazo, puede presentar
anemia durante la gestación, desnutrición intrauterina del bebé, o bien debilidad en ella. Por el contrario, cuando se
sube más del 12 kilos puede desarrollar
Diabetes Gestacional, alteraciones de la Presión Arterial como
Hipertensión Arterial, Preeclampsia, Eclampsia, Síndrome de HELLP u otras
complicaciones que pongan en peligro la vida del bebé o de ella misma.
Otro aspecto relevante a considerar es que durante el embarazo se debe aprender y preparar lo necesario para
la lactancia materna. En este período,
la mujer gestante debe verificar
que sus mamas tengan bien formado el pezón, es decir, que tenga forma de chupete, pues cuando existe un pezón
plano el bebé no puede succionar al resultarle
imposible presionar con fuerza el pezón al no lograr mantenerlo en su boca.
Cuando el pezón no está bien formado, se
debe recurrir a técnicas que ayudan a su
formación, como por ejemplo usar
brassieres con las puntas perforadas que obligan al pezón a saltarse. También
se puede hacer que el esposo succione
las mamas a fin de ir formando el pezón o que la mamá realice masajes
circulares con aceite mineral a los pezones, como cuando se da cuerda a un
reloj.
La realización del papanicolau al inicio del embarazo, la aplicación de
esquemas de vacunación y una adecuada nutrición son prácticas recomendables.
Con respecto a esto último, es importante decir que los famosos antojos, son
ideación de la mamá y que al bebé no le va a pasar nada si la mamá deja de
comer alimentos extraños, hipercalóricos o fuera de horario. No papás, no se
preocupen, sus hijos no nacerán con la cara del alimento deseado y no comido.
De igual manera, en el lugar donde vivimos se tiene la costumbre de
sobrealimentar a las mujeres recién paridas con la finalidad de que produzca
más leche. Los atoles, jugos concentrados, licuados, la cerveza y otro tipo de
alimentos (de acuerdo a las costumbres familiares) no favorecerán la producción
excesiva de leche, pero si contribuirán a que la nueva mamá no pueda llegar al peso
ideal después del parto. Por el contrario, la alimentación debe ser balanceada,
rica en fibra (la lactancia produce estreñimiento) con la ingesta de 2 a 3
litros de agua al día. De igual manera, es importante saber que los alimentos
como el frijol, el tomate, el huevo, no impiden una adecuada cicatrización, por
lo que pueden comerse después del parto sin ningún problema.
Se recomienda a la mamá, que su alimentación sea acorde al PLATO DEL
BUEN COMER, en quintos: Desayuno, colación (fruta o verdura), comida, colación
(fruta o verdura) y cena, acompañada de abundante agua. No se recomienda el
consumo de Té negro, café o chocolate, pues independientemente de que son
abundantes en calorías, también tienen propiedades diuréticas (hacen orinar de
forma más frecuente) lo que puede condicionar disminución de la producción de
leche o favorecer el estreñimiento.
Con respecto a la lactancia, es importante afirmar que la leche materna
no se acaba. En muchas ocasiones, es común escuchar de las pacientes que no
tienen suficiente leche para alimentar a su bebé y por eso le tienen que dar
fórmula.
Las mamas, son glándulas que mientras reciban el estímulo de la succión
no dejan de producir leche. Hagamos un ejercicio: Cierra los ojos y seca tu
boca tragando toda tu saliva. Ahora, sin abrir los ojos, piensa en un mango
jugoso, amarillo, sin cáscara el cual esta bañado de una salsa picante
deliciosa, el cual tienes en la mano y que estás a punto de meter a tu boca…
¿Qué sucedió? El imaginar un mango jugoso, nos envía un estímulo al cerebro
para que las glándulas salivales produzcan saliva a pesar de que previamente
estaban secas. Lo mismo sucede con las glándulas mamarias, mientras el bebé
esté succionando y la madre esté muy bien hidratada, la leche se seguirá
produciendo aunque la mama esté flácida. Por tal motivo, no es necesario dar
fórmula en polvo para que el bebé se llene. Para tomar leche del biberón, el
bebé no necesita esforzarse mucho, por el contrario con la lactancia materna
tiene que estar succionando, así que al probar la mamila que implica menor
esfuerzo, es muy fácil que se abandone la lactancia materna y el bebé prefiera
el biberón.
Y ya para terminar, es importante enfatizar que no se debe suspender la
lactancia a pesar de estar tomando medicamentos como antibióticos,
desinflamatorios o para la presión. Son muy pocos los medicamentos que tienen
la indicación de suspender la lactancia como los son los antituberculosos,
anticonvulsivantes o anticancerígenos. En general, se puede tomar casi
cualquier tipo de medicamento y seguir dando lactancia. Sin embargo, es
recomendable no consumir ningún medicamento sin la aprobación del médico.
El embarazo es un proceso
fisiológico del cuerpo, no una enfermedad. Debe ser vigilado y asesorado por el
médico, quien a su vez debe enseñar y explicar a la futura mamá todos los
procesos, cambios y situaciones inherentes a ello. De igual manera, a nivel
institucional existen grupos de educación, mismos a los que se debe acudir con
la finalidad de ir descubriendo y aprendiendo las maravillas que significa ser
mamá.
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar
Cancún, Quintana Roo,
México. Mayo del 2018
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