Esta
navidad, en la ciudad en donde vivo nos despertamos con la lamentable noticia
de que a un adolescente de 12 años le explotó en la cara un cohete que le quitó
la vida. Lo que en su momento era diversión con juegos de pirotecnia entre
amigos y familiares, se convirtió en un trágico evento.
En
México, el uso de pirotecnia es común en los festejos como parte de una
tradición popular. En esta práctica que refleja gozo y algarabía, el error más grave que se comete es dejar los artefactos explosivos en manos
de los menores de edad y sin la supervisión estricta de un adulto capacitado en el manejo de los
mismos.
No
todos los artefactos pirotécnicos son letales, pero si casi todos pueden causar
algún tipo de lesión.
En
mi ejercicio profesional, me ha tocado atender personas con quemaduras leves, graves, amputaciones de
dedos, heridas profundas, lesiones oculares y otras tantas provocadas por la
pirotecnia.
Recuerdo
el caso de un niño el cual al reventar un cohete, con el movimiento natural que
se emplea para aventarlo, éste le explotó en la mano junto a la oreja,
rompiéndose el tímpano con hemorragia ótica, perdida casi total del pabellón
auricular (oreja) y amputación de dos dedos de la mano. Este paciente perdió la
audición del oído afectado.
La
lesión más común en el uso de la pirotecnia, son las quemaduras en sus
diferentes grados y también traumas acústicos que pueden condicionar tinnitus
(escuchar grillos) de forma temporal o permanente.
Así
mismo, los perros son muy sensibles al estallido de la pirotecnia, y aunque es
un tema veterinario, considero importante mencionarlo para el conocimiento de
los dueños de mascotas.
Sin
embargo, no sólo la pirotecnia produce accidentes que incluso llegan a ser
mortales. Existen juguetes aparentemente inocuos que pueden causar lesiones.
La
mayoría de los juguetes, tienen por ley, especificada en las envolturas y cajas
la edad de los niños a quienes están dirigidos. Es importante
respetar estas indicaciones al adquirir un juguete, ya que algunos contienen
piezas pequeñas que pueden condicionar ahogamientos al ser deglutidos de forma
accidental, o bien introducirlos en
orificios naturales del cuerpo como lo son oídos, nariz y ano.
De
igual manera, las envolturas de estos juguetes pueden causar asfixias.
¿Recuerdas algún niño que al abrir el juguete, esté jugando con la bolsa o caja
que lo contenía? Una bolsa plástica en la cabeza le puede causar la muerte a un
infante.
El
uso de patines, patinetas, bicicletas o cualquier tipo de vehículo que utilice
ruedas y que pueda alcanzar cierta velocidad al desplazarse, debe hacerse con
la adecuada protección para el menor
además de la supervisión de un adulto. Cierto es que un casco, un protector de codos o rodillas no va a
impedir la caída, pero definitivamente
puede minimizar las lesiones que se sufran.
Y
estoy hablando de juguetes fabricados bajo estrictas normas de calidad y
prevención de accidentes, pero ¿y los juguetes que se adquieren en el mercado
informal?
Estos
productos, los cuales entran casi siempre de forma ilegal al país, son
económicos porque están hechos de materiales de mala calidad, reciclados,
tóxicos o incluso mortales.
Los
juguetes que cuentan con luces de tipo láser, pueden causar severas
quemaduras oculares en las personas que
se exponen a éstos, aún cuando pareciera que se trata de simples juguetes
inofensivos. Por lo que cabe señalar que debe evitarse dirigir la luz
hacia los ojos de sí mismo o de otra
persona, ni por un breve tiempo.
Asimismo,
otro elemento derivado de los juguetes,
que puede resultar de peligro para la salud es la pintura con alto
contenido de plomo, la cual puede causar intoxicaciones severas en los niños,
quienes son los más afectados.
Y
qué decir de los rifles deportivos que utilizan diábolos o municiones, que por
descuidos o no saber usarlos, suscitan accidentes que lesionan la piel o los
ojos.
Definitivamente,
el ser humano en su desarrollo conoce su medio ambiente a través de
experimentar por medio de sus sentidos. Y mientras más pequeños son en edad, los
niños exploran en busca de aprendizaje, lo que se conoce como curiosidad. Esto
hace que los infantes durante sus tiempos de juego estén expuestos a
situaciones de peligro. Por lo tanto, es imprescindible que se encuentren bajo
la estricta vigilancia de un adulto, según sean las circunstancias del juego,
del juguete o bien, de las condiciones físicas y emocionales del menor.
Los
niños son capaces de tragarse todo: pilas, partes pequeñas de juguetes, pintura
de los mismos, sus envolturas y cuanta cosa esté relacionada con estos
artefactos. Es parte de la naturaleza de los niños.
Pequeños
objetos metálicos desprendidos de los juguetes pueden causar cortaduras o
laceraciones en la piel. También pueden
ser introducidos en las tomas de energía eléctrica provocando electrocuciones.
Es
obligación de los adultos el conocer el correcto funcionamiento de los juguetes
que se les proporcione a los niños. Se debe leer detalladamente el instructivo
y conocer los efectos peligrosos que pueden causar, así también saber
cómo revertirlos y cómo resolver cualquier incidente que se presentara.
No permitamos que la alegría de recibir un
regalo o la algarabía de una celebración,
se conviertan en una tragedia o momento de tristeza y dolor.
Dr.
Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Quintana Roo, México. Enero del 2018
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