El mes pasado escribí un artículo sobre QUEMADURAS y recibí muchas preguntas sobre qué hacer o que cuidados tener cuando se sufren estas. Por tal motivo, dando continuidad al tema anterior, en el presente me enfoco en el tratamiento de esta condición de salud.
Recordemos que las quemaduras son lesiones de la piel
y los tejidos subyacentes que se producen por la exposición a fuentes térmicas,
químicas, eléctricas o radiantes. Su gravedad depende de la extensión,
profundidad y localización del daño. Estas lesiones constituyen una de las
emergencias médicas más frecuentes en el hogar y el trabajo, y requieren una
atención inmediata y adecuada para evitar complicaciones.
Es importante recordar la clasificación de las
quemaduras para poder otorgar el tratamiento más adecuado.
Las quemaduras se clasifican en tres grados, según la
profundidad del daño que causan en la piel y los tejidos:
Quemaduras de primer grado:
Son las más superficiales y afectan únicamente la
epidermis. Se caracterizan por enrojecimiento, dolor leve e inflamación. Un
ejemplo común son las quemaduras solares. Generalmente, cicatrizan en pocos
días sin dejar marcas si se tratan adecuadamente.
Quemaduras de segundo grado:
Comprometen la epidermis y parte de la dermis. Se
manifiestan con ampollas, dolor intenso y enrojecimiento. Pueden dejar
cicatrices si no se tratan correctamente y requieren atención médica,
especialmente cuando afectan grandes áreas del cuerpo o zonas sensibles como el
rostro o las manos.
Quemaduras de tercer grado:
Son las más graves, ya que destruyen todas las capas
de la piel e incluso tejidos más profundos como músculos o huesos. Suelen
presentar una apariencia blanquecina o carbonizada y pérdida de sensibilidad,
debido al daño de las terminaciones nerviosas. Estas lesiones necesitan
tratamiento hospitalario especializado e incluso intervenciones quirúrgicas.
¿Cuál es el tratamiento inicial de las quemaduras?
El tratamiento temprano es fundamental para limitar el
daño y aliviar el dolor.
En quemaduras leves (primer grado y algunas de segundo
grado), se recomienda enfriar la zona con agua a temperatura ambiente durante
10 a 15 minutos, evitando el uso de hielo o ungüentos caseros. Luego, se debe
limpiar la zona con cuidado y cubrirla con una gasa estéril para prevenir
infecciones. Las soluciones de súper oxidación son una excelente alternativa
para desinfectar (ejemplo Microdacyn ®)
Entre los remedios caseros más comunes que NO SE DEBEN
UTILIZAR tenemos: hielo, café en polvo, clara de huevo, tomate, pasta de
dientes, mantequilla, mayonesa, hielo (el cual también quema), lechuga o
hierbas comestibles, cremas herbolarias sin registro sanitario.
Y no se deben usar porque pueden empeorar la
quemadura, causar infecciones por contaminación o retardar el proceso de
cicatrización.
Lo que si se puede utilizar son analgésicos orales
como paracetamol, ibuprofeno o ketorolaco en caso de dolor.
Existen algunas cremas o sustancias de uso médico que
pueden resultar adecuadas como la pomada de nitrofural o la sulfadiazina de
plata, pero deben ser aplicadas con cuidado, en las dosis adecuadas y con mucha
higiene.
En el caso de quemaduras de segundo grado con
ampollas, ES IMPORTANTE NO REVENTARLAS, ni puncionarlas, ya que sirven como una
barrera natural contra bacterias. Si la quemadura es extensa o se encuentra en
áreas delicadas, se debe acudir al servicio médico.
Las quemaduras de tercer grado requieren atención
médica inmediata. El tratamiento incluye la administración de líquidos
intravenosos para evitar el shock hipovolémico, el control del dolor y la
prevención de infecciones. En muchos casos, se necesita realizar injertos de
piel o tratamientos reconstructivos.
Cuidados posteriores y prevención de complicaciones
Una vez tratada la fase aguda, los cuidados
posteriores son esenciales para la recuperación completa. Se recomienda aplicar
cremas o pomadas con sulfadiazina de plata o antibióticos tópicos, mantener la
herida limpia y cambiar los apósitos con frecuencia. La exposición solar debe
evitarse, ya que la piel nueva es muy sensible.
En quemaduras más profundas, el seguimiento médico es
indispensable para vigilar la cicatrización y prevenir complicaciones como
queloides, retracciones cutáneas o infecciones secundarias. Además, la
rehabilitación física y el apoyo psicológico son componentes importantes del
proceso, ya que el trauma y las cicatrices pueden afectar la movilidad y la
autoestima del paciente.
El tratamiento y cuidado de las quemaduras varían
según su tipo y gravedad, pero en todos los casos la atención temprana y los
cuidados adecuados son determinantes para una recuperación exitosa. El
conocimiento sobre cómo actuar ante una quemadura puede marcar la diferencia
entre una curación completa y una lesión con secuelas permanentes. Así mismo,
la prevención juega un papel crucial: evitar la exposición a fuentes de calor,
manejar correctamente sustancias químicas y extremar precauciones en el hogar y
el trabajo son medidas fundamentales para reducir el riesgo de quemaduras.
Ya mencionado lo anterior, es importante recalcar que
debemos prevenir las quemaduras sobre todo en los niños pequeños y ancianos, ya
que en ellos las secuelas pueden ser muy complicadas o incapacitantes.
Recuerda: Después de una quemadura, ya nada es igual
(Fundación Michou y Mau)
Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar
Cancún, Quintana Roo, México. 01 de Noviembre del 2025
Referencias bibliográficas
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2023).
Cuidados y prevención de las quemaduras.
Cruz, M. & Hernández, L. (2022). Atención de
emergencias médicas: manejo de quemaduras. Editorial Médica Panamericana.

