viernes, 1 de octubre de 2021

Y DESPUÉS DEL COVID-19 ¿QUÉ SIGUE?

 Lo que más hemos deseado desde que la pandemia de Covid-19 inicio, es volver a nuestra antigua normalidad, situación que conforme pasa el tiempo se ve cada vez más lejana y difícil de alcanzar.

Nada volverá a ser igual. Nuestra resiliencia nos ha permitido poco a poco adaptarnos a esta nueva forma de vida, a la llamada nueva normalidad.

El Covid-19 es una enfermedad que llegó para quedarse y tenemos que aprender a convivir con eso, incluso tenemos que estar preparados para morir ya que no tiene palabra de honor ni se rige en su comportamiento en una constante que nos permita predecir lo que pueda suceder con cada paciente.

A lo largo de este tiempo he visto con asombro profesional que personas con gran número de comorbilidades y complicaciones previas han sobrevivido, pero en contraparte, pacientes sanos y sin datos de factores de riesgo desafortunadamente han perdido la vida.

Poco a poco nos hemos integrado a la vida comunitaria, algunos con miedo, otros con desparpajo y otros más con una necesidad que obliga. Muy pocos han quedado recluidos en casa, son los menos.

Los niños, adolescentes y jóvenes están regresando a las aulas, siguiendo protocolos de prevención que tienen una fragilidad importante ante el ímpetu de los escolares.

¿Significa esto que ya estamos libres? ¡Para nada! La enfermedad sigue atacando, provocando contagios en familias enteras e incluso cobrando vidas. Es una larga batalla que aún no tiene fin y en la que como sociedad estamos expuestos. Ejemplo de ello se puede observar en los centros de atención particular, sobre todo en las farmacias con atención médica, en donde pacientes contagiados de Covid-19 comparten la misma sala de espera con pacientes que acuden por otro tipo de enfermedades, sin seguirse los estrictos protocolos sanitarios que en comparación se llevan en las instituciones de salud pública, lo cual incrementa el riesgo de contagios. Lo mismo sucede en el transporte público de nuestra ciudad, que lleva gente de pie, en vehículos con sobrecupo a las horas pico, siendo que la necesidad obliga a los usuarios a utilizar cual kamikazes un transporte que dista de tener todas las medidas pertinentes para evitar contagios.

Es así como seguimos adelante en la realidad que nos toca vivir hoy, en la cual ya el temor a enfermarse ha quedado en segundo término ante las circunstancias de la vida. Sin embargo, al momento de tener una prueba positiva de covid19 detona un grado de angustia y ansiedad sumamente alto, pues lo vivido durante la pandemia se hace presente y surge miedo a una complicación o fatalidad.

Puedo compartirles que en el transcurso de este mes me ha tocado ser víctima de Covid-19, lo que me generó incertidumbre, intranquilidad, temor, desesperación.

Al inicio de la enfermedad te enfrentas como paciente a la expectativa de no saber cómo evolucionarás. La estabilidad emocional se quebranta ante lo agresivo que puede ser el virus y el daño que pudiera causar. El verse frágil y vulnerable conlleva a la preocupación y angustia. Sin embargo, no se debe perder la calma para poder estar atentos a los datos de alarma y lo que se vaya presentando a lo largo de este padecimiento.

Y luego, al término del confinamiento, ¿Qué sigue?

Muchos pacientes al término de su proceso de aislamiento se reintegran a sus actividades cotidianas sin una valoración integral de su estado de salud. Unos cuantos sin ningún problema posterior y otros con molestias leves que sobrellevan sin dar la importancia debida. Los que han presentado síntomas evidentes e incapacitantes post Covid-19, son los menos que acuden a valoración médica.

El Covid-19 deja secuelas en diferentes grados con una temporalidad que aun no es predecible en cada caso, incluso los pacientes que han cursado asintomáticos esta enfermedad pueden padecerlas.

Las secuelas más comunes son dificultad para respirar, cansancio, tos, fiebre, dolor de cabeza (cefalea) problemas para dormir, mareos, producción de moco en nariz o garganta, dolor muscular y en articulaciones, dolor opresivo en el pecho, descontrol de las enfermedades crónico-degenerativas siendo lo más común presión arterial alta persistente y elevación de los niveles de glucosa en sangre.

Los pacientes con secuelas pulmonares leves tardan cuatro semanas máximo en rehabilitarse, y cuando son severas hasta 12 semanas. En otros casos donde las personas presentan miopatías (problemas musculares) o neuropatías (problemas neurológicos) el promedio de recuperación tarda entre 6 y 12 meses.

En los niños, existe una complicación durante el Covid-19 que recibe el nombre de Síndrome Inflamatorio Multisistémico en Niños, que deja muchas de las secuelas previamente descritas, por lo que es importante que todos los niños (incluidos los que tienen síntomas muy leves o incluso no los presenten) reciban atención médica y seguimiento durante y posterior a la enfermedad.

Los síntomas del Síndrome Inflamatorio Multisistémico en Niños incluyen fiebre superior a 38 grados Celsius que dura 24 horas o más, dolor de estómago, diarrea o vómito, dolor del cuello, sarpullidos o cambios en el color de la piel, ojos rojos, cansancio intenso, falta de aliento, dificultad para respirar, dolor o presión en el pecho que no desaparece, confusión mental, dificultades para despertarse o permanecer despierto (hipersomnia), color azulado en los labios o cara, entre otros síntomas.

Así mismo, el estado inmunológico de las personas post Covid-19 se encuentra debilitado por lo que se vuelven vulnerables al embate de enfermedades infecto-contagiosas comunes.

Por tal motivo, es de vital importancia que las personas que han padecido Covid-19 (asintomáticas, con síntomas leves o graves) acudan de forma inmediata posterior al término de su aislamiento a una valoración médica integral con la finalidad de que el médico determine si es candidato a algún tipo de terapia rehabilitatoria, hacer ajustes de la terapéutica de control en las enfermedades crónico-degenerativas o tratar con medicamentos algunos de los síntomas complicatorios residuales.

En la actualidad, existen muchos tutoriales y páginas de internet especializadas en fisioterapia pulmonar post Covid-19, los cuales pueden ser una alternativa para aquellos que no pueden hacerlo de forma presencial.

De igual manera, es recomendable no consumir alcohol y cafeína (misma que encontramos en todos los refrescos embotellados, algunos chocolates y café) durante el proceso de enfermedad y en la esta posterior, esperar cuando menos un mes antes de reiniciar su consumo.

Así mismo, una alimentación balanceada y nutritiva, baja en grasas y azúcares refinados, son el apoyo perfecto en la recuperación total de esta enfermedad.

El Covid-19 es una enfermedad grave y sus secuelas pueden ser incapacitantes, por tal motivo es importante no minimizarlas y recibir atención médica para dar seguimiento a la recuperación total de la salud.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México a 01 de Octubre del 2021

 

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