¿Cuál es la fórmula que las
parejas deben poner en práctica para tener una relación conyugal duradera y
feliz? Es una pregunta muy interesante que un paciente me planteó durante el
desarrollo de una consulta.
El paciente, con gesto de
angustia, me refirió que cuando decidió unirse a su esposa, inicialmente lo
hicieron en unión libre a una edad muy joven. Al principio todo era maravilloso
a pesar de que no existía una solvencia económica. La precariedad era algo de
todos los días, sin embargo, vivían una vida llena de ilusiones. Con el paso de
los meses, su mujer resultó embarazada, situación que no se esperaban pues no
habían planeado tener hijos, pero tampoco habían llevado algún método de
planificación familiar.
Al estar embarazada su
pareja, deciden casarse por el registro civil y de forma religiosa a fin de que
ella pudiese disfrutar de los beneficios de la seguridad social que él como
trabajador tenía.
El embarazo de su esposa fue
de alto riesgo, con complicaciones que ameritaron que tuviera reposo y en
consecuencia se le prohibiera tener relaciones sexuales. En este tiempo del
embarazo, ellos vivían solos en esta ciudad, lejos de sus familias de origen.
Refiere mi paciente, que se
experimentaba angustiado y agobiado ante los problemas económicos que se
acrecentaban, además de que su relación de esposos se había vuelto distante ya
que la esposa lo rechazaba físicamente al estar sumamente aprehensiva por su
condición de salud.
Finalmente nació una hermosa
niña que vino a llenar de alegría sus vidas, pero también a incrementar la
carga económica al aumentar los gastos en casa, por lo que él tuvo que buscar
un segundo trabajo que lo mantenía fuera de su hogar durante el día. Al término
de su jornada llegaba demasiado cansado y además a recibir las quejas de su
esposa por los apuros económicos. También se presentó una situación que vino a
agravar su ya deteriorada relación de pareja: La esposa continuaba rechazándolo
en la intimidad, argumentaba estar cansada y adolorida por cuidar y amamantar a
su bebé. Cuando él la convencía de tener relaciones sexuales, de forma
automática, la bebé empezaba a llorar ocasionando que la esposa abandonara de
inmediato el tálamo nupcial para acudir a cuidar a su hija, dejando perplejo y
mal humorado al esposo. Sin embargo, él recapacitaba en que la hija era de
ambos y pues que tenía que hacer un esfuerzo y sacrificio, así como entender a
su esposa, por lo que callaba su molestia e intentaba descansar, situación que
era un tanto difícil pues la nena sufría cólicos del recién nacido que le
causaban llanto frecuente y alimentación pronta de seno materno, así que al
levantarse la esposa a cada rato, condicionaba que también su esposo se
despertara, por lo que al día siguiente se sentía más cansado que la noche
anterior.
Los problemas económicos continuaron, situación que los llevó a decidir dejar a
su niña en una guardería (que era parte de sus beneficios de seguridad social)
para que la esposa pudiera trabajar.
Poco a poco fueron
solventando sus necesidades primarias y empezaron a prosperar. Sin embargo, las
discusiones entre ellos eran frecuentes, pues su diálogo de esposos casi
siempre eran reclamos y desavenencias.
En consecuencia, el empezó a
retardar su regreso a casa, se iba con sus compañero de trabajo a beber o a
realizar actividades deportivas que lo alejaban más del hogar. Cuando
regresaba, ya sabía que sería recibido con reproches y quejas. En consecuencia,
su relación marital se fue debilitando al grado tal que se sentía prisionero en
su hogar, se decía continuamente así mismo que su hija merecía un hogar y papás
como él los tuvo en su infancia.
Este debilitamiento en la
relación condicionó que empezara a socializar con una compañera de su trabajo,
la cual pasó de ser amiga a confidente y sin darse cuenta ya estaba involucrado
en una relación extramarital que vino a causar más ansiedad al temor de verse
descubierto por su esposa. Después de un tiempo, terminó esta relación con su
amante sin ser descubierto lo que le dio confianza para continuar con este tipo
de relaciones.
Al paso de los años, ha
continuado junto a su esposa, no existe una buena relación, los pleitos son
constantes incluso en presencia de su hija quien ya es adolescente, misma que
tiene mala conducta, tiene bajo aprovechamiento escolar y múltiples reportes.
En palabras del paciente,
todo lo anterior le hace experimentar una vida miserable.
En este breve relato podemos observar las consecuencias de las malas
decisiones, como el no hacer una adecuada planeación del matrimonio y unirse
muy jóvenes, la falta de orientación en la planificación familiar, el
desconocimiento de las diferentes etapas críticas del desarrollo de la familia
que corresponden a su ciclo familiar acompañadas de sus crisis normativas y
paranormativas (Crisis normativas: situaciones convencionales que cada familia
presenta durante su desarrollo. Crisis paranormativas: problemas que presentan
de forma inesperada durante el desarrollo del ciclo familiar), de la falta de
comunicación a través del diálogo, las crisis económicas, la infidelidad, la
falta de entendimiento, todos éstos son factores que propician el fracaso en la
pareja, que tarde o temprano termina en ruptura. Pero mientras esto sucede, se
generan en los integrantes de la familia, condiciones idóneas para infelicidad,
enfermedades, adicciones y deterioro de la economía familiar.
Los hijos, mudos testigos de esta problemática, adquieren modelos de vida que repetirán en su etapa de adultos y los expone
en la adolescencia a caer en adicciones,
embarazos tempranos y no deseados, deserción escolar, delincuencia e incluso suicidio
como consecuencia de esta VIOLENCIA FAMILIAR. Hacer felices a los que amas debe
ser una de las metas principales en nuestra existencia.
Asesorarse sobre sexualidad,
métodos de planificación familiar, etapas del ciclo familiar son parte
fundamental para que los jóvenes que deciden unir sus vidas, lleven a puerto
seguro su unión conyugal.
Un matrimonio que es feliz,
tendrá hijos felices y buenos ciudadanos. Un matrimonio que vive en crisis
constante, corre el riesgo de criar hijos con problemas que posteriormente
traspolarán a su vida.
Es en este momento donde
participamos los Médicos Especialistas en Medicina Familiar,
desafortunadamente, no existe en la población, la cultura de la educación en
esta área. Se sigue acudiendo al médico cuando el problema ya está presente y
es más difícil de solucionar.
Dr. Carlos P. Baquedano
Villegas
Especialista en Medicina
Familiar
Cancún, Quintana Roo,
México. Marzo del 2018.
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