Durante
mi ejercicio profesional me ha tocado
ver situaciones que me hacen reflexionar sobre lo importante que significa
tener un seguro de gastos médicos o estar afiliado a una institución de salud
gubernamental.
Cuando
una persona está sana, vive ocupada en sus actividades diarias y preocupada por
solucionar los problemas que se le presentan en el día a día. Pero quizá en lo que menos piensa sea contar con algún
tipo de seguro médico que la proteja ante cualquier eventualidad.
Desafortunadamente, esta cultura de la prevención no es habitual en nuestro
país y para muchas familias es hasta que la enfermedad se presenta cuando se
empieza a buscar los recursos económicos para sacar adelante al enfermo, ya que
no hay un sustento reservado para ello. Ante la emergencia se toman decisiones
urgentes que pueden afectar la estabilidad familiar en otras áreas, como poner en peligro el patrimonio al tener que
vender, hipotecar o empeñar, que dada la premura con que se realiza, se cae en
el riesgo de obtener ingresos por debajo del valor real o cargar con una deuda
que vuelva pesada la existencia.
¿Acaso
te has puesto a pensar que nadie tiene la vida o la salud comprada? Son muy
pocas las personas que acostumbran guardar un dinero extra para atención en
salud. Además, la medicina privada de calidad es cara. Se podrá pagar un
tratamiento ambulatorio (una enfermedad que se consulta y para la cual se
receta un tratamiento que se lleva en casa) sin embargo una cirugía mayor o
incluso una hospitalización menor, tienen un fuerte impacto en la economía de
las familias.
Hace
unas semanas tuve la oportunidad de ver cómo una familia tenía apuros para solventar los gastos derivados del
nacimiento de su hijo, que nació por cesárea antes de tiempo y con un cuadro de neumonía. La cuenta en la
clínica, minuto a minuto se incrementaba, por lo que la familia decidió
trasladarlo a una clínica de salubridad. Sin embargo, no tenían en cuenta que
la ambulancia de la Cruz Roja, les cobraba por hacer el traslado de su bebé.
Posteriormente, al ingresar al Hospital General de Salubridad, se enteraron que
una estancia en ese lugar tendría un costo económico por día, que tendrían que
comprar algunos medicamentos (por el desabasto del hospital) y que algunos
estudios (como un electrocardiograma) se tendrían que hacer de forma
particular. El padre preguntó si existía algún tipo de apoyo y obtuvo por
respuesta que al final le podrían hacer un estudio socioeconómico para ver si
era factible aplicar algún descuento, pero esto no era algo definitivo. Otra
opción que le dieron al papá, fue de que asegurara a su hijo y familia al
seguro popular y de esta forma no le cobrarían, situación que así se realizó,
por lo que al final del proceso de hospitalización, no se pagó nada, pero si
fue necesario que comprara medicamentos e hiciera estudios de gabinete por
fuera. Hago un paréntesis en este relato para hacer un reconocimiento al
personal de Salubridad que hace esfuerzos sobrehumanos para sacar adelante su
trabajo y a sus pacientes, pues desafortunadamente, las condiciones del
hospital son limitadas.
La
anhelada espera de la llegada de su hijo tuvo un final estresante y
angustiante, por la salud del bebé y por los gastos de atención médica que requirió,
para lo cual no estaban preparados. Una fuerte deuda se les presentó, pues tuvieron que gastar en la clínica
particular, en el traslado de ambulancia, en su alimentación, en medicamentos
del bebé, además de no ir a laborar por estar al cuidado de su hijo. Nadie
se imagina los imprevistos que pueden
presentarse con el nacimiento de un bebé.
Si
tienes la fortuna de contar con un seguro de gastos médicos, es importante tener
en orden y disponible la documentación necesaria, averiguar las instituciones
otorgan el servicio que se está pagando, a cuánto asciende tu seguro, cuánto
tendrás que pagar de deducible y reservar ese dinero en una cuenta de ahorro
que sea intocable.
Otra
situación que se presenta es que en nuestro país, a la mayoría de los trabajadores,
las empresas los aseguran en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) pero
no acuden a la clínica para hacer su trámite de afiliación o asignación de
consultorio. Por tal motivo, es común ver a pacientes con vendajes, heridas, en
silla de ruedas, enfermos, haciendo largas filas para poder registrarse. O sea
que hasta cuando lo necesitan hacen el trámite. El asegurado espera tener un problema de salud (él o su familia)
para hacer el procedimiento.
En la actualidad existe una modernización del servicio del IMSS y se puede hacer la afiliación de forma digital a través de SUSITIO WEB o también en una Aplicación llamada IMSSDigital que se puede descargar a los móviles por App Store, Google Play o Windows Phone. Los trámites que con esta aplicación se pueden hacer son: obtener o consultar el NSS (Número de Seguro Social), darte de alta o cambiar de clínica, consultar tu vigencia de derecho, dirección de clínicas y hospitales y localizar la clínica a la que perteneces por tu código postal. También existe un número telefónico para solicitar cita para una consulta: 01-800-681-2525. Se recomienda aceptar el horario que se otorgue, pero en el turno matutino se deberá presentar antes de las 13:00 hrs y en el turno vespertino antes de las 20:00 hrs pues será muy difícil que se le atienda después de esa hora.
También
el ISSSTE se ha modernizado y en la actualidad ofrecen ISSSTEtel como
medio para obtener citas sin tener que acudir a sus instalaciones a través de
un número telefónico o por vía internet.
El
Seguro Popular de la Secretaría de Salud puede ser una alternativa económica
para aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a los dos anteriores
(IMSS o ISSSTE), con sus limitantes y carencias. Desafortunadamente, todas
estas instituciones tienen un problema en común: sobrepoblación, que las vuelve
insuficientes.
Cuando
menos lo esperamos nuestra condición de salud puede cambiar a enfermedad. Por
lo que es necesario mantener vigente el seguro de salud, institucional o
particular, pues la prontitud en la atención puede significar vida o muerte.
Recuerda,
en la medida posible, tener guardado un dinero extra que te pueda servir en un
momento de emergencia. Que no te quede un sentimiento de culpabilidad por que
algún miembro de tu familia se complique o fallezca por no haber podido recibir
una atención médica oportuna.
Dr.
Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Quintana Roo, México. Abril del 2017
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