miércoles, 1 de marzo de 2017

VIOLENCIA SOCIAL

En la actualidad, nuestro comportamiento como sociedad se ha vuelto más violento en comparación con el de  generaciones anteriores.

¿A qué se debe este cambio? Según investigaciones realizadas, intervienen muchos factores que pudieran generar este cambio en la conducta social; como pueden ser: la inseguridad, el deterioro de la célula principal de la sociedad (la familia), la economía, el gobierno, la delincuencia organizada, las redes sociales, el fácil acceso a la información y muchos otros factores que intervienen para que la sociedad no conviva en forma armoniosa.

Hace unos días, veía a través de la redes sociales, el caso de una pareja que agredió físicamente a su vecino al grado de provocarle severas lesiones que lo dejarán cuadripléjico (inmovilidad del cuerpo desde los hombros hasta los pies por daño a la columna cervical). La causa: un perro.

Las redes sociales y el internet favorecen la difusión de la violencia al publicar imágenes o mensajes nocivos  que se introducen en todos los ámbitos sociales y accesibles a cualquier edad. Ejemplo de esto fue lo sucedido en una escuela secundaria donde un alumno disparó un arma contra su maestra y compañeros, para luego quitarse la vida. De acuerdo a la información que ha rodeado esta tragedia, el chico estuvo influenciado por las ideas de un grupo en las redes sociales.

De igual manera, la delincuencia (que siempre ha existido) se ha tornado más violenta. Por mi trabajo, puedo enterarme de casos en los cuales se agreden de una forma desmedida a niños, ancianos y mujeres embarazadas para robarles sus pertenencias.

Es así como, sin darnos cuenta, al tener presente  la violencia como parte de nuestra cotidianidad, poco a poco nos  volvemos insensibles ante esta descomposición social.

En mi trabajo como profesional de la salud, no deja de sorprenderme  ver adolescentes presas de las adicciones permitidas y no permitidas a pesar de provenir de hogares firmes y funcionales. Por consiguiente, en las familias que presentan alguna disfuncionalidad, los hijos  desde temprana edad son vulnerables a los embates de una sociedad violenta, siendo presas fáciles de alcoholismo, drogadicción, embarazo en adolescentes, pandillerismo y delincuencia. Es en ese transitar,  donde los adolescentes se desarrollan en un ambiente social poco favorable que los lleva a caer en un pozo sin fondo, del cual muchas veces sólo se puede salir con la muerte.

Una situación lamentable que viven los niños actualmente  es el hecho que  desde pequeños están expuestos a la violencia a través de las caricaturas bélicas, agresivas y motivadoras de desobediencia y rebeldía. De igual manera, a través del internet, los menores tienen acceso a contenidos no aptos para su edad, los cuales despiertan a temprana edad  su curiosidad y los hacen susceptibles a peligros e influencias negativas que pueden determinar su conducta en la adolescencia y juventud. Por consiguiente, es responsabilidad de los adultos,  sean padres, hermanos, tíos o maestros,  estar vigilantes del uso y abuso de las redes sociales e internet de los menores. Las familias evolucionan en base a su entorno social y cultural, por lo que debemos estar alertas para identificar esos cambios de comportamiento, adecuarnos a las circunstancias y estar informados de la situación que vive cada integrante.

Hace poco tiempo, una paciente refirió que estaba teniendo problemas con su hija adolescente, quien desde su red social  daba  avisos de cambios en su conducta. Al preguntar a la mamá si vigilaba las publicaciones de su hija, la señora respondió que no le gustaban ese tipo de cosas y que no tenía tiempo para hacerlo. Recuerdo cuando niño a los papás de ese tiempo les preguntaban ¿Sabes con quién está tu hijo? ¿Conoces a los amigos de tu hijo? ¿Estás enterado en donde anda tu hijo? Esas preguntas las debemos trasladar a los tiempos actuales y entonces dirían: ¿Qué redes sociales utiliza tu hijo? ¿Quiénes son sus contactos en redes sociales? ¿Qué clase de información o videos mira? ¿Pertenece a un grupo? No digas: Es que no le entiendo o no me gustan esas cosas ¡Es obligación de los padres conocer y aprender, si es necesario, acerca de lo que viven sus hijos y  estar pendientes de lo que sus hijos hacen!

No solo puedes vigilar el comportamiento y conductas de tus hijos en las redes sociales, sino también de sus amigos. Recuerda que en un frutero, una sola fruta descompuesta echa a perder las demás.

Tampoco crees en tus hijos necesidades ¿Por qué digo esto? En la actualidad es muy común ver a niños desde muy temprana edad que ya están utilizado teléfonos o tabletas para navegar en la red. Los papás utilizan estos aparatos para mantenerlos tranquilos y ocupados, pero es un arma de doble filo. De tal manera que los niños empiezan a tener adicción a estos aparatos electrónicos al grado de pasar largas horas utilizándoles, dañando su salud, empleando tiempo de estudio o descanso, con las consecuencias adversas que esto significa.

¿Conoces el caso de algún niño o adolescente al cual se le ha tenido que reprender porque ya son altas horas de la noche y en lugar de dormir está a hurtadillas navegando por el ciberespacio? Te puedo asegurar que sí conoces casos de ese tipo y probablemente hayan sucedido en tu misma familia.

Una señora decía que no tenía este problema puesto que ni siquiera tenía internet, pero no contaba con que el hijo aprovecha todos los WiFi públicos y de los vecinos y accedía a redes sociales de forma irrestricta.

Por ello, es importante estar alertas a lo que hacen nuestros niños y adolescentes, guiarles, explicarles, platicar con ellos, preguntarles que piensan. Para poder lograr esto, es indispensable un diálogo constante, abierto y congruente.

Si queremos combatir la violencia, debemos empezar en casa, sembrando, fortaleciendo y poniendo en práctica, valores y principios que nos permitan una convivencia respetuosa. Analizando los eventos que suceden a nuestro alrededor y explicando la consecuencia de los actos inadecuados. Actualizándonos como adultos en el avance cibernéticos y estar muy al pendiente de nuestra familia, favoreciendo redes de apoyo intrafamiliar.

La base de la sociedad es la familia, por lo que debemos fortalecer a la familia. Ese puede ser tu aportación para combatir la violencia que nos rodea.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Marzo del 2017



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