sábado, 2 de enero de 2016

HASTA EL AIRE ENGORDA

¿Cómo desperdiciar la comida? ¡Es una lástima que no se coma! ¡No pude decir  no al anfitrión! ¡Era tan barata que es un error desaprovecharla! ¡Hay que desquitar lo que se pagó en el todo incluido y debemos comer hasta reventar! En estas fiestas no he podido dejar de comer, en consecuencia he subido de peso; por eso, a partir del lunes me pondré a dieta.

¿Te recuerdan algo estas expresiones? Es muy común escucharlas, ¿no es cierto?

El alimento es una necesidad básica en el ser humano. Sin embargo, cuando vivimos para comer, más no comemos para vivir, la comida se vuelve un factor dañino en la salud física y emocional de una persona, pues nuestro cuerpo no es un barril sin fondo. Por el contrario, para que sea un organismo que funcione en plenitud requiere cantidades determinadas de nutrimentos que van  de acuerdo a la edad de la persona. Es por ello que tenemos la capacidad de sentirnos satisfechos después de ingerir alimentos.

Ahora bien, todos sabemos qué sucede cuando nos extralimitamos en la alimentación. Al cabo de un tiempo, el cuerpo  pasa la factura cuando la báscula registra sobrepeso. Entonces, después del placer que significa comer, la persona experimenta  culpa o incluso  la necesidad  de  bajar de peso porque estéticamente no le gusta su imagen o no se siente bien de salud. Por lo que decide que debe adelgazar,  pero eso sí, ¡de una forma rápida!

Ante esta situación de urgencia que vive mucha gente, un gran aliado resulta ser la publicidad en los medios de comunicación que saben aprovechar como estrategias de mercadotecnia la susceptibilidad de esas personas.

¿Te has fijado que en los centros comerciales y tiendas departamentales, después de las fiestas decembrinas, lo que exhiben en sus aparadores son aparatos de ejercicio? Es común que como propósito de año nuevo muchos quieran bajar de peso, por eso los comercios promueven estos aparatos. Desafortunadamente, muchas veces el ímpetu por seguir una rutina de ejercicios en el hogar  desaparece muy pronto y  lo que al principio es novedad se convierte en el toallero o tendedero más caro y estorboso de la casa.

También hay personas que deciden bajar de peso mediante  pastillas  mágicas o  polvos que anuncian  en la televisión como suplementos alimenticios, o utilizan  prendas maravillosas  que  bajan de tallas en segundos,  o ponen  en práctica las dietas que vieron en las redes sociales.

Lo que podemos resaltar de las situaciones antes descritas es el mínimo esfuerzo de la persona por seguir en plan de vida para mantenerse en sano equilibrio, pues se observa que dejan toda la responsabilidad a que las máquinas ejercitadoras,  pastillas o dietas exprés hagan milagros  para su beneficio. Y es obvio que las consecuencias son decepcionantes, ya que pasadas las semanas el esfuerzo realizado da resultados mínimos o nulos, los cuales llevan a pensar que lo mejor es dejar de comer.

Erróneamente se cree que dejar de desayunar o cenar por un mes es favorable para perder peso. Quienes lo han hecho saben que tiene un resultado inesperado: ¡se sube de peso!

¿Cómo es esto posible? Parece ser algo contradictorio a primera vista,  pero no es así.

Lo que sucede es que cuando dejas dejamos  comer por un tiempo prolongado el metabolismo se vuelve lento, por lo que  se activan en nuestro organismo mecanismos que actúan como defensa con la finalidad de preservar la energía, ya que al no haber ingesta de alimentos  el cuerpo interpreta esta ausencia como una carencia. Por ejemplo no cenar condiciona casi 18 horas de ayuno entre el último alimento y el próximo. Cuando se come nuevamente, se tiene más hambre de lo habitual, por lo tanto se requiere mayor cantidad de comida. El cuerpo responde atrapando toda la energía posible para almacenarla y prepararse para las horas siguientes de carencia. Cuando pasan las horas y se vuelve hacer ayuno, el organismo vuelve a interpretar: ¡Sigue la carencia! De esta forma sigue mandando la señal al metabolismo para que siga lento ¿El resultado? Subir de peso después de un mes cuando se buscaba todo lo contrario. Esto es debido a que cuando permanecemos en  ayuno prolongado el metabolismo es lento, lo  que significa no usar la grasa almacenada, destruir  los tejidos que consumen energía y convertir  los siguientes alimentos que se ingieran en grasa. Por consiguiente, la grasa acumulada (sobre todo la abdominal) permanece intacta en el ayuno. La destrucción de los músculos (tejidos que consumen energía) le quitan fuerza y tono al cuerpo y por último, se almacena más grasa en la áreas específicas para su resguardo.  

Pudiera ser que al realizar esta práctica se puedan perder algunos gramos, pero es casi seguro que se ganen algunos  centímetros demás por el almacenamiento de la grasa.

De ninguna forma es recomendable evitar u omitir alguno de los alimentos del día con la finalidad de perder peso. Por el contrario, para lograr este objetivo es necesaria una dieta balanceada, acorde al requerimiento calórico de las personas y con ejercicio.

Dice un sabio refrán que para estar en forma y con buen peso se debe desayunar como rey, comer como príncipe y cenar como mendigo. Y ciertamente tiene lógica, pues es el desayuno el principal alimento del día ya que después de la reparación intensiva que durante la noche nuestro cuerpo realiza para reconstruirse, eliminar los desechos y ponerse en forma, el aporte calórico y energético que el desayuno provee, es esencial para reactivarse e iniciar las actividades del día.

No se debe cambiar el desayuno por un yogurt o un licuado. Esto es inadecuado. El desayuno debe ser balanceado, acorde a las características del plato del buen comer, para que provea la energía necesaria.

También existen otras causas que puedan favorecer el aumento de peso como el uso de medicamentos de tipo corticoides o también conocidos como cortisonas, la insulina, pioglitazona, rosiglitazona y glibenclamida utilizados en la diabetes, las pastillas anticonceptivas, algunos medicamentos antidepresivos, antipsicóticos, entre otros. De igual forma algunas patologías hacen subir involuntariamente de peso como lo es el Síndrome de Cushing, Síndrome de Ovario Poliquístico, Hipotiroidismo, así como también condiciones normales como la menopausia, el embarazo y el envejecimiento (por la disminución del metabolismo y la dificultad para la realización de ejercicio).

No te equivoques ni sacrifiques inútilmente. Dejar de comer no es sano ni adecuado para bajar de peso.

Lleva una dieta balanceada, acorde a tus requerimientos calóricos y haz ejercicio, así obtendrás (lento pero seguro) la tan anhelada disminución de peso.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Médico Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Enero del 2016







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