¿Qué
es la felicidad? Acaso la felicidad, ¿es
un sentimiento, un estado o una decisión? Esto va a depender de cada individuo
y de la forma como quiera aplicarlo en su vida. Sin embargo, lo verdaderamente
importante es que el ser humano necesita estar feliz para sentirse pleno.
Escuché
de una paciente mayor la siguiente frase: ¡No permitas que un pasado que
aceptaste, lastime tu futuro! Resulta que uno de sus hijos se casó con una
mujer que ya tenía un bebé, a quien él
acepto como propio y el cual ha crecido con amor. Pero el día de hoy, tiene
miedo de que el niño se entere que no es
su verdadero padre y no quiere que se sepa esta situación, aunque el resto de
los familiares lo sabe. Cuenta con un buen trabajo que le permite tener una
solvencia económica y también goza de unidad familiar, pero la sombra del
pasado le agobia y no lo deja ser feliz.
En
mi práctica profesional, después de estar atendiendo por mucho tiempo a las
mismas personas, es fácil identificar los problemas familiares (crisis
normativas y paranormativas) por los que atraviesan y que interactúan con su
estado físico, desencadenando síntomas que no concuerdan con sus problemas de
salud. En pocas palabras, puedo percibir que tienen un problema que probablemente
no es físico.
Es
común escuchar quejas sobre la economía, la inseguridad, la falta de
oportunidades, el desempleo y muchas
otras cosas que son parte de la vida y que causan infelicidad en las personas.
¿Podemos cambiarlo? Tal vez sí hay situaciones que están en nuestras manos
poder mejorar, pero también hay otras en las que no depende de nosotros generar
este cambio. Sin embargo, lo que sí queda claro es que no podemos vivir quejándonos de lo mal que
está la vida. Aun tenemos un cielo y un sol que admirar por las mañanas, un
aire que respirar.
Sin
el afán de subestimar tus vivencias, cuando crees que en la vida te va mal, sólo
mira a tu alrededor y te encontrarás con personas en peor situación que la
tuya. Las desgracias de los demás no nos deben confortar, sino que más bien
deben hacer que valoremos lo que tenemos
y le demos más importancia en lugar de estarnos quejando por lo adverso o lo
que no tenemos.
En
la actualidad la inconformidad es parte de la vida diaria. Quieres tener el
teléfono más nuevo o el que tiene tu amigo, la tablet de última generación, el
auto último modelo, la ropa de marca, etc. Es cierto que las comodidades hacen
la vida más amena, pero no es sinónimo de felicidad. El tener muchas cosas,
como una casa, un auto, un buen trabajo, la mejor ropa, los mejores perfumes,
lo más avanzado de la tecnología; no te asegura ser feliz. Y tristemente nos
damos cuenta que para muchas personas el bienestar está en relación a cosas
materiales, sin enfocarse en el fortalecimiento de las relaciones
intrafamiliares o interpersonales. Es ahí en donde radica la verdadera riqueza
del hombre. Cuando nos preocupamos de lo material y no nos ocupamos de lo
sentimental perdemos tiempo invaluable que en muchas ocasiones es difícil de
recuperar. Lo material es efímero, transitorio, caducable. Las relaciones son
duraderas si las sabemos preservar. Un claro ejemplo de esto sucede en las
parejas de esposos, pues uno de los principales errores que comenten los
matrimonios es interponer a sus hijos en su relación esponsal, convirtiéndolos en
algo prioritario y el principal motivo de su vida. Pero como parte del ciclo
familiar, los hijos tienen que emigrar del hogar, quedando los padres como al
inicio de su relación marital, ¡solos!
Es entonces cuando vienen las crisis plateadas (en alusión a las canas), pues
la relación de los esposos se debilitó al interponer a los hijos, pero al irse
los hijos, la relación de pareja es muy difícil de retomar, situación que se
complica con la menopausia, la cesantía, el retiro y las dificultades económicas.
Si
por las mañanas al levantarte dices: ¡Qué flojera y tengo que trabajar!, ten
por seguro que ese va a ser un día muy pesado. Por el contrario, si al levantarte,
te regalas 1 minuto para asomarte por la ventana y ver el esplendor del
amanecer o te paras frente al espejo y dices: ¡Hoy es un excelente día y va a
estar súper!, te aseguro, sin temor a equivocarme, que así será. Y aunque en el
transcurso del día se presenten dificultades, son pruebas que deberás afrontar
con optimismo para que al final de la
jornada te sientas satisfecho y recuerdes las muchas cosas buenas que hiciste o
recibiste. Si de plano el día tuvo muchos problemas, cuando reflexiones antes
de dormir piensa que mañana será un día mejor y eso te dará tranquilidad. Todo
es cuestión de vencer la negatividad que nos convierte día a día en seres inconformes,
tristes o molestos con la vida.
En
cierta ocasión iba conduciendo y me tocó hacer alto. El taxi que venía detrás
de mi tuvo que frenar de repente pues no bajó su velocidad y no guardó su
distancia. Afortunadamente no me impactó, pudiendo evitar el golpe. ¿Cuál debió
haber sido mi actitud? ¿Insultar al
taxista y recriminarle su imprudencia al conducir? O pensar: ¡qué bueno que no
chocó contra mí, alguien pudo haberse lastimado y además, aunque yo no tuviera
la culpa, también hubiese tenido un costo a mi bolsillo! Mi reacción dependerá
de la actitud con la que afronte la situación.
¿En
cuántas ocasiones te has encontrando (o tal vez tu mismo) a gente recriminando
a otra por sus impericias, falta de respeto o descuidos? Seguramente en muchas.
Pero en realidad, ¿se tiene la calidad moral de hacer reclamos? Todos cometemos
errores, todos estamos expuestos. Luego entonces, no desperdiciemos tiempo y
energía en enojos. Además, lo que nosotros como adultos hacemos, es un modelo
de conducta que los niños adquieren y repiten. Seamos responsables en nuestro
actuar, pues sin darnos cuenta, con nuestras actitudes preservamos la conducta
equivocada que nos impide ser felices.
Leí en un pequeño libro (no
recuerdo el nombre del autor) una frase que me conmovió y que les comparto: No
des trascendencia a comentarios desagradables a tu persona, simplemente vive de
tal manera que nadie los crea. Y es que debemos tener congruencia en nuestro
decir y nuestro actuar. No te aflijas por lo que digan de ti, más bien
preocúpate por lo que PIENSAS DE TI MISMO.
Dice una canción del
cantautor mexicano José María Napoleón: NADA TE LLEVARÁS CUANDO TE MARCHES,
CUANDO SE ACERQUE EL DIA DE TU FINAL, VIVE FELIZ AHORA MIENTRAS PUEDES, TAL VEZ
MAÑANA NO TENGAS TIEMPO PARA SENTIRTE DESPERTAR. La canción se llama VIVE
La felicidad es un
sentimiento, efectivamente, que nosotros mismos nos encargamos de construir
cuando tenemos pensamientos y actitudes positivas. No añores lo que no tienes, lo que tuviste o
lo que algún día quizá tendrás. Mejor disfruta lo que tienes, lo que eres y de
los que te rodean. En muchas ocasiones la felicidad la encontramos en las cosas
más pequeñas y a nuestro alcance.
Está comprobado
científicamente que las personas que no son felices son más susceptibles de
padecer enfermedades porque su estado inmunológico se deprime (bajan sus defensas).
Pero también es cierto que no todas las personas que están enfermas son
infelices. Todo es cuestión de actitud.
Mi consejo: Sé feliz y haz
feliz a los que te rodean.
Dr. Carlos P. Baquedano
Villegas
Cancún, Quintana Roo,
México. Mayo del 2014
EDITORIALES ANTERIORES
Visita: www.cbaquedano.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario