sábado, 1 de junio de 2013

Guarderías: Mal necesario

En la actualidad, la necesidad de obtener mejores ingresos que permitan vivir dignamente ha venido a modificar los roles de las familias tradicionales, las cuales se caracterizan por tener al padre proveedor y a la mamá que se queda en casa al cuidado de los hijos. A diferencia de esto, en tiempos recientes observamos que la dinámica familiar ha cambiado, cuando se invierten los roles de los progenitores y la madre es quien se ocupa del sustento mientras el padre cuida de los hijos, o bien, en situaciones más extremas, ambos padres trabajan. En este último caso, en el que papá y mamá aportan a la economía del hogar, nos preguntamos,  ¿quién cuida a los niños?, lo cual puede resultar un gran dilema.

Una alternativa por la que optan un gran número de familias, es llevar a sus pequeños a la guardería. 
Las guarderías juegan un papel muy importante para las familias modernas, pues mientras los padres trabajan, los niños menores de 3 años son enviados a estas estancias.  

Aunque existe una Norma Oficial Mexicana para el establecimiento y funcionamiento de las guarderías (NOM-167-SSA1-1997), la gran mayoría de éstas no cubren todos los requisitos.  

Cuando mis pacientes acuden a consulta para que evalúe a un niño de nuevo ingreso a la guardería, les comento que también es importante que tengan en cuenta que el niño se va a enfermar de una forma más frecuente en comparación con aquellos que no van a guardería.
 
Decía un maestro de la Facultad de Medicina: Niño de guardería, es niño con moco todo el tiempo. Premisa muy cierta, pues por lo general los niños se contagian muy rápidamente y en la mayoría de los casos, de enfermedades respiratorias. A veces ni siquiera han salido de un cuadro respiratorio cuando ya están entrando a otro.

Les comparto el siguiente ejemplo: María, empleada de un hotel, todos los días se levanta a las 05:00 a.m. para preparar a Miguelito de 1 año de edad a fin de pasarlo a dejar a la guardería y dirigirse rápidamente a su trabajo. En la ciudad donde vive, no cuenta con más familia que su esposo Mario, que también trabaja en el ramo turístico en turnos alternos. El día de hoy al levantarse, se dio cuenta que Miguelito estaba estornudando mucho y que estaba inquieto. No tiene con quien encomendar al niño y en la guardería no se lo van aceptar enfermo, así que para no faltar a su trabajo decide darle el último medicamento que le recetaron a su bebé para la rinofaringitis. El medicamento surte un buen efecto y el niño deja de estornudar y tener flujo nasal de forma rápida, así que cuando llega al filtro de la guardería se lo admiten sin ningún problema. De esta forma María cuenta con más tiempo para ponerse de acuerdo con su esposo acerca de cómo le van hacer para cuidar al niño que seguramente ya está enfermo. Mientras tanto, ya en la guardería, a Miguelito se le pasa el efecto del medicamento y empieza a estornudar y a tener secreción nasal. El bebé está rodeado de otros niños que están respirando todo lo que Miguelito arroja con cada estornudo. Cuando la puericultista se da cuenta, separa al niño y le avisan a María que su bebé se ha enfermado. Pero el mal ya está hecho: Miguelito ha contagiado a la mayoría de sus compañeros de estancia ¿se te hace conocida esta historia?
 
Los niños de guardería que se enferman muy seguido, tienen las defensas bajas, lo que hace que se contagien más rápidamente que otros niños. Las enfermedades frecuentes afectan su desarrollo y en consecuencia, caer en desnutrición. 

No se puede generalizar, pero en la mayoría de las guarderías el personal no está debidamente capacitado. Les pongo como ejemplo que la Norma Oficial Mexicana especifica que en las guarderías se contará como mínimo con: educadora, enfermera, asistente educativa (o su equivalente en la institución que corresponda), puericultista, trabajador social y dietista (o su equivalente en la institución que corresponda). Pero la realidad es otra, la mayoría de las enfermeras que trabajan en las guarderías son auxiliares de enfermería. La diferencia entre una Enfermera y una Auxiliar de Enfermería radica en que la primera tiene una Licenciatura y la segunda tiene un Bachillerato Técnico en Enfermería. De tal forma, que en lo que respecta a detecciones y prevención de enfermedades, este tipo de personal es muy limitado en sus conocimientos y esto repercute en la decisión de suspender a un niño por no estar en óptimas condiciones para permanecer en la guardería. Un ejemplo claro de la relevancia de contar con personal capacitado,  es cuando un niño cursa con RINITIS ALERGICA, enfermedad que se caracteriza por la producción constante de moco en la nariz (rinorrea). Este moco por proceso natural del cuerpo, en las mañanas es espeso y amarillo, pero en el transcurso del día se vuelve transparente. Esta enfermedad es de tipo alérgico y no existe ningún proceso infeccioso que la desencadene. Pero la enfermera de la guardería constantemente está suspendiendo a los niños porque tienen moco amarillo y seguro ya padecen una infección. Y por supuesto que ésta es una aseveración mal fundamentada.  Si para un médico es difícil determinar en qué momento un proceso alérgico tiene una infección agregada, cuánto más lo será para un personal de salud que no tiene la capacitación adecuada. Por consiguiente, el papá o la mamá pierden  un día laboral para llevar a su hijo a consultar con el médico. Cuando el médico da su diagnóstico de que es un proceso alérgico y que no amerita suspensión, el papá o mamá hacen un coraje grandísimo, porque le suspendieron al niño al no ser valorado correctamente, y en consecuencia perdió  un día de trabajo. 

Las guarderías participativas se apegan un poco más a la Norma Oficial Mexicana, pero tienen el inconveniente que están saturadas o con sobrepoblación.  Este apego a la norma fue más estricto después de la desgracia que sucedió al incendiarse la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, México el día 05 de Junio del 2009, donde murieron calcinados 49 niños. Y es que luego de las investigaciones, se descubrió que la guardería no reunía los requisitos necesarios establecidos  para un buen funcionamiento. 

Y qué decir de las casas o locales que se improvisan como guarderías, sin los mínimos requerimientos que establece la NOM-167-SSA1-1997. Este tipo de lugares, aunque económicos, son un verdadero peligro, pues los accidentes están a la orden del día, las intoxicaciones alimenticias, los contagios, etc. Lo que los papás ahorran en mensualidades, lo gastan en médicos y medicinas.

Es importante resaltar el hecho de que las guarderías son un gran apoyo para los padres. Y cuando éstas cumplen con todos los reglamentos vigentes, incluso son benéficas en el desarrollo social e intelectual de los niños, quienes llegan a la educación preescolar con cierta ventaja en relación a los niños que no acuden a una guardería.
 
Cuando los pacientes me preguntan sobre si deben o no meter a sus niños a la guardería, mi respuesta es: si es necesario y no queda de otra, hazlo.  Y hago énfasis en la importancia de informarse con fuentes fidedignas de que la guardería cumpla con los requerimientos indispensables que marca la Norma Oficial Mexicana NOM-167-SSA1-1997;  así como también tener la responsabilidad de no llevarlos cuando estén enfermos, por el bien de ellos y de sus compañeros de estancia. 
 
Nuestra sociedad va cambiando y con ello,  la dinámica de muchas familias. Las normas y las leyes se hacen para proteger a las personas. Si descubres que la guardería a la que acude tu niño, no cuenta con los mínimos requisitos que establece la ley, repórtala. Piensa que puedes estar previniendo la enfermedad o incluso la muerte de un inocente.  

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
 
Cancún, Q. Roo, México a 01 de Junio del 2013

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