martes, 1 de mayo de 2018

MADRES PRIMERIZAS

Una de las experiencias más hermosas que una mujer puede vivir es la maternidad. El proceso de gestar una nueva vida en su vientre, de alimentarla desde su interior, de percibir sus movimientos y crecimiento, es un gran regalo.
Sin embargo, el embarazo  tiene muchas incógnitas en las mujeres que por primera vez viven este proceso, incluso también para aquellas que ya han tenido embarazos previos, pues cada gestación es diferente.
Es importante que las mujeres sepan que la anatomía de su cuerpo se va modificando desde el primer momento de la gestación,  ya que al crecer este nuevo ser en su interior poco a poco se van  desplazando los órganos de su cuerpo, debido al mismo crecimiento del embrión. Ejemplo de ello sucede con la vejiga que se desplaza hacia abajo e incluso es comprimida,  lo que condiciona que la futura mamá tenga una necesidad frecuente de orinar en los últimos meses de embarazo, Asimismo, se desplazan el diafragma y los pulmones hacia arriba, lo  que causa dificultad para respirar al acostarse cuando el embarazo ya sea avanzado. De igual forma,  el estómago se comprime y disminuye la capacidad de almacenamiento, comiendo poco y llenándose rápido, pero por aumento en el gasto energético se tiene necesidad de comer más seguido.
Con respecto a la alimentación, las náuseas al inicio del embarazo, son síntomas que tienden a desaparecer conforme el embarazo avance. Si las náuseas persisten después de los 3 primeros meses, se debe medicar a la paciente, condición que se conoce como HIPEREMESIS GRAVIDICA y puede condicionar que la paciente tenga un estado de deshidratación e incluso desnutrición.
Durante el embarazo se sube un promedio de 8 a 12 kilos en total. Los primeros 3 meses se sube un promedio de 300 gramos, en el segundo trimestre se sube 1 kilo por mes y por último, en el tercer trimestre se suben 2 kilos por mes. Así que haciendo la suma de todo este incremento, tenemos 900 gramos (1 kilo) del 1er trimestre, 3 kilos del 2do trimestre y 6 kilos del 3er teniéndose un promedio de incremento de peso de 10 kilos.
Cuando una mujer sube menos 8 kilos en el embarazo, puede presentar anemia durante la gestación, desnutrición intrauterina del bebé, o bien  debilidad en ella. Por el contrario, cuando se sube más del 12 kilos  puede desarrollar  Diabetes Gestacional, alteraciones de la Presión Arterial como Hipertensión Arterial, Preeclampsia, Eclampsia, Síndrome de HELLP u otras complicaciones que pongan en peligro la vida del bebé o de ella misma.
Otro aspecto relevante a considerar  es que  durante el embarazo  se debe aprender y preparar lo necesario para la lactancia materna. En este período,  la mujer gestante  debe verificar que sus mamas tengan bien formado el pezón, es decir, que tenga  forma de chupete, pues cuando existe un pezón plano el  bebé no puede succionar al resultarle imposible presionar con fuerza el pezón al no lograr mantenerlo en su boca. Cuando  el pezón no está bien formado, se debe recurrir a  técnicas que ayudan a su formación,  como por ejemplo usar brassieres con las puntas perforadas que obligan al pezón a saltarse. También se puede hacer  que el esposo succione las mamas a fin de ir formando el pezón o que la mamá realice masajes circulares con aceite mineral a los pezones, como cuando se da cuerda a un reloj.
La realización del papanicolau al inicio del embarazo, la aplicación de esquemas de vacunación y una adecuada nutrición son prácticas recomendables. Con respecto a esto último, es importante decir que los famosos antojos, son ideación de la mamá y que al bebé no le va a pasar nada si la mamá deja de comer alimentos extraños, hipercalóricos o fuera de horario. No papás, no se preocupen, sus hijos no nacerán con la cara del alimento deseado y no comido.
De igual manera, en el lugar donde vivimos se tiene la costumbre de sobrealimentar a las mujeres recién paridas con la finalidad de que produzca más leche. Los atoles, jugos concentrados, licuados, la cerveza y otro tipo de alimentos (de acuerdo a las costumbres familiares) no favorecerán la producción excesiva de leche, pero si contribuirán a  que la nueva mamá no pueda llegar al peso ideal después del parto. Por el contrario, la alimentación debe ser balanceada, rica en fibra (la lactancia produce estreñimiento) con la ingesta de 2 a 3 litros de agua al día. De igual manera, es importante saber que los alimentos como el frijol, el tomate, el huevo, no impiden una adecuada cicatrización, por lo que pueden comerse después del parto sin ningún problema.
Se recomienda a la mamá, que su alimentación sea acorde al PLATO DEL BUEN COMER, en quintos: Desayuno, colación (fruta o verdura), comida, colación (fruta o verdura) y cena, acompañada de abundante agua. No se recomienda el consumo de Té negro, café o chocolate, pues independientemente de que son abundantes en calorías, también tienen propiedades diuréticas (hacen orinar de forma más frecuente) lo que puede condicionar disminución de la producción de leche o favorecer el estreñimiento.
Con respecto a la lactancia, es importante afirmar que la leche materna no se acaba. En muchas ocasiones, es común escuchar de las pacientes que no tienen suficiente leche para alimentar a su bebé y por eso le tienen que dar fórmula.
Las mamas, son glándulas que mientras reciban el estímulo de la succión no dejan de producir leche. Hagamos un ejercicio: Cierra los ojos y seca tu boca tragando toda tu saliva. Ahora, sin abrir los ojos, piensa en un mango jugoso, amarillo, sin cáscara el cual esta bañado de una salsa picante deliciosa, el cual tienes en la mano y que estás a punto de meter a tu boca… ¿Qué sucedió? El imaginar un mango jugoso, nos envía un estímulo al cerebro para que las glándulas salivales produzcan saliva a pesar de que previamente estaban secas. Lo mismo sucede con las glándulas mamarias, mientras el bebé esté succionando y la madre esté muy bien hidratada, la leche se seguirá produciendo aunque la mama esté flácida. Por tal motivo, no es necesario dar fórmula en polvo para que el bebé se llene. Para tomar leche del biberón, el bebé no necesita esforzarse mucho, por el contrario con la lactancia materna tiene que estar succionando, así que al probar la mamila que implica menor esfuerzo, es muy fácil que se abandone la lactancia materna y el bebé prefiera el biberón.
Y ya para terminar, es importante enfatizar que no se debe suspender la lactancia a pesar de estar tomando medicamentos como antibióticos, desinflamatorios o para la presión. Son muy pocos los medicamentos que tienen la indicación de suspender la lactancia como los son los antituberculosos, anticonvulsivantes o anticancerígenos. En general, se puede tomar casi cualquier tipo de medicamento y seguir dando lactancia. Sin embargo, es recomendable no consumir ningún medicamento sin la aprobación del médico.
El embarazo es un proceso fisiológico del cuerpo, no una enfermedad. Debe ser vigilado y asesorado por el médico, quien a su vez debe enseñar y explicar a la futura mamá todos los procesos, cambios y situaciones inherentes a ello. De igual manera, a nivel institucional existen grupos de educación, mismos a los que se debe acudir con la finalidad de ir descubriendo y aprendiendo las maravillas que significa ser mamá.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Mayo del 2018









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