Recuerdo
con nostalgia una anécdota que nos contaba mi mamá de cuando una comadre suya
nos invitó a comer. En ese tiempo, yo era un niño pequeño. El diálogo que
sostuvieron entre ellas fue el siguiente:
Dijo
la comadre:
-¿Le
sirvo arroz al niño, comadrita?
Mi mamá
contestó:
-No
comadrita, muchas gracias, al niño no le gusta.
Sin
embargo, a pesar de la respuesta de mi madre, la comadre me sirvió una ración
de arroz y cuenta mi mamá que me la devoré como si fuese mi última cena. Al
terminar mi plato, la comadre sonriendo dijo:
-No
es que no le guste el arroz al niño, lo que sucede es que usted no se lo da.
¿Les
recuerda algo esta anécdota? No cabe duda, EL PAN AJENO, HACE AL HIJO BUENO.
Es
muy común en mi práctica profesional, que las mamás acudan a consulta pidiendo
vitaminas o medicamentos porque los niños no quieren comer.
¿Por
qué no quieren comer los niños?
Los
niños recién nacidos deben ser alimentados única y exclusivamente con lactancia
materna y casi no existen justificaciones para no hacerlo. Esta lactancia
materna se debe dar cuando menos hasta los 6 meses, pero se puede seguir
otorgando sin ningún problema hasta los 2 años de edad (siempre y cuando la
mamá aguante los mordiscos).
El
tomar medicamentos analgésicos, antibióticos, para la presión, entre otros, no
son indicativo de suspender la lactancia materna.
De
igual forma existe la creencia que los bebés no se llenan y les dan fórmula
como complemento. Esto es un error, pues el bebé aprende que no es necesario
succionar para que salga la leche de la mamila y después de un breve tiempo de
estar mamando de los senos, llora pidiendo la mamila. Esto va a favorecer que
poco a poco, el niño abandone la lactancia materna. Los cólicos del lactante,
pueden ser interpretados como hambre y los papás piensan que el niño no está
satisfecho y otorgan mamilas con fórmulas para complementar la lactancia.
También,
es muy común que las mamitas digan que no tienen suficiente leche. Situación
que no es cierta, puesto que las glándulas mamarias son eso, glándulas no
tanques de almacenamiento, así que mientras exista el estímulo de la succión,
se seguirá produciendo leche.
Hagamos
un ejercicio: Les pido que cierren sus ojos y sequen su boca tragándose toda su
saliva. Ya teniendo seca la boca, piensen en un mango amarillo, jugoso, bañado
en salsa picante con limón ¿Qué sucedió? El estímulo que se generó al pensar en
el mango, propicio que las glándulas salivales produjeran saliva y de forma
inmediata nuestra boca quedó húmeda. Es lo mismo que sucede con la lactancia.
Mientras haya estímulo y suficiente hidratación, se producirá suficiente leche
materna.
Conforme
el bebé va creciendo, debe empezar a comer alimentos sólidos a partir de los 6
meses de edad. A esto se le llama ablactación.
En
algunos bebés, las mamás inician antes la ablactación pues dicen que se le
antojó al niño y bajo esta premisa, le dan alimentos a temprana edad, alimentos
que incluso son inapropiados. La
realidad es que a los niños no se les antoja la comida. Cuando los niños nacen,
son una maquina maravillosa de imitación, pues empiezan a copiar las conductas
de las personas que los rodean y de esta forma aprenden. Entonces, cuando los
bebés abren la boca mientras una persona come junto a ellos, simplemente están
imitando.
De
igual forma, a los bebés se les debe iniciar la ablactación con alimentos
naturales, evitando las conservas. Estos alimentos no deben llevar condimentos,
incluidos la sal o el azúcar. Los niños no lo necesitan, comen de todo aunque
no tenga sabor. Es un proceso de adaptación de la lengua lo que propiciará que
coman dulce o salado, agrio o condimentado.
No
es recomendable que los menores de un año coman huevo, chocolate, mariscos,
cítricos, fresas. Estos alimentos pueden ocasionar alergias.
Otra
práctica común en las familias, es que las mamás empiezan a seleccionar los
alimentos para sus hijos, les quitan residuos, las orillas al pan y la
tortilla, etc. Esto no se debe hacer. La salida de los dientes en los niños,
que es a los 6 meses en promedio, nos indica que ya pueden empezar a comer
sólidos, inicialmente en forma de licuados y conforme la edad avance en forma
de papillas de diferentes texturas hasta poder comer los alimentos como se
sirven.
Otro
error grande es el pretender que los niños coman como adultos ¡Eso nunca va a
suceder mamitas! Los niños son eso, niños y su principal actividad es el juego,
incluyendo a la comida.
Cuando
el niño ya tiene la habilidad para tomar la cuchara y llevársela a la boca, es
recomendable, sentarlo en su silla de bebe y servir la comida al igual que el
resto de la familia. Recordemos el proceso de imitación. Al inicio, el niño
jugará con la comida, manchando todo, pero es parte del proceso de aprendizaje.
Es importante que a la hora de la comida, no tener juguetes en la mesa, ni encender
el televisor o tener algún distractor para el bebé y no pueda realizar el
proceso de imitación.
Otra
situación común es que las mamás (o las abuelitas) persigan al niño alrededor
de la mesa, cuchara en mano, con el propósito de que este coma. El niño vuelve
esto como un juego y no come. En otras ocasiones, el cuidador pierde la
paciencia y quiere obligar al niño a comer. Le abre la boca, le introduce a la
fuerza la cuchara y el niño solo llora. Tampoco esto es correcto.
Si
el niño no quiere comer, no lo obligue. Deje su comida servida y cuando pida de
comer, désela. No le de galletitas, juguitos, yogurt o leche por pensar que que
como va a ser posible que el niño no tenga nada en su estómago y aunque sea que
coma lo antes mencionado. Eso es un error. Si no querer comer, no lo obligue.
Cuando tenga hambre comerá todo lo que haya, aunque no le guste. Es cuestión de
disciplina y enseñanza. Sin embargo, se debe estar alerta, pues hay
enfermedades como la rinitis alérgica, la parasitosis intestinal u otras
patologías que pueden causar hiporexia (disminución del apetito).
Nuestro
hijos comen lo que nosotros les enseñamos a comer. Los hábitos alimenticios,
son conductas que se adquieren en la familia a través del aprendizaje. Es por
eso que los niños comen en otros lugares lo que en casa no quieren comer. El
pan ajeno, hace al hijo bueno.
Aunque
efectivamente, existen medicamentos estimulantes del apetito, la mejor forma de
que los niños coman bien y de todo, es enseñándolos.
La
base de la salud de un adulto sano, es la alimentación balanceada y la adecuada
nutrición en su niñez. Obsequiemos a nuestros hijos el regalo del plato del
buen comer.
Dr.
Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista
en Medicina Familiar
Cancún,
Quintana Roo, México. Mayo del 2016
Visita mi sitio: www.cbaquedano.com.mx
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