Durante el IV
Congreso Estatal de Medicina Familiar del Estado de Quintana Roo, tuve la
oportunidad de escuchar la ponencia de un gran amigo y maestro, el nefrólogo Dr.
Francisco González Hernández,
quien al hablar
del tema Enfermedad Renal
Crónica, nos recordó
el daño que le
ocasiona a nuestros riñones el consumo en exceso de sal.
Lo anterior me hizo
reflexionar en el uso indiscriminado que en la actualidad se tiene con bebidas
isotónicas o deportivas como se les conoce.
Las bebidas
isotónicas llamadas también
rehidratantes o deportivas
están compuestas por sodio, carbohidratos (la mayoría de las veces glucosa),
potasio y otros minerales. Estas
sustancias favorecen la
hidratación y reposición de sustancias que se pierden durante la
sudoración excesiva.
Sin embargo, debido
a situaciones de tipo publicitario o por moda, el consumo de estas bebidas se
ha vuelto consuetudinario sin necesidad de realizar actividad física que ponga
al ejercitado en riesgo de deshidratarse.
Es muy
común que personas
que acuden a
los gimnasios consuman estas bebidas de forma habitual e
incluso en grandes cantidades, la mayoría de las veces de forma innecesaria,
pues su sudoración ha sido mínima.
Además, todas las calorías quemadas durante el ejercicio, se recuperan rápidamente
con los carbohidratos que contienen estas bebidas. Resultado: No pueden bajar
de peso o bajan muy poco.
También he observado
a niños y adolescentes que durante las tardes tienen entrenamientos o
actividades deportivas, las cuales se hacen bajo la sombra o cuando la
intensidad de la radiación del sol ha disminuido, por lo tanto, sudan poco. Sin
embargo, estos niños toman de 500 mililitros a un litro (en ocasiones hasta más
de un litro) de estas bebidas sin que sea necesario. Con agua simple tienen más
que suficiente para hidratarse.
Analicemos el sodio
el sodio en las bebidas deportivas:
Es el componente
principal de la sal común. Favorece que los líquidos tengan un equilibrio en
la membrana celular.
Mantiene la presión
arterial y el
volumen sanguíneo. En exceso, daña a los riñones provocando enfermedades
como la Enfermedad Renal Crónica (en sus diferentes etapas hasta llegar a la
Insuficiencia Renal Crónica), la
Hipertensión Arterial Sistémica,
Insuficiencia Cardiaca Congestiva,
Cirrosis Hepática, entre otras. El consumo adecuado de sodio para el ser humano
en adultos sanos es de 230 gramos por día aproximadamente (una cucharadita de
sal). Los pacientes hipertensos deben consumir menos de 150 gramos
de sal y los pacientes con Enfermedad Renal o Cirrosis hepáticas, deben evitar
su consumo.
Desde la niñez se
debe fomentar la baja ingesta de sodio, para que al llegar a la edad adulta el
consumo de este mineral sea mínimo.
La bebida deportiva
líder en México contiene 458 miligramos de sodio en 1 litro, lo que equivale al
30% de consumo por día en personas con sodio restringido.
Cabe hacer
mención que una
persona con Diabetes
Mellitus de 5 años
de detección o más, ya tiene daño renal, por lo que su consumo de sal
debe ser menos a 150 gramos al día.
Lo más apropiado es
tomar agua simple como medio de hidratación y evitar el consumo de jugos,
refrescos o bebidas energéticas.
Con respecto a estas
últimas, merecen mención especial por lo peligroso que resulta su
uso en exceso.
Son preparados que
contienen un combinado de sustancias como la cafeína, la taurina (u
otros aminoácidos), carbohidratos (como glucoronolactona, un derivado de la
glucosa), vitaminas, ginseng o guaraná entre otros elementos.
Sin embargo,
no aportan energía
al organismo; su
única función es una
estimulación química del
sistema nervioso por
su ato contenido
en cafeína.
Además, la gran
mayoría contiene Taurina que es una forma libre de aminoácido. Se ha
encontrado en algunos
estudios la relación
existente entre la
taurina sintética y enfermedades que van desde la hipertensión arterial
hasta derrames cerebrales, convulsiones y cardiopatías. Por estos motivos ha
sido prohibida en algunos países escandinavos luego de que se vinculara estos
productos con la muerte de tres consumidores.
Actualmente, existe
una moda de combinar estas bebidas energéticas con alcohol, ingiriéndose altas
cantidades de ambas sustancias debido a que los consumidores se embriagan de
una forma lenta, pero con el riesgo en consecuencia de cursar con taquicardia
(aceleración del corazón o palpitaciones), crisis hipertensivas por aumento de
la presión arterial, infartos, angina de pecho,
insomnio, ansiedad, falta de coordinación motora. Ante tal situación NO SE
RECOMIENDA SU USO a personas que tengan
alguna afección cardíaca,
que padezcan hipertensión
o algún trastorno del sistema nervioso.
También es
importante saber que estás bebidas energéticas NO REVIERTEN LOS EFECTOS DEL
ALCOHOL, pues es una falsa creencia entre los jóvenes, quienes las
consumen pensando que de esta
manera se les quitará la embriaguez.
En conclusión,
las bebidas isotónicas,
deportivas o hidratantes,
no son recomendable para uso
común. Se deben utilizar en condiciones de sudoración excesiva por ejercicio
prolongado, ya sea en sombra o expuestos mucho tiempo al sol. De igual forma se
pueden consumir cuando existe fiebre, siempre y cuando se haga por prescripción
médica.
Con respecto a la
bebidas energéticas, su consumo en exceso o habitual, no es recomendable y no
cualquier persona puede utilizarlas.
Siempre será más
saludable beber agua simple en una cantidad de 2 a 3 litros por día en los
adultos. Como decía aquel viejo comercial ¡El agua es vida!
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar
Cancún, Quintana Roo, México. Octubre 2015
Visita mi website: www.cbaquedano.com.mx
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