Hace
algunos días vi en la televisión el comercial de un medicamento que prometía
CURAR DE FORMA INMEDIATA, una faringitis
con sólo aplicar dos disparos de spray en la garganta. No pude evitar sentirme
molesto, pues a pesar de los muchos esfuerzos que hacemos los médicos para
abatir la automedicación, anuncios de este tipo inducen a la gente a consumir
estos productos de manera indiscriminada, lo cual representa un riesgo para su
salud.
En
el 2010, COFEPRIS y la Secretaría de Salud regularon la venta de
antibióticos y desde ese momento solo se pueden comprar con receta médica.
De
igual forma, existe un grupo de medicamentos de mostrador que se denominan OTC
por sus siglas en inglés (Over The Counter) que son de libre venta, los cuales
no necesitan ningún tipo de prescripción escrita, como lo son analgésicos no
narcóticos, las vitaminas, los que se relacionan con resfriados y problemas
gastrointestinales entre otros.
Hagamos
un análisis del ejemplo inicial. Muchas personas hemos sentido dolor en la
garganta, esta afección llamada ODINOFAGIA coloquialmente conocida por algunos como INFECCIÓN DE LA GARGANTA o FARINGITIS, es
debida a que dormimos con la boca abierta (por cualquier causa), lo que reseca
la mucosa de la faringe y se manifiesta por las mañanas como un dolor de
garganta que desaparece gradualmente después de tomar líquidos y sin necesidad
de algún medicamento. Ante tal molestia, el paciente busca una solución: como
ya vio el anuncio en la televisión,
compra el producto maravilloso y se lo aplica, más no se da cuenta que
está haciendo un gasto innecesario. Pero,
¿qué sucede cuando en realidad existe una infección y acude a estos
remedios? Si no hay un diagnóstico certero, derivado de una valoración médica,
en consecuencia el paciente no va a sanar y tiene
que acudir al médico cuando el cuadro infeccioso se ha complicado. Por consiguiente, la salud de la persona se deteriora aún más y
su economía, también.
En
la actualidad es común ver a artistas, comunicadores o figuras públicas, promoviendo medicamentos y peor aún, algunos
de ellos hasta recetándolos como si fueran médicos. La gente considera como
cierto lo que ve en esta publicidad engañosa y compra el producto, pero al
utilizarlo se da cuenta que no funciona tal como se anunció. Entonces, ¿cómo es que anuncian los productos a
sabiendas de que las personas cuando los consumen se van a dar cuenta de que no
funcionan? La respuesta es sencilla: según el INEGI, de acuerdo al último censo
poblacional realizado, en el 2010 éramos un total de 112 millones 336 mil 538
mexicanos, de tal forma que con 100,000 mexicanos que engañen por día es
suficientemente costeable para pagar la publicidad del producto, y se
necesitarían aproximadamente 3 años para que todo el país se entere de que el
producto no sirve tal como se anuncia.
Y
como el caso del dolor de garganta hay otros ejemplos más: gastritis que se
cura en 14 días, hongos de la uñas que se eliminan con cremas, sustancias para
bajar de peso, medicamentos que te salvan de las hemorroides, desgastes óseos
producto de cambios degenerativos propios de la edad que se revierten aplicando
cremas o tomando pastillas, antigripales mágicos de acción inmediata,
eliminación de verrugas, cara libre de acné, etcétera. ¿Te recuerda algo?
Es
cierto que la economía del país (la microeconomía dirían los expertos) no anda
del todo bien (aunque se presuma en el extranjero todo lo contrario). Por tal
motivo la gente tiene que automedicarse al carecer del dinero suficiente para
pagar un servicio médico, pretendiendo así mitigar su dolencia sin gastar de
más. También en su afán de recuperar la salud a bajo costo, ocasiona que tengan que ir a orientación
médica “gratuita” o comprar en farmacias medicamentos de baja y dudosa calidad. Sin embargo, la realidad es que acaban gastando más, pues
la única finalidad de estos establecimientos es vender medicamentos, en
gran cantidad y con esto generar jugosas ganancias. Escuché en las noticias que
al inicio de este año 2014, la COFEPRIS había inspeccionado a muchos de estos
lugares, encontrando irregularidades en los médicos que ahí laboran (irregularidades
que no describen) y que condicionó la clausura de estos comercios de salud (CLAUSURA
DE CONSULTORIOS). Les comparto que me causa alegría saber que
nuestro gobierno está tomando medidas
enérgicas al respecto, ya que considero que la salud de las personas está por
encima de la comercialización.
Cuando
tuve la honrosa encomienda de ser Presidente del Colegio de Médicos Familiares
del Estado de Quintana Roo, en mano propia le hice llegar al Secretario de
Salud de ese entonces, una serie de recetas médicas con cédulas profesionales
falsas (la mayoría de doctores que laboran en farmacias SIMILARES). El
Secretario se comprometió delante de todos los ahí reunidos a hacer una
investigación exhaustiva para dar seguimiento al caso, pero nunca sucedió nada
y las cosas siguieron como siempre.
Ante
la situación económica y social que nos toca vivir, la población debe adoptar la
cultura de la salud en la que se pueden contemplar los siguientes puntos:
·
EDUCACIÓN EN SALUD.
La educación es prevención, pero no va a llegar sola, se debe buscar acudiendo
a las instituciones de salud en las áreas preventivas, acudiendo a pláticas,
leyendo artículos publicados en las páginas institucionales de salud (IMSS,
SECRETARIA DE SALUD, OMS, ARTÍCULOS
MÉDICOS PARA PACIENTES).
·
AUTOMEDICACIÓN RESPONSABLE. No jugar al doctor. La automedicación es algo que se
puede utilizar si el problema es sencillo o en lo que se acude a un médico. Si
después de 24 horas no mejoras o incluso empeoras, debes acudir a un
profesional de salud de tu confianza.
·
LEER LAS INSTRUCCIONES ANTES DE INGERIR CUALQUIER
MEDICINA. Los medicamentos traen leyendas
de protección que indican en quienes no se deben usar, como por ejemplo una
mujer embarazada cruzada por una X; indicaciones, modo de uso, contraindicaciones,
efectos adversos y fecha de caducidad. No te confíes de lo que te dice el
farmacéutico. Aunque la mayoría tiene mucha experiencia, algunos ni siquiera
tienen estudios medios básicos, o peor aún, ni conocen para qué sirven y
efectos adversos de los productos que venden.
·
COMPRA SEGURA. No
compres medicamentos en tianguis o puestos ambulantes. Se ha descubierto que
existen personas que rellenan las cajas vacías de medicamentos con productos caducos o de procedencia ilícita
para ofrecerlos a precios más accesibles. Con respecto a los medicamentos
Genéricos y Similares, te invito a leer el siguiente artículo: ¿LO MAS BARATO ES LO MISMO?
·
NO SE DEBE AUTOMEDICAR A LOS NIÑOS Y A LOS ANCIANOS. En los extremos de la vida, las complicaciones por
enfermedades son más rápidas. De igual forma, las mujeres embarazadas, las
personas que padecen una enfermedad crónico-degenerativa, inmunológica o
terminal, no deben automedicarse.
·
CONSULTA MÉDICA. Por
muy simple que sea tu padecimiento, el medico te debe HACER UN EXAMEN FÍSICO
INTEGRAL. No permitas que te receten con sólo lo que dijiste y sin revisarte.
Si esto sucede, duda del profesionalismo de ese sujeto.
·
CÉDULA PROFESIONAL. Revisa
la cédula profesional del médico que te atiende. Por ley, las recetas deben
llevar de forma impresa la cédula del médico que las expide. No aceptes recetas
que no tengan cédula profesional o que la tengan escrita de puño y letra. Las cédulas
profesionales las puedes consultar en CÉDULAS
PROFESIONALES (sólo ten paciencia,
la página puede ser un poco lenta).
·
RECETAS ILEGIBLES. No
aceptes recetas con letra ilegible. El farmacéutico se puede confundir y darte
otro producto o incluso tú no entenderás como tomarlo.
·
RECETAS NO MÉDICAS.
No hagas caso de recetas de personas que no son médicos. Lo que a otra persona
le funcionó, no necesariamente te puede funcionar a ti. Los vecinos, comadres,
familiares, compañeros de trabajo, personal de salud no médico y otros, son
afectos a recetar. Solo los médicos tienen la facultad (y capacidad) de recetar
correctamente.
· DOCTOR INTERNET. No
todo lo que se publica en internet es confiable. A veces el buscar enfermedades
sin tener un conocimiento integral, sólo genera angustia, desesperación y toma
de decisiones equivocadas o apresuradas.
Como
diría mi abuelita: ¡Zapatero a tus zapatos! No juegues con tu salud, déjala en
mano de profesionales.
Dr.
Caros P. Baquedano Villegas
Cancún,
Q. Roo, México. Febrero del 2014.
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