martes, 1 de abril de 2025

UÑERO

El uñero, cuyo nombre médico es Paroniquia, también conocida como uña enterrada, uña encarnada o panadizo, es una infección de la piel alrededor de las uñas, que puede ser aguda o crónica y suele causar dolor, enrojecimiento, hinchazón y, a veces, pus.

Es una patología por la cual los pacientes habitualmente no acuden al médico, sino hasta que ya ha avanzado la enfermedad y han agotado todos los remedios caseros posibles.

Este problema se origina por la onicocriptosis, que consiste en el crecimiento inadecuado de la uña del dedo gordo del pie (primer ortejo), misma que se incrusta en los tejidos blandos que la rodean, causando lesiones e infecciones secundarias, sumamente dolorosas e incapacitantes.

Es más frecuente en los varones jóvenes; sin embargo, conforme avanza la edad se va haciendo proporcional al sexo femenino.

El 20% de los pacientes que padecen onicocriptosis la pueden tener en ambos pies.

La onicocriptosis se produce por malos hábitos del paciente, como puede ser el uso de calzado inadecuado (zapatos de punta o de horma estrecha), mal corte de las uñas (cortar las uñas muy pequeñas en las esquinas), mala higiene de los pies, golpes directos al dedo, practicar deportes, etc.

De igual manera, ciertas enfermedades pueden provocar este problema, como son las causadas por hongos, bacterias, virus, entre otros agentes etiológicos, así como tumores que aparecen comúnmente en el tejido cercano a la uña, enfermedades sistémicas como insuficiencia pulmonar, renal o hepática; además de trastornos circulatorios.

Este tipo de lesiones se complican porque el paciente empieza con los clásicos remedios caseros, como por ejemplo colocar Tiosalicilato de Etilmercúrico rojo mejor conocido como Merthiolate®, que tiene una acción bacteriostática, es decir que impide que la bacteria se reproduzca, envejeciendo y muriendo, lo que ayuda al control de la infección. Sin embargo, la manipulación de la lesión obstaculiza su mejoría; así mismo, el color de tintura que contiene el Merthiolate® hace que el paciente piense que sea parte del medicamento y éste le impide ver el avance de la enfermedad.

Un error que comúnmente se comete es dar antibióticos sistémicos (tomados o incluso inyectados) sin hacer curetaje de la uña en la cual es necesaria una matricectomía, pues, aunque la infección se puede detener, la uña sigue provocando daño en los tejidos blandos con la persistencia de la inflamación y de la infección.

Los vecinos, la familia, los compañeros de trabajo y los amigos dan opiniones médicas (sin ser médicos) que condicionan la complicación del problema. Incluso en la televisión se anuncian gotas mágicas capaces de desenterrar una uña encarnada. Todo lo anterior sólo retrasa el proceso de curación.

Lo más adecuado es hacer un curetaje bajo anestesia intraarticular, previa asepsia y antisepsia, así como realizarse por personal de salud capacitado.

Una uña encarnada mal tratada puede condicionar infecciones graves como la osteomielitis (infección del hueso) que incluso provocarían la pérdida del dedo.

Los pacientes diabéticos de larga evolución tienen un riesgo mayor de que una uña encarnada se convierta en una infección severa, que al paso del tiempo conlleva a una amputación por una necrobiosis o pie diabético.

La prevención es un punto muy importante. El corte de las uñas debe ser recto. Se sumergen los pies en agua caliente jabonosa a fin de reblandecer las uñas y poder cortarlas de forma fácil y adecuada. No es recomendable arrancar los “pellejos o padrastros”.

Las personas con abdomen prominente como las obesas, las embarazadas o con problemas de columna, deben ser asistidos por otras personas en el corte y aseo de las uñas, esto por la dificultad de flexionar la cintura para cortarse las uñas de forma correcta.

Lo mismo aplica para los adultos mayores, con capacidades diferentes o impedidos por alguna situación.

En caso de presentarse sangrado al momento del corte, lava muy bien la herida, y aplica sustancias bactericidas o microbicidas como lo son la Yodopolividonael (yodo), Cloruro de Benzalconio, Agua oxigenada o una Solución de Súper Oxidación.

Un excelente antiséptico, que además es económico y fácil de encontrar, es el agua oxigenada y puedes aplicarlo de forma inmediata en la herida y te aseguro que ésta no se va a infectar, siempre y cuando realices la higiene correcta.

Una uña encarnada puede ser un gran problema si no se atiende a tiempo. En México la mayoría de las personas que se anuncian como podólogos, no son médicos, son personal técnico capacitado en la atención de problemas simples de los pies. Al no ser médicos, no pueden prescribir antibióticos, pues éstos sólo se surten en las farmacias con receta médica. La mejor forma de saber quién es el que te atiende es revisando su cédula profesional en la página de la Secretaría de Educación.

Recuerda, los pies también son importantes ya que te llevan a donde tú quieras ir.

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de abril del 2025

 

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sábado, 1 de marzo de 2025

HIGADO GRASO

El hígado graso, o esteatosis hepática, es una enfermedad asintomática en sus etapas iniciales, la cual es cada vez más frecuente por su asociación a la obesidad.

Pero antes de hablar de esta enfermedad, conozcamos al hígado.

El hígado es una glándula mixta que tiene funciones tanto endocrinas como exocrinas; es la más grande del cuerpo, la cual se encuentra situada en la parte superior derecha del abdomen, debajo del diafragma y por encima del riñón derecho y los intestinos. Está formado por dos lóbulos, el derecho y el izquierdo, que a su vez están conformados por miles de lobulillos o tubos que se van conectando a otros más grandes para formar el conducto hepático común. Este conducto hepático, transporta la bilis hacia le vesícula biliar y el duodeno.

 El hígado es un órgano de color marrón rojizo que tiene múltiples funciones que permiten el desarrollo armonioso de nuestro organismo preservando la salud.

Dicho órgano se encarga de producir y transportar la bilis, misma que forma parte de los jugos gástricos que se utilizan para digerir los alimentos. La bilis debe su color amarillo a la bilirrubina que es producto de la desintegración de los glóbulos rojos.

También metaboliza los carbohidratos, grasas (lípidos) y proteínas del cuerpo para convertirlos en energía.

Además, tiene funciones de almacenamiento del hierro, glucógeno y vitaminas. De igual forma, sintetiza la urea a partir del amonio.

Como podremos observar, el hígado tiene importantes funciones de desintoxicación, desecho y productor de energía en nuestro cuerpo.

El hígado graso, afectación que sufre este órgano, se presenta por la acumulación de células grasas en el hígado que le causan una inflamación crónica que puede condicionar endurecimiento del mismo y producir enfermedades como la cirrosis, fibrosis o tumores hepáticos.

Puede ser de origen alcohólico (por el consumo en exceso de alcohol), o bien, o no alcohólico.

Cómo ya mencioné, al principio el hígado graso es asintomático, pero con el paso del tiempo puede presentar síntomas sutiles como dolor abdominal leve y cansancio.

Su diagnóstico habitualmente es fortuito y se realiza con ultrasonido abdominal, aunque también, la alteración de las funciones hepáticas por elevación de transaminasas y bilirrubinas nos pueden hacer sospechar de su presencia.

Las transaminasas o aminotrasferasas, son enzimas que se encuentran en el hígado, los músculos, los riñones y el corazón. Su función es transferir un grupo amino de una molécula a otra. El hígado utiliza las transaminasas para sintetizar y descomponer aminoácidos, con la función principal de convertir moléculas para el almacenamiento de energía. Las concentraciones de estas enzimas en sangre son generalmente bajas, pero ante ciertas patologías pueden aumentar y servir como marcador para el diagnóstico temprano.

Existen condiciones de salud que se asocian con la presencia del hígado graso como lo es la obesidad, diabetes mellitus, dislipidemia metabólica relacionada con los lípidos y colesterol, pérdida rápida de peso, el uso de ciertos medicamentos (como los glucocorticoides o cortisonas) y/o la exposición a petroquímicos.

La clasificación de Brunt, es una escala que se utiliza para catalogar el hígado graso en base a la presencia de grasa, la inflamación hepática y la fibrosis hepática.

Tomando como parámetro la presencia de grasa (esteatosis) se clasifica en Grado 0 (no esteatosis), Grado 1 (menos del 33 por ciento), Grado 2 (del 33 al 66 por ciento) y Grado 3 (más del 66 por ciento).

Mientras más alto es el grado, mayor inflamación y en consecuencia mayor riesgo de fibrosis o endurecimiento del hígado, mismo que provoca una disminución de sus funciones.

Hecho el diagnóstico, es de suma importancia modificar el estilo de vida y los hábitos alimenticios a fin de tratar de revertir este problema.

Se recomienda bajar de peso con una dieta balanceada, baja en grasas de origen animal y carbohidratos, ejercicio aeróbico ininterrumpido por 30 minutos como mínimo, todos los días. Mejorar los niveles de colesterol, glucosa y la presión arterial, así como evitar el consumo de bebidas alcohólicas o altas en azúcares, y medicamentos como los esteroides.

Existen sustancias que pueden coadyuvar en el tratamiento del hígado graso como la silimarina, también llamada silibinina o la ademetionina, fármacos que bloquean la captación de sustancias tóxicas (como amatoxina, que es la principal toxina de Amanita phalloides) por las células del hígado, consiguiendo la reducción de la concentración de sustancias tóxicas en las células hepáticas y, por tanto, su toxicidad.

Cabe recalcar que estas sustancias ayudan, pero no son mágicas y es totalmente necesario cambiar hábitos alimenticios y evitar el sedentarismo, pues de lo contrario, aun utilizando estos medicamentos, la enfermedad puede seguir aumentando, provocando inflamación crónica y fibrosis que pueden derivar en las enfermedades hepáticas ya mencionadas previamente (cirrosis, fibrosis o tumores hepáticos), que a su vez derivan en una insuficiencia hepática, la cual es una etapa terminal en la que el hígado falla presentando elevación de la bilirrubina y transaminasas, así como trastornos de coagulación.

También se puede presentar una hipertensión portal (aumento de la presión en la vena porta, que es una vena que pasa por el hígado) y que a su vez condiciona várices esofágicas que al romperse causan sangrado de tubo digestivo alto.

Si tienes sobrepeso u obesidad, malos hábitos alimenticios, enfermedades crónico degenerativas como la diabetes o hipertensión arterial, ingesta de alcohol, es importante acudir a una revisión médica preventiva, que implicará la realización de estudios de laboratorio y ultrasonido abdominal.

 

Recuerda, más vale una detección oportuna que una complicación irreversible ¡Acude a tu médico!

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de marzo del 2025

 

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sábado, 1 de febrero de 2025

APENDICITIS

En este año, la enfermedad que más se ha buscado por la web es la APENDICITIS, urgencia quirúrgica que de no ser atendida a tiempo o al ser mal diagnosticada y en consecuencia mal tratada, puede causar la muerte.

Tenía 18 años de edad y cursaba el 1er año de la carrera de medicina, misma que estudié en la Universidad Autónoma de Yucatán, UADY por sus siglas, cuando una mañana desperté con dolores abdominales intensos que no cedieron a la ingesta de analgésicos (autoprescritos) y que por el contrario iban en incremento, en intensidad y duración. El diagnóstico final: APENDICITIS, de la cual afortunadamente sólo tengo una fea cicatriz.

¿Qué es la APENDICITIS?

Es una inflamación del apéndice cecal o vermiforme el cual es un órgano en forma de dedo que se encuentra en la primera parte del intestino grueso, cerca del final del intestino delgado, localizado la parte inferior derecha del abdomen.

El apéndice es un órgano tubular que se encuentra en el intestino grueso que produce y protege bacterias buenas (microbiota intestinal), además participa en la producción de anticuerpos como parte de la función del sistema inmunitario.

¿Cómo se produce la APENDICITIS?

La APENDICITIS se produce cuando se obstruye la luz apendicular, lo que provoca un aumento de la presión interna del apéndice. Esto se debe a la acumulación de moco y a la poca elasticidad de la serosa. Esta obstrucción también se puede originar por la presencia de fecalitos (fragmentos de heces duras que pueden causar obstrucción), lombrices (como el oxiuro y áscaris) o semillas según refieren estudios de investigación realizados.

¿En quién es más común la APENDICITIS?

La apendicitis es más común en personas entre los 10 y los 30 años de edad. Sin embargo, puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque en niños pequeños es más difícil de diagnosticar clínicamente.

¿Cuáles son los síntomas de la APENDICITIS?

  • Dolor abdominal, que puede ser repentino y comenzar en el ombligo o en el lado derecho del abdomen, siendo éste el síntoma más común de la apendicitis.
  • Dolor que empeora al toser, caminar, realizar otros movimientos bruscos o maniobras de valsalva como lo es pujar.
  • Náuseas y vómitos.
  • Pérdida de apetito.
  • Fiebre baja (febrícula) que puede aumentar a medida que empeora la enfermedad.
  • GasesEstreñimiento o diarrea
  • Distensión o inflamación del estómago y del área abdominal.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de APENDICITIS?

En pacientes que no han tomado medicamentos y con los síntomas arriba descritos, el médico puede establecer un diagnóstico presuntivo con la exploración clínica. Este diagnóstico lo confirma con la realización de estudios de laboratorio (sangre y orina), así como Ultrasonido abdominal o Tomografía computarizada. Este último estudio se realiza en casos complicados o enmascarados.

Debido a la cultura de automedicación y a la disponibilidad de medicamentos de libre venta en nuestro país, el diagnóstico puede ser más complicado ya que el estar tomando analgésicos e incluso antibióticos, se pueden enmascarar o borrar los síntomas iniciales, hasta que llegue el punto de que se presente una complicación que evidencie la enfermedad, pero poniendo en riesgo la vida.

¿Cuáles son las complicaciones de la APENDICITIS?

Entre las más comunes se encuentra la PERITONITIS y el ABCESO APENDICULAR.

La Peritonitis es una infección grave que se propaga en el abdomen y se produce cuando el apéndice se perfora y libera bacterias en la cavidad abdominal.

El Absceso Apendicular es una acumulación de pus que se forma en el abdomen y se trata drenando el absceso con una sonda y aplicando antibióticos en un período de hospitalización. Una vez que la infección haya desaparecido, se extirpa el apéndice.

Mientras más avanzada o complicada se encuentre la APENDICITIS, mayor es el riesgo de complicaciones postquirúrgicas, como la dehiscencia por infección de la herida o incisión quirúrgica, absceso intraperitoneal, hemorragias, obstrucción intestinal, fístulas estercoráceas (conexión anormal entre el intestino grueso y la piel que permite que las heces salgan al exterior) o evisceración o eventración (salida de los intestinos fuera del abdomen por la herida quirúrgica).

¿Cuál es el tratamiento de la APENDICITIS?

El tratamiento es exclusivamente quirúrgico. La APENDICITIS no se cura tomando únicamente antibióticos. El uso de éstos en etapas iniciales o por autoprescripción sólo complicará la enfermedad y retrasará su correcto diagnóstico.

Las apendicectomías (cirugías por apendicitis) en la actualidad se realizan con procedimientos quirúrgicos laparoscópicos, que favorecen una rápida recuperación y una cicatriz mínima. Sin embargo, se debe tener en cuenta que una cirugía laparoscópica puede terminar en cirugía abierta, dependiendo de las complicaciones encontradas.

Cuando la apendicitis se trata adecuada y oportunamente, la recuperación es rápida y se pueden retornar a las actividades en 2 a 4 semanas dependiendo del caso.

Recuerda que el diagnóstico oportuno favorece una cirugía con menos riesgo y una pronta recuperación.

No te automediques y mucho menos le des medicamentos a niños pequeños cuando existe dolor abdominal. Es necesaria la valoración de un médico.

 

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de febrero del 2025

 

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miércoles, 1 de enero de 2025

HERIDAS

Es muy común hacerse heridas y lesiones durante la cotidianidad de la vida. En el hogar, en el trabajo, en lugares de esparcimiento, en el campo. En todos lados podemos sufrirlas.

Un aliado que nos protege de las lesiones es la piel, órgano vivo, flexible, resistente, impermeable y con capacidad de regenerarse.  

En una persona adulta que se encuentra con un índice de masa corporal adecuado (que no tiene sobrepeso u obesidad), la piel tiene una superficie aproximada de 2 metros cuadrados con un peso variable entre 3.5 a 5 kilogramos dependiendo del género. La piel más gruesa y resistente se encuentra en las palmas de las manos y las plantas de los pies. En estas zonas, la epidermis, la capa más externa de la piel, puede llegar a tener un espesor de 1 a 5 mm, mientras que en el resto del cuerpo es de alrededor de 0,1mm.

La piel de otras zonas, como la cara, los pliegues y las zonas de flexión y extensión, es más fina. La piel que rodea los ojos es especialmente delicada y necesita un cuidado apropiado.

También en nuestro organismo contamos con otra barrera de protección, la cual recubre los órganos internos y los orificios del cuerpo. Este recubrimiento de tejido húmedo se conoce como mucosa, mismo que se encuentra en las cavidades y conductos como la nariz, la boca, los pulmones, el tracto digestivo, las vías urinarias y genitales. Su función es proteger y secretar mucosidad, un líquido espeso y resbaloso que las mantiene húmedas.

Una herida se define como un daño a la piel o mucosa que provoca una solución de continuidad, causada por accidentes, caídas, golpes, quemaduras, armas u otras circunstancias. Las heridas también pueden ser causadas por procedimientos médicos, tumores o crecimientos, presión o compresión en áreas óseas.

Las heridas llegan a considerarse graves dependiendo de su profundidad, extensión, localización, suciedad, cuerpos extraños o signos de infección.

Al ser vulnerada la defensa protectora de nuestro cuerpo, se expone el tejido vivo a la entrada de bacterias y hongos. Estos últimos pueden entrar en la piel de varias maneras: por contacto directo (Al entrar en contacto con personas o mascotas infectadas) o por contacto indirecto (Al entrar en contacto con elementos como por ejemplo máquinas para cortar el cabello, cabello de personas infectadas, duchas o pisos de duchas, zapatos, calcetines, etcétera).

Con respecto a las bacterias, éstas pueden causar infecciones en la piel, ya sea en un plano superficial o bien, afectar capas más profundas.

Las bacterias más comunes que causan infecciones en la piel son los estafilococos y los estreptococos.

La mayoría de las veces, las bacterias que se encuentran en la piel como parte de la microbiota normal, no provocan problemas o causan infecciones relativamente menores. Sin embargo, algunas bacterias pueden provocar infecciones cutáneas, como el impétigo, la foliculitis, la forunculosis, el ántrax, los abscesos cutáneos, la celulitis y la erisipela,  sin necesidad de una herida evidente.

Ya sabiendo todo esto ¿Qué debo hacer si sufro una herida?

Para tratar heridas en la piel, puedes seguir lo siguiente:

Lava las heridas con agua y jabón o un limpiador antibacteriano para evitar infecciones de manera inicial.

Las heridas en úlceras venosas, heridas crónicas como las del pie diabético, quemaduras superficiales de primer y segundo grados, entre otras lesiones graves, no deben limpiarse con jabón, alcohol, agua oxigenada o inyectable, porque retrasan el proceso de cicatrización debido a que provocan daño celular en la piel.

No es recomendable aplicar alcohol directamente a las heridas, pues independientemente del ardor que causa, no elimina las bacterias, únicamente destruye la capa protectora de muchas de éstas. Es mucho más efectiva el agua oxigenada o las sustancias antisépticas que contienen Hipoclorito de sodio, Ácido hipocloroso, Cloro libre, Agua superoxidada y Oxígeno entre otros.

En algunos lugares se suele aplicar el jugo de cítricos, en especial el limón como sustancia antibacterial. Esta práctica puede ser útil como medida emergente ya que la vitamina C presente en los limones, estimula a que el sistema de defensa de nuestro cuerpo cure las heridas más rápido. Además, este importante nutriente es fundamental para proteger los tejidos, desinflamar las lesiones y golpes.

La violeta de genciana es un colorante antiséptico que se usa en las comunidades rurales para tratar heridas, quemaduras, infecciones orales, y algunas lesiones cutáneas. Su uso en la actualidad es poco común, además de que dificulta la vigilancia de la evolución de la lesión, pues su color azul no permite ver uno de los datos de infección inicial en las lesiones como lo es el rubor (enrojecimiento).

El Benzalconio, conocido comercialmente como Merthiolate o Mertodol se usa de manera tópica como antiséptico y desinfectante. Actualmente su uso es en menor porcentaje debido al ardor que causa su aplicación y ha sido reemplazado por las soluciones antisépticas comerciales (con los componentes ya comentados) que no producen ardor.

Por tradición cultural se utilizan cataplasmas (tópico de consistencia blanda que se aplica para efectos medicinales), que en muchas ocasiones son más perjudiciales que benéficos. Entre las sustancias que se encuentran como cataplasmas tenemos el café en polvo, excremento de paloma u otros animales, aloe vera, corteza y hojas de árboles, barro y muchos otros dependiendo del área geográfica. Está práctica no es recomendable.

Después de lavar la herida, se debe detener el sangrado. Esto se realiza haciendo compresión suave con una venda, tela limpia o gasas. Se recomienda aplicar presión directa y constante durante 15 minutos, además de elevar la zona. Es importante resistir la necesidad de mirar la herida después de unos minutos para ver si el sangrado se ha detenido, ya que al hacer esto, el flujo de sangre rompe el coagulo formado y el sangrado se vuelve activo.

Si la sangre emana de la herida de forma continua, hablamos de un sangrado venoso que puede ser controlado con compresión. Por el contrario, si el sangrado se presenta de manera pulsátil, nos habla de un sangrado arterial que amerita compresión con vendaje en lo que se recibe lo más pronto posible atención médica. No es recomendable el uso de torniquetes si no se tiene preparación o experiencia para hacerlo.

Es importante evaluar la longitud y profundidad de la lesión, su tipo de sangrado (arterial o venoso) y la parte del cuerpo lesionada, para determinar si necesita atención médica inmediata o puede tratarse de manera ambulatoria (en el hogar o donde se encuentre la persona).

Dependiendo de su longitud o profundidad puede necesitar puntos de sutura que ayuden a una pronta mejoría. Una herida con más de 6 horas de evolución (tiempo que ha pasado desde que se produjo) NO SE DEBE SUTURAR, pues tiene un gran riesgo de dehiscencia o infección.

Así mismo, durante el proceso de cicatrización, se debe observar el color, la temperatura o el aumento del volumen de la herida (rubor, calor, dolor) como datos de infección para acudir a valoración médica inmediata.

Existe la creencia de que ciertos alimentos retardan la curación de las heridas, como el frijol, huevo, chile, leche entre otros, pero esto no es así.

Los alimentos que pueden retrasar la cicatrización son aquellos que contienen altas cantidades de grasas, azúcar y sal, y que tienen bajo contenido de nutrientes, por lo que se recomienda una alimentación sana y balanceada.

Un aspecto fundamental para la curación o cicatrización de las heridas es el sistema inmunológico.

Por lo general, los pacientes diabéticos, oncológicos, asmáticos, renales, con uso crónico de esteroides o depresores del sistema inmunológico, tienen un riesgo elevado de complicación o retardo en la curación de las heridas. Por eso es necesario informar al médico tratante de las condiciones de salud o medicamentos utilizados, a fin de recibir indicaciones médicas que favorezcan la sanación.

En síntesis, es imprescindible tener en casa un botiquín de primeros auxilios que nos permita atender de manera inmediata las heridas. Así como evaluar una pronta atención médica dependiendo de las características de la lesión y sobre todo ¡No ahorrar en salud!

Más vale una atención oportuna que una complicación que afecte nuestra economía, nuestra capacidad física o incluso nuestra vida.


Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas

Especialista en Medicina Familiar

 

Cancún, Quintana Roo, México. 01 de Enero del 2025

 

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