viernes, 2 de enero de 2015

Adicción a las Redes Sociales

Hace algunos años era impensable que todo se pudiera solucionar con un Smartphone, una Tablet o una computadora. Ahora es casi imposible (para muchos, entre los que me encuentro yo) salir a la calle sin teléfono.

Sin embargo, como decía mi papá: Todo exceso es malo, pero que nadie te cuente lo que es la vida sin haberla vivido. 

En la actualidad, la gran mayoría de las personas nos hemos convertido en dependientes de la tecnología; o lo que es lo mismo, la tecnología ha vuelto adictos a muchos de sus usuarios.

Es increíble ver como algo que se hizo para facilitar la comunicación entre personas lejanas geográficamente y minimizar así la distancia física, tenga como efecto paralelo separar y crear distancia virtual  entre personas que pueden estar en una convivencia íntima y cercana.

¿Qué quiero decir con esto? Que la tecnología ha venido a sustituir las pláticas familiares y con ello a debilitar las relaciones interpersonales.

Es una escena muy común ver en restaurantes, reuniones sociales, familiares e incluso laborales a más de una persona que se encuentra aislada con el escudo mágico que le brindan las redes sociales. Los vemos reírse solos, inclinando el cuello en  un ángulo de casi 60 grados, con las dos manos en el celular o la Tablet, sin despegar la mirada de la pantalla. Otra imagen que se ha vuelto parte de nuestro entorno social es ver a las personas caminando por las calles sin percatarse de lo que sucede a su alrededor por estar abstraídos totalmente en su celular.

Cuando niño, al salir en carretera me encantaba ver el paisaje que iba pasando frente a mis ojos, los animales, los árboles,  la gente en los poblados, veía el cielo y formaba imágenes con las nubes; podía percibir los olores y los sonidos del ambiente.  Ahora, los más jóvenes de la familia (y algunos no tan jóvenes), viajan viendo sus aparatos electrónicos ajenos al exterior.

La tecnología es una excelente herramienta para facilitar la vida cotidiana, que puede ser un arma poderosa, pero también peligrosa. El problema es el exceso que conlleva a  no  respetar las reglas básicas de cortesía y convivencia en la sociedad.

En más de una ocasión he recibido reclamos de mi esposa cuando nos encontramos platicando y de repente el Smartphone suena y automáticamente miro el aparato, distrayendo mi atención de la charla que con ella sostengo ¿Es falta de interés? Claro que no, simple y sencillamente se ha vuelto un reflejo esclavizante atender el celular de forma inmediata.

Les presumo que pertenezco a una red social en donde tengo más de 750 contactos, de los cuales conozco en persona a la gran mayoría y me asombra ver lo que publican en sus muros, sus estados de ánimo, sus alegrías, sus tristezas, sus problemas, su ego enaltecido, su angustia. Y me sorprende porque en persona, algunos de estos contactos no son capaces de expresar sus sentimientos de viva voz a su familia o amistades más cercanas.

Dicen que la red social aguanta todo lo que le pongas, lo cual es un dicho muy cierto, pues  muchas personas demuestran un proceder diferente a lo que publican. Lo verdaderamente interesante es tener congruencia  entre el vivir y el pensar y que lo que compartas en las redes sociales sean pensamientos y sentimientos que reflejen tu conducta habitual porque así es tu forma de ser.

Otro aspecto que debemos tener presente es que los usuarios tenemos derecho al respeto y la libertad de expresión. Las redes sociales son como una gran avenida en la cual todos transitamos en igualdad de condiciones, por tal motivo es importante no olvidar que somos seres únicos y distintos a los demás.

Para que la tecnología brinde más bondades que defectos, en las familias como en los grupos sociales se deben establecer reglas para el uso de los aparatos electrónicos y redes sociales  con la finalidad de evitar el distanciamiento de las relaciones interpersonales y propiciar la interacción directa.

Sin duda, estamos inmersos en un mundo en el que los avances tecnológicos se suscitan a pasos agigantados y acaparan nuestra atención e interés por estar presentes en las redes sociales. Sin embargo, esta situación tan característica de la sociedad actual, afecta de manera tácita y contundente a la familia. Es por ello que debemos darle un uso responsable y adecuado a los aparatos electrónicos para preservar la cohesión familiar.   

A continuación les presento algunas sugerencias que pueden resultar de gran utilidad:

-Evitar usar el celular a la hora de los alimentos. Apaguen todo, incluyendo el televisor. Las mejores pláticas y confidencias familiares se pueden obtener a la hora de compartir los alimentos.

-No navegues en el ciberespacio por más de una hora continua. Mucho menos lo hagas si hay visitas en casa.

-Respeta tus horas de sueño, que por estar atento a las redes sociales las vas disminuyendo. Recuerda que como mínimo debes dormir 6 horas al día. No hacerlo provoca serios perjuicios a tu salud y a tu desempeño diario.

-No usar el celular cuando manejas. Muchos anuncios sobre esto, sin embargo los accidentes viales siguen en aumento por esta causa. No te distraigas mientras conduces. Esto puede ser mortal.

-En reuniones sociales,  el navegar por la red te permite compartir con amigos lejanos el feliz presente que vives. Pero no olvides que las reuniones son para eso, para reunirse y convivir con los invitados.

-En tu trabajo, en tu escuela, en tu servicio religioso, concéntrate en lo que estás haciendo. Mantén apagado tu celular o aparato electrónico, es la mejor forma que existe para no distraerse. Ya tendrás tiempo de averiguar qué pasa.

Y como los puntos anteriores, tú mismo puedes establecer reglas personales que te permitan vivir y convivir con tu entorno.

La adicción a las redes sociales existe, es un problema real, no es un término acuñado en el chat. Genera ansiedad, disfunción familiar, separación, aislamiento. No permitas que tu vida se vuelva dependiente de las redes sociales. Aprovéchalas, úsalas, sácales provecho, pero no permitas que la adicción  cambie tu vida.

Más vale tener un amigo cercano con quien dialogar que muchos ciberamigos que sólo darán un like a tus pensamientos o sentimientos sin profundizar en la realidad de tu ser.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Enero del 2015