jueves, 1 de mayo de 2014

Felicidad

¿Qué es la felicidad?  Acaso la felicidad, ¿es un sentimiento, un estado o una decisión? Esto va a depender de cada individuo y de la forma como quiera aplicarlo en su vida. Sin embargo, lo verdaderamente importante es que el ser humano necesita estar feliz para sentirse pleno.

Escuché de una paciente mayor la siguiente frase: ¡No permitas que un pasado que aceptaste, lastime tu futuro! Resulta que uno de sus hijos se casó con una mujer que ya tenía un bebé, a quien  él acepto como propio y el cual ha crecido con amor. Pero el día de hoy, tiene miedo de que el niño se entere  que no es su verdadero padre y no quiere que se sepa esta situación, aunque el resto de los familiares lo sabe. Cuenta con un buen trabajo que le permite tener una solvencia económica y también goza de unidad familiar, pero la sombra del pasado le agobia y no lo deja ser feliz.

En mi práctica profesional, después de estar atendiendo por mucho tiempo a las mismas personas, es fácil identificar los problemas familiares (crisis normativas y paranormativas) por los que atraviesan y que interactúan con su estado físico, desencadenando síntomas que no concuerdan con sus problemas de salud. En pocas palabras, puedo percibir que tienen un problema que probablemente no es físico.

Es común escuchar quejas sobre la economía, la inseguridad, la falta de oportunidades, el desempleo  y muchas otras cosas que son parte de la vida y que causan infelicidad en las personas. ¿Podemos cambiarlo? Tal vez sí hay situaciones que están en nuestras manos poder mejorar, pero también hay otras en las que no depende de nosotros generar este cambio. Sin embargo, lo que sí queda claro es que  no podemos vivir quejándonos de lo mal que está la vida. Aun tenemos un cielo y un sol que admirar por las mañanas, un aire que respirar.

Sin el afán de subestimar tus vivencias, cuando crees que en la vida te va mal, sólo mira a tu alrededor y te encontrarás con personas en peor situación que la tuya. Las desgracias de los demás no nos deben confortar, sino que más bien deben  hacer que valoremos lo que tenemos y le demos más importancia en lugar de estarnos quejando por lo adverso o lo que no tenemos.

En la actualidad la inconformidad es parte de la vida diaria. Quieres tener el teléfono más nuevo o el que tiene tu amigo, la tablet de última generación, el auto último modelo, la ropa de marca, etc. Es cierto que las comodidades hacen la vida más amena, pero no es sinónimo de felicidad. El tener muchas cosas, como una casa, un auto, un buen trabajo, la mejor ropa, los mejores perfumes, lo más avanzado de la tecnología; no te asegura ser feliz. Y tristemente nos damos cuenta que para muchas personas el bienestar está en relación a cosas materiales, sin enfocarse en el fortalecimiento de las relaciones intrafamiliares o interpersonales. Es ahí en donde radica la verdadera riqueza del hombre. Cuando nos preocupamos de lo material y no nos ocupamos de lo sentimental perdemos tiempo invaluable que en muchas ocasiones es difícil de recuperar. Lo material es efímero, transitorio, caducable. Las relaciones son duraderas si las sabemos preservar. Un claro ejemplo de esto sucede en las parejas de esposos, pues uno de los principales errores que comenten los matrimonios es interponer a sus hijos en su relación esponsal, convirtiéndolos en algo prioritario y el principal motivo de su vida. Pero como parte del ciclo familiar, los hijos tienen que emigrar del hogar, quedando los padres como al inicio de su  relación marital, ¡solos! Es entonces cuando vienen las crisis plateadas (en alusión a las canas), pues la relación de los esposos se debilitó al interponer a los hijos, pero al irse los hijos, la relación de pareja es muy difícil de retomar, situación que se complica con la menopausia, la cesantía,  el retiro y  las dificultades económicas.

Si por las mañanas al levantarte dices: ¡Qué flojera y tengo que trabajar!, ten por seguro que ese va a ser un día muy pesado. Por el contrario, si al levantarte, te regalas 1 minuto para asomarte por la ventana y ver el esplendor del amanecer o te paras frente al espejo y dices: ¡Hoy es un excelente día y va a estar súper!, te aseguro, sin temor a equivocarme, que así será. Y aunque en el transcurso del día se presenten dificultades, son pruebas que deberás afrontar con optimismo para que  al final de la jornada te sientas satisfecho y recuerdes las muchas cosas buenas que hiciste o recibiste. Si de plano el día tuvo muchos problemas, cuando reflexiones antes de dormir piensa que mañana será un día mejor y eso te dará tranquilidad. Todo es cuestión de vencer la negatividad que nos convierte día a día en seres inconformes, tristes o molestos con la vida.

En cierta ocasión iba conduciendo y me tocó hacer alto. El taxi que venía detrás de mi tuvo que frenar de repente pues no bajó su velocidad y no guardó su distancia. Afortunadamente no me impactó,  pudiendo evitar el golpe. ¿Cuál debió haber  sido mi actitud? ¿Insultar al taxista y recriminarle su imprudencia al conducir? O pensar: ¡qué bueno que no chocó contra mí, alguien pudo haberse lastimado y además, aunque yo no tuviera la culpa, también hubiese tenido un costo a mi bolsillo! Mi reacción dependerá de la actitud con la que afronte la situación.

¿En cuántas ocasiones te has encontrando (o tal vez tu mismo) a gente recriminando a otra por sus impericias, falta de respeto o descuidos? Seguramente en muchas. Pero en realidad, ¿se tiene la calidad moral de hacer reclamos? Todos cometemos errores, todos estamos expuestos. Luego entonces, no desperdiciemos tiempo y energía en enojos. Además, lo que nosotros como adultos hacemos, es un modelo de conducta que los niños adquieren y repiten. Seamos responsables en nuestro actuar, pues sin darnos cuenta, con nuestras actitudes preservamos la conducta equivocada que nos impide ser felices.

Leí en un pequeño libro (no recuerdo el nombre del autor) una frase que me conmovió y que les comparto: No des trascendencia a comentarios desagradables a tu persona, simplemente vive de tal manera que nadie los crea. Y es que debemos tener congruencia en nuestro decir y nuestro actuar. No te aflijas por lo que digan de ti, más bien preocúpate por lo que PIENSAS DE TI MISMO.

Dice una canción del cantautor mexicano José María Napoleón: NADA TE LLEVARÁS CUANDO TE MARCHES, CUANDO SE ACERQUE EL DIA DE TU FINAL, VIVE FELIZ AHORA MIENTRAS PUEDES, TAL VEZ MAÑANA NO TENGAS TIEMPO PARA SENTIRTE DESPERTAR. La canción se llama VIVE


La felicidad es un sentimiento, efectivamente, que nosotros mismos nos encargamos de construir cuando tenemos pensamientos y actitudes positivas.  No añores lo que no tienes, lo que tuviste o lo que algún día quizá tendrás. Mejor disfruta lo que tienes, lo que eres y de los que te rodean. En muchas ocasiones la felicidad la encontramos en las cosas más pequeñas y a nuestro alcance.

Está comprobado científicamente que las personas que no son felices son más susceptibles de padecer enfermedades porque su estado inmunológico se deprime (bajan sus defensas). Pero también es cierto que no todas las personas que están enfermas son infelices. Todo es cuestión de actitud.

Mi consejo: Sé feliz y haz feliz a los que te rodean.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas

Cancún, Quintana Roo, México. Mayo del 2014


EDITORIALES ANTERIORES

Visita: www.cbaquedano.com.mx